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Propuesta gastronomica Bogotá Región


Enviado por   •  12 de Marzo de 2018  •  Documentos de Investigación  •  9.120 Palabras (37 Páginas)  •  126 Visitas

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Universidad Central

Vicerrectoría Académica

Programa Cursos de Contexto

Grupo de Investigaciones en Patrimonio Cultural e Historia - GUPAHI

Proyecto Inventario Gastronómico de Bogotá Región

I Antecedentes

En la historia y las prácticas culturales asociadas a la artesanía y a los artesanos de Bogotá, desde la configuración como villa neogradina en el siglo XVI y, luego, como pueblo-ciudad en la última década del siglo XIX, tiene que ver con el proceso de desarrollo de las actividades artesanales en el barrio-parroquia de Las Nieves a lo largo de más de cuatrocientos años (400), es decir, con el mismo devenir histórico de Bogotá desde el momento de su fundación como posición española y colonial.

El carácter colonial y neocolonial del asentamiento de Bogotá, prácticamente ha marcado su devenir histórico conurbado bajo la premisa de una “ciudad” más parecida a otras ciudades que así misma, puesto que la imitación y mala copia de su planteamiento urbano, administrativo, arquitectónico y de vida ciudadana, la han convertido en un montón de cemento, de basuras, de pobres y de indigentes, más semejante a un gran simulacro urbano, en franca decadencia.

Desde los mismos tiempos coloniales, la dirigencia y las elites trataron de convertirla en una instalación de poblamiento humano a imagen y semejanza de las villas españolas, luego de las ciudades europeas y norteamericanas, en todos los casos, a espaldas de  un modelo de habitad para la vida en común. Un asentamiento “blanco” y luego mestizo que borraría del todo a su población indígena y que, al mismo tiempo, invisibilizaría a la cuantiosa población afrodescendiente por más de cuatrocientos años, algo así, no podría llamarse ciudad, si es que entendemos por ciudad un “proyecto de Vida en Común” (Martorell 2009).

La limitación de las elites nacional y bogotana, que han sido históricamente incapaces siquiera de modelarla y de administrarla, por lo menos como una ciudad genuinamente burguesa y moderna, han demostrado su falta de voluntad y la incompetencia para gestionarla, confirmando una vez más que el único interés ha sido aprovecharse de puestos burocráticos y de cuantiosos recursos públicos. El paso por la administración de la Ciudad, de técnicos capaces como Gaitán Cortes, Virgilio Barco y Antanas Mockus, no fue suficiente para lograr consolidar unas prácticas de Estado con soluciones de continuidad y mucho menos conseguir la formación de una ciudadanía activa.

Lamentable lo que ha sucedido en las últimas tres (3) administraciones de politiqueros y de oportunistas que, bajo la fachada de una retórica de “izquierda” y populista, terminaron por alzarse con los recursos públicos, y brillaran por su insolvencia intelectual, inutilidad y proclividad a la corrupción. Nunca antes habían proliferado tantas organizaciones no gubernamentales (ONGs) de bolsillo en la ciudad, para capturar los recursos públicos.  

De la Ciudad administrada por ONGs de bolsillo para hacerse a los recursos públicos y con ello dedicarse al proselitismo político, transitamos a la Ciudad de los grandes consorcios urbanos y de los capitalistas del suelo, de modo que no hay muchas diferencias, porque finalmente la gran lesionada es la Ciudad y sus recursos públicos. El paso de la Ciudad gobernada por la chabacanería y el mal gusto, a la Ciudad aséptica (inodora, inolora e insabora) no hay mucha diferencia porque se trata de los dos extremos (que siempre terminan uniéndose) de una misma línea, cual es, el triunfo de lo irracional dentro de la racionalidad de las administraciones inútiles para moradores, igualmente irracionales gobernados por el fervor de las redes sociales, el internet, los realitis y el espectáculo futbolístico.

Esta irracional dentro de la racionalidad de las administraciones inútiles es toda una mentalidad paralizante  alrededor de los temas públicos, ciudadanos  y de Ciudad que comenzó a tomar fuerza en América Latina,  con estados populares degenerados autoritarios como Cuba y el clan de la familia Castro, en Venezuela con el triunfo del “chavismo” y que se propagaría por América Latina, permeando a izquierdas populistas, lo mismo que  a las  derechas y llegaría a Colombia en la última década del siglo XX, activada por el narcotráfico y por los dos (2) extremos de los violentos armados.

Hoy se encuentra sólidamente implantado en el País y en la ciudad Capital. Resulta difícil desentrañar las características y límites de un movimiento tan multiforme y aparentemente abierto como este; la imagen que estos nuevos “irracionalistas de la vida” dan de sí mismos es decididamente simpática, payasa y por el bien común, parece como si se estuviera ante una nueva concepción del mundo y de las relaciones sociales, radicalmente diferente a la gestada durante el siglo XVIII y de las que hoy todavía algunos nos alimentamos. Una imagen definitivamente salvacionista y redentora, la del líder y al mismo tiempo del caudillo que todo lo puede resolver.

Las alusiones de este “nuevo racionalismo irracional” al cambio de paradigma y la búsqueda de la “plena ciudadanía” dan qué pensar  si no fuera  cierto qué,  que al filo de la primera veintena del siglo XXI, se está gestando un nuevo tipo de fascismo que se ofrece alternativo, algo así como la revancha frustrada de los hijos de los “revolucionarios” de banderas encerradas que siguieron las emblemáticas figuras del che Guevara y al mismo tiempo James Dean, unos admiradores de los villancicos revolucionarios de la  “nueva traba cubana”,  y los otros, de los  gemidos de Julio Iglesias y de las canciones de ABA. Esta vez, bajo los adoquines con grafitis de “Viva Uribe”, las mascotas de playa, las camisetas de la selección nacional de fútbol, los letreros anti taurinos de niños despistados, que siquiera se incomodan con los Waunana de al lado, pidiendo limosna. Todo esto y mucho más, forma la escenografía, la tramoya de la “Bogotá Mejor para Todos”.

Pero en realidad no estamos ante nada nuevo. Este no es el destello de una nueva edad de oro marcada por la globalización, el internet o el mundo híper virtual, hipertecnológico y multiconectado, sino más bien, el aviso, el síntoma, reflejo terminal y agónico, del viejo orden, que los estalinismos y populismos no pudieron atajar y derrotar. El orden-mundo doblegado por el cambio climático global, los fundamentalismos religiosos, CNN, los reality, Discovery Chanell pero, principalmente, y sobre todo, el orden capitalista mundial, “blanco”, centroeuropeo, anglosajón y judío-cristiano.

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