El Hombre En Busca Del Sentido - Viktor Frankl
GabbyAnabel2 de Mayo de 2013
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Cuenta la vida del escritor Viktor E. Frankl en los campos de concentración de los Nazis. Narra la brutalidad con la que los soldados de las SS dañaban a los prisioneros y a su vez expone como era la vida en el campo de concentración segun la percepción del prisionero medio.
En un campo de concentración había dos tipos de prisionero diferentes: el prisionero corriente, que resistía los trabajos más rigurosos y recibía la crueldad de los soldados y los llamados “capos”, que eran prisioneros con privilegios y que trataban a los otros prisioneros peor que los soldados.
Al llegar a este campo de concentración, llamado Auschwitz, al prisionero se le quitaban sus pertenencias personales y sus documentos de identidad y se les identificaba con un número. Después se hacía una selección en la que algunos iban directo a la muerte. Ponían en grupos a los enfermos, deformes, débiles o con algún defecto para trabajar y los enviaban a alguno de los campos centrales, en los que habían crematorios y cámaras de gas.
Los trabajos impuestos a los prisioneros tenían, a veces, un premio que consistía en un cupón, el cual se podía canjear por una docena de cigarros o una docena de raciones de sopa. La mayoría de las personas guardaban los cupones para sopa pero también servía para distinguir cuando un prisionero perdía las ganas de vivir y se fumaba sus cigarros para “disfrutar” de sus últimos días de vida.
El autor divide la vida en el campo en tres fases:
- Fase uno, “El internamiento en el campo”.
El síntoma que caracteriza esta fase, según Frankl, es el shock. Unos 1500 prisioneros viajaban en un tren que estaba abarrotado. Eran unos 80 en cada vagón y creían que los iban a destinar a una fábrica de munición. Entonces se dieron cuenta que los habían trasladado hacia Auschwitz, un campo de concentración, Nada mas bajar, los recibieron un grupo de prisioneros que hablaban en todas las lenguas europeas imaginables y que parecían bien alimentados. Luego se sabría que era un grupo especial de prisioneros que hacían las funciones de comité de bienvenida. Por ello los prisioneros que llegaban pensaron que podrían compartir su situación. En psicología, existe un estado de ánimo llamado “La ilusión del indulto” en la que el condenado a muerte a punto de morir, concibe la ilusión en la que seria indultado. Lo mismo les pasaba a esos prisioneros, se agarraban a los últimos jirones de esperanza que les quedaba.
Llegó el momento de la desinfección, donde les quitaron todos sus objetos personales, Frankl perdió un manuscrito de alto valor, les afeitaron todo el cuerpo y les dieron una pastilla de jabón. A partir de ese momento lo único que tendrían aquellos prisioneros seria su existencia desnuda. Ningún enlace material hacia su vida anterior. Después en la ducha a todos los prisioneros los embargó un humor macabro. Sabían que nada tenían que perder así que se pusieron a bromear sobre ellos mismos. Aparte del humor, otra sensación se apodero de ellos: la curiosidad, que suele aparecer ante ciertas circunstancias extrañas. Se tenía ese ánimo como medida de protección, todos deseaban saber que pasaría a continuación.
La amenaza de muerte continua, lo desesperado de la situación y el preguntarse quien sería el siguiente abrigaba en ellos el pensamiento de suicidarse o “lanzarse contra la alambrada”, como decían ellos. Seguidamente un colega de Frankl salio de su barracón a pesar de la prohibición y les dio unos consejos alentadores, como el de tener una apariencia joven y lozana. Puesto que a los que parecían enfermos y demacrados por fuera y por dentro eran los que mas probablemente fueran derechos a la cámara de gas. A estos últimos se les llamaba musulmanes.
Fase dos, “La vida en el campo”
Las reacciones de la fase anterior empezaron a desaparecer a los pocos días. A todos los prisioneros los invadió un síntoma de apatía, en la que se llegaba a una especie de muerte emocional, desaparecen sus sentimientos ante la visión de cosas tétricas que ocurren todos los días (como el niño que se le hielan los pies y se medio arranca los dedos con unas tenazas), hasta que al final esas escenas se hacen habituales y se acostumbraban a ellas. Esta apatía era un mecanismo necesario de autodefensa, ya que el prisionero olvidaba todo dolor y sufrimiento y se centraba en un único objetivo, el conservar la vida propia y la de otros compañeros
Los deseos más primitivos de los prisioneros, como comida, un baño caliente, cigarrillos, etc. se hacían ver en sus sueños. En una ocasión, Frankl pretendía despertar a un compañero que estaba teniendo una pesadilla. Pero al final lo dejo porque por muy horrible que fuera la pesadilla siempre seria mejor que la realidad en el campo.
El hecho de la desnutrición que sufrían y que la ausencia total de sentimentalismo provocaba también que el deseo sexual fuera nulo. Pero a pesar del primitivismo físico y mental. Los prisioneros llevaban una profunda vida espiritual. Las personas de constitución débil y que habían llevado una vida espiritual profunda parecían llevar mejor la vida en el campo que las personas fornidas. Esto se debe a que se retrotraían a una vida de riqueza interior y de libertad espiritual. Eso si, no cabe duda de que estas personas de complexión endeble sufrieron muchísimo.
Para aliviar el sufrimiento de los prisioneros se crearon una especie de terapias de grupo basadas en el humor. Se parodiaba todo aquello que había en el campo y por muy horrible que fuera siempre se reían de ello.
La suerte de Frankl se fue incrementando poco a poco. Fue trasladado desde trabajos en el exterior a las cocinas y posteriormente se presento voluntario para trabajar en un campo destinado a enfermos de tifus desempeñando tareas sanitarias.
Una cosa anhelada por el prisionero era la soledad. Dado que vivían en una sociedad comunitaria impuesta, no tenían ocasión de estar a solas consigo mismos. Frankl encontró un lugar destinado a ello cuando lo trasladaron a un campo de reposo.
Los prisioneros eran un juguete del destino. Lo que les hacia mas inhumanos de lo que las circunstancias habrían hecho presumir. Se observaba a los musulmanes -prisioneros enfermos y demacrados- con curiosidad para ver si sus zapatos eran mejores que los de uno y los prisioneros solo eran un simple numero, no contaban con personalidad.
El canibalismo hizo aparición justo cuanto Frankl fue destinado a otro campo. Frankl relaciona este hecho con el relato de “Muerte en Teherán”. Donde un persa rico sorprendió a un joven criado suyo intentando robarle un caballo. El persa lo sorprendió y le pregunto por que lo hacia. Este le contesto porque se le había aparecido la muerte y lo había amenazado. El persa rápidamente le dio dos caballos y lo mando hacia Teherán. Poco después el amo se encontró con la muerte y le preguntó por que había amenazado a su criado, a lo que la muerte contestó “No lo amenacé, solo mostré mi asombro al verlo aquí cuando mis planes eran verle en Teherán esta noche.”
Los prisioneros temían tomar cualquier tipo de decisión y deseaban que el destino lo hiciera por ellos. Este querer evitar el compromiso se hacia mas patente cuando el prisionero debía decidir entre escaparse o no escaparse del campo. Frankl junto con otro compañero tuvo oportunidad de escapar en un momento, pero por algunas dificultades no pudo. Sin embargo en ese intento se agenció una mochila y un cuenco. Mientras poco a poco se acercaba el día en que escaparía del campo. El frente de guerra avanzaba y el campo se disponía a ser evacuado aquella tarde. Tendrían que marcharse incluso los pocos prisioneros que quedaban. Pero los camiones aun no aparecían y se empezó a ejercer una vigilancia férrea sobre el campo para evitar cualquier intento de fuga. Sin embargo Frankl tenia un plan que podía funcionar. Llevarían afuera tres cadáveres de prisioneros. Llevarían uno en cada viaje y por turnos llevarían una mochila, seguidamente la otra y después tratarían de evadirse. De pronto y cuando se disponían a realizar el tercer viaje apareció un camión color aluminio con una gran cruz roja pintada que empezó a descargar medicinas y alimento. Ya no merecía la pena escapar. Después llegaron los camiones de las SS diciéndoles que serian enviados a un campo en Suiza para ser canjeados por prisioneros de guerra. El medico jefe empezó a hacer grupos de trece para los camiones, sin embargo Frankl y su compañero no estaban entre ellos. El medico jefe dijo que con la fatiga y los nervios no se había fijado. Desilusionados se fueron a dormir.
A la mañana siguiente el atronador ruido de la guerra los despertó. Cuando amenguo el tiroteo y se alzo la bandera blanca se enteraron de que los compañeros que habían sido evacuados en los camiones el DIA anterior habían muerto abrasados encerrados en barracones. Frankl volvió a pensar en el cuento “Muerte en Teherán”.
Aparte de ser un mecanismo de defensa, la apatía era el resultado de otros factores. El hambre y la falta de sueño contribuían a ella, también lo hacia la irritabilidad, que era otra característica del estado mental de los prisioneros. Aparte de las causas físicas estaban también las mentales. Todos los prisioneros tenían algún tipo de complejo de inferioridad.
Tras explicar la psicopatología de los prisioneros del campo se puede sonsacar que el ser humano es una raza completamente influida por su entorno, que en este caso es el campo de concentración. Sin embargo había una única cosa que no se le podía arrebatar a un recluso de un campo de concentración, su libertad interior, su yo mas intimo. A pesar de las condiciones a las que se veían expuestos
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