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Trabajos analítico-simbóIicos


Enviado por   •  16 de Enero de 2012  •  Tesis  •  3.262 Palabras (14 Páginas)  •  336 Visitas

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INTRODUCCIÓN

En la actualidad, el conocimiento se perfila como el elemento que marca la diferencia entre la sociedades avanzadas y el resto, por tanto, inmersas en la denominada Economía del Conocimiento, las empresas, con el fin de seguir siendo competitivas en un entorno cada vez más incierto y complejo, están viéndose obligadas a gestionar dicho intangible, o lo que es lo mismo, a llevar a cabo un conjunto de actividades orientadas hacia la creación, la puesta en común, el intercambio y la aplicación de aquel conocimiento fundamental para la mejora de los resultados de la organización.

Siendo conscientes de que el principal creador y portador de este recurso son las personas, el factor humano está adquiriendo un valor diferencial y estratégico de gran relevancia, lo cual tiene implicancias significativas a la hora de definir y aplicar la política de gestión de personal.

Así desde la Dirección de Recursos Humanos se debe fortalecer la atracción, el desarrollo y la retención de un capital humano capaz de crear, aplicar y transmitir los conocimientos valiosos para la organización y todo ello hacerlo en línea con los objetivos del negocio.

Pero ¿cómo identifica la organización este tipo de capital? Es a través del análisis de las competencias de los sujetos que se desempeñan en la empresa.

Es por tal motivo, que el presente trabajo busca profundizar en el análisis de lo que son las competencias, cómo se pueden construir e implementar en la organización, y cuáles son las más requeridas actualmente. Este análisis se complementa con un caso de selección de personal por competencias.

LAS COMPETENCIAS

Los estudios de Taylor y en general, de todos los seguidores de la Organización Científica del Trabajo pusieron un gran énfasis en el estudio de la tarea; en la tarea y en el proceso mediante el cual esta se lleva a cabo.

El conocimiento de una actividad concreta dejó de ser un tema aislado de un grupo de maestros que enseñaban el oficio a aquellos aprendices que aceptaban en sus talleres. Se convirtió en objeto de estudio de analistas que descubrieron las características de los distintos trabajos, facilitaron el conocimiento general y lo que es más importante, facilitaron el aprendizaje al dividir la actividad en diferentes fases en las que se podían realizar mejoras. Se dejó de pensar que cada trabajo concreto solo podía ser abordado si se poseía cierta pericia innata y se reciba la instrucción mística del maestro.

El mejor conocimiento de las tareas y de los procesos dio paso a la tecnología y a los tecnólogos, y con ellos a la especialización y a la valorización del saber concreto: saber industrial, económico, social que se aplicaba y se aplica a distintas áreas de la organización actual (producción, finanzas, marketing, recursos humanos, etc.).

A diferencia de la máquina, que se desgasta paulatinamente, de la materia prima que se agota, de las patentes y derechos de autor que se hacen obsoletos, de la venta y del marketing estandarizado que quedan desfasados en poco tiempo, los conocimientos que se derivan del descubrimiento de nuevos vínculos entre las tecnologías, las necesidades de los consumidores y las posibilidades de las organizaciones, aumentan cada día. Persuadir a un gran número de consumidores de las virtudes de un producto, preparar cantidades de pedidos y responder a una elevada demanda, ya no es válido para mantener un nivel de producción estable o, al menos, no lo es de forma duradera. Ahora la venta requiere poseer un alto dominio sobre las necesidades del consumidor, saber encontrar nuevas aplicaciones para los productos, o saber descubrir espacios no atendidos.

La computadora, inicialmente pensada para su uso en grandes organizaciones, se ha incorporado como utensilio doméstico, convertido en ordenador personal. En los inicios de la industria informática, Thomas Watson, presidente y fundador de IBM, afirmaba que había un mercado mundial para unas cinco computadoras. Al iniciarse el siglo XXI se contabilizaron casi 270 millones de ordenadores conectados entre sí. La manifestación de Watson no se debió a su ingenuidad ni a una falta de perspectiva futura. A1 contrario, era extremadamente hábiI para reconocer oportunidades y adaptar la producción, como ocurrió en los años treinta cuando introdujo los ordenadores en la biblioteca pública de Nueva York, o cuando, años más tarde, se percató de que un programa, inicialmente pensado para cálculos astronómicos, era utilizado por varios comerciantes y rediseñó su trabajo para lograr una Iínea de productos para comercios. IBM ha sido una empresa pionera en los ordenadores personales y ahora 1o sigue siendo en Internet la afirmación de Watson era debida a que, hasta los años setenta, se pensaba que la informática iba a tener un desarrollo parecido al de la electricidad, que en los primeros años, cada fábrica, cada hospital , cada bloque de pisos debía tener su planta generadora, que habría de ser sustituida progresivamente por enganches a una macro central que suministrara energía a un alto número de usuarios.

A principios de los setenta se creía que era importante la capacidad de los ordenadores, y que el sector tendría que desarrollar grandes centros de cálculo a los que se colgarían multitud de usuarios con diferentes tipos de periféricos. Pero lo que ocurrió fue que los niños de diez a doce años comenzaron a utilizar los juegos de ordenador, con lo que pequeñas máquinas de poca potencia se introdujeron en los hogares y los padres empezaron a solicitar programas para ellos: se demandaba software más que capacidad y se comenzaron a desarrollar los ordenadores personales.

La interacción entre sectores, la tipología del trabajo, la capacidad y las exigencias del consumidor están provocando un cambio de criterios, de forma que ya no podemos hablar de trabajadores de tal o cual industria, o tal o cual sector, como elementos que los diferencia. Ahora las empresas se desplazan a aquellos lugares donde pueden encontrar mejores condiciones de producción, y los trabajadores se desplazan a aquellos lugares donde pueden encontrar mejores condiciones laborales y de estabilidad social. El concepto producto nacional ha perdido sentido, como lo están perdiendo el concepto de industria o de sector. Ahora la actividad laboral la podríamos agrupar en tres grandes categorías:

Trabajos de repetición

Se trata de tareas rutinarias para cuya realización basta con una educación estándar o un entrenamiento que aporte habilidad para su realización. Normalmente, se realizan junto a otras personas que cumplen la misma

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