Jean Piaget nació el 9 de agosto de 1896 en Neuchátel
qumd950712Trabajo5 de Mayo de 2016
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Presentación Monográfica.
Jean Piaget nació el 9 de agosto de 1896 en Neuchátel, Suiza. Desde temprana edad, mostró una manera enciclopédica de ver las cosas y un método de organización de ideas consistente en escribirlas. “Desde niño, entre los siete y los diez años -escribe Jean Piaget en su autobiografía-, me interesé sucesivamente por la mecánica, los pájaros, los fósiles de los estratos secundarios y terciarios, y por las conchas marinas”. Ya en aquellos momentos de su infancia se inclinada hacia la observación, y, a los diez años de edad, enviaba a una revista de historia natural de Neuchátel un artículo de una página, titulado “Un gorrión albino”; siendo ésta su primera publicación científica. Posteriormente, le escribió al director del Museo de Historia Natural de Neuchâtel, Paul Godel, para solicitarle autorización de poder estudiar las colecciones de aves, de fósiles y de conchas fuera de las horas de visita del museo; fungiendo así por espacio de cuatro años como ayudante del que Piaget calificaría como “naturalista concienzudo y erudito” y quien fallecería en 1911. Para entonces, ya habría aprendido lo suficiente como para empezar a publicar solo, de tal forma que cuando a los veintiún años presentó su tesis de zoología ya tenía en su activo una veintena de artículos sobre malacología.
En aquella misma época de su juventud, fue introducido a la filosofía por su padrino, y, sintiéndose fascinado de inmediato por la epistemología, adoptó la decisión de consagrar su vida a “la explicación biológica del conocimiento”. Defraudado por Bregson, cuya Evolution créatice le había dado la impresión “de ser una ingeniosa construcción desprovista de toda base experimental”, Piaget vislumbraba la posibilidad de relacionar la epistemología con la biología por el cauce de la psicología, antes que por el de la filosofía. Mientras tanto, en esa época, recibía enseñanza en psicología, lógica y de metodología científica en el liceo a cargo del lógico A. Reymond. No pudiendo aún entregarse a estudios experimentales, aprovechaba las leccione que a él le resultaban tediosas para ir consignando por escrito su propio sistema. Al releer treinta años más tarde aquellos viejos apuntes cuyo contenido había olvidado ya por completo, Jean Piaget escribe lo siguiente: “...representan un esquema precursor de mis investigaciones ulteriores: resultaba ya evidente para mí que el estado de equilibrio del todo y de la fracción...correspondía a estados de conciencia de naturaleza normativa: necesidad lógica u obligación moral, en contraposición con las formas inferiores de equilibrio que caracterizan a los estados de conciencia no normativos, tales como la percepción...o los acaecimientos organísmicos”. Considerando que esos escritos no revestían valor científico alguno por ser meramente teóricos, Piaget los publicó en 1917 bajo forma de una novela filosófica, con el fin de no comprometerse en el terreno científico. “Mi estrategia -expone- se reveló sumamente eficaz: nadie habló de dicha obra, a no ser por un par de filósofos sulfurados”.
Tras alcanzar el doctorado, trabajó durante cierto tiempo en laboratorios y clínicas de psicología: “Me percaté de inmediato que iba por buen camino y que aplicando a la experimentación psicológica los hábitos mentales que había ido adquiriendo en zoología, lograría quizá resolver los problemas de estructura de la totalidad hacia los que me había visto llevado a merced a mi reflexión filosófica”. Sin embargo, Piaget no consiguió dar con su campo de investigación y con su método operatorio hasta cuando empezó a trabajar en el laboratorio de Binet: “Así es como entablaba con mis pacientes conversaciones muy semejantes a interrogatorios clínicos, con el propósito de descubrir algo acerca de los procesos de razonamiento que se hallaban tras sus contestaciones correctas, marcando un interés especial por aquellos que quedaban ocultos tras sus contestaciones erróneas. Con no poca estupefación por mi parte, descubrí que los razonamientos más sencillos que implicaban la inclusión de una fracción dentro de un todo o el encadenamiento de las relaciones...presentaban hasta los once años, para niños normales, unas dificultades del todo insospechadas por el adulto”.
Jean Piaget describió los primero resultado alcanzados por él en tres artículos, dos de los cuales, los primeros, publicados por Meyerson, le permitieron conocer personalmente a éste y entablar amistad con él, y el tercero le reportó una proposición de Claparède, quien, escribe Piaget, “cambió el curso de mi vida”, al ofrecerle el cargo de director de investigaciones del Instituto Jean-Jacques Rousseau de Ginebra. Una vez instalado en dicha ciudad, y “poseyendo como poseía una manera de ser sistemática con todos los riesgos que tal predisposición implica”, decidió consagrar previamente algunos años al estudio de la psiología infantil con el fin de ir adquiriendo un conocimiento experimental de las estructuras de la inteligencia, y volver luego, nuevamente, a la estructuración de una epistemología científica. De hecho, no volvió a ésta hasta 1950, habiéndole absorbido los estudios previos cerca de treinta años de su vida renovando a su vez la psicología de la inteligencia. En 1925, Piaget sucedió a su antiguo profesor, A. Reymond, en la cátedra de filosfía de la Universidad de Neuchâtel. Dedicó su nueva enseñanzaal “estudio del desarrollo de las ideas tal como puede ser observado en la historia de las ciencias, así como en la psicología del niño”, al propio tiempo que seguía enseñando psicología infantil en el Instituto Rousseau. Durante ese período, con la valiosa ayuda de su esposa, observó el desarrollo cognoscitivo de sus propios hijos con todo detalle, a la par que llevaba a buen fin sus investigaciones sobre malacología.
En 1929, Jean Piaget se reintegraba a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Ginebra en calidad de profesor de historia del pensamiento científico, era nombrado director adjunto del Instituto Rousseau y colaboraba con su amigo Pedro Rosselló en la fundación del Departamento Internacional de Educación. Seguía “aprendiendo al propio tiempo que enseñaba”, tal como lo indica con toda modestia, y “estudiaba intensivamente la emergencia y la historia de los principales conceptos de la s ciencias matemáticas, físicas y biológicas”, mientras que en psicología, asistido por las notables colaboradoras que había sabido hallar en las personas de Alina Szeminska y Bärbel Inhelder, hacía el descubrimiento, bajo la naturaleza de las evoluciones concretas del niño, de las estructuras de totalidades operatorias que venía investigando desde hacía diez años. Les aplicaba entonces las técnicas que había ido adquiriendo en el transcurso de sus estudios sobre la evolución histórica de las estructuras lógico-matemáticas y las formalizaba ya en 1937 bajo el nombre de “Agrupamientos”.
“Cuando en 1939 el profesor de sociología de la Universidad de Ginebra dejó vacante su cátedra -escribe Piaget-, fui nombrado para dicho cargo sin ser previamente consultado, pero así y todo lo acepté”. Por tanto, en cierto modo, a la circunstancia de dicho nombramiento se le debe el fascinante prolongamiento de sus investigaciones experimentales de 1932 sobre Le jugement moral chez lénfant, que constituyen los trabajos hoy en día recopilados bajo el título de Études sociologiques .
Al sucecer a Claparède en 1940, Jean Piaget inició en el laboratorio de psicología de la Facultad de Ciancias, de la que se convertía en director, una serie de estudios sobre la percepción, estudios destinados a poner de relieve sus relaciones con la inteligencia y a poner a prueba en dicho campo los asertos de la teoría de la Gesralt, teoría que, además, nunca le había convencido plenamente. Por añadidura, llevaba a cabo, con Bärbel Inhelder, unos trabajos paralelos sobre el desarrollo de las relaciones espaciales en las que la interferecnia entre la precepción y la acción es constante. Finalmente, iniciaba sus investigaciones sobre los conceptos físicos fundamentales del tiempo, de movimiento y de velocidad. El estudio de la formción de las intuiciones de velocidad le había sido aconsejado, ya en 1928, por el propio Einstein, quien, presidiendo los primeros cursos internacionales de filosofía y de psicología de Davos, sustentaba el criterio de la anterioridad psicológica de la noción de velocidad sobre la del tiempo. En el plano teórico, Jean Piaget podía, por fin, en 1950, llevar a cabo su antiguo proyecto de escribir una epistemología genética, a la que vino a sumarse, a petición de la Editorial Colin, su Traité de logique, cuyo verdadero título es Essai de logistique opératoire, y en el que exponía sus ideas sobre las relaciones existentes entre las estructuras formalizadas de la ciencia matemática clásica y las estructuras “naturales” del pensamiento del niño y del adolescente. Las casi dos mil páginas de que constan esas dos obras representan una formidable síntesis de cerca de treinta años de investigaciones teóricas y experimentales. De 1952 a 1963, Piaget enseñó además psicología infantil en la Sorbonne. En 1956, tras haber pasado con éxito un profundizado examen de psicología y epistemología ante los directores de los diferentes departamentos de la Fundación Rockefeller, obtiene la ayuda financiera de ésta para crear en la Facultad de Ciencias de Ginebra el Centro Internacional de Epistemología Genética, que reunía en torno a investigaciones comunes a especialistas de disciplinas muy diferentes entre sí (lógicos, matemáticos, físicos, biólogos, cibernéticos, psicólogos y lingüistas), aunando al examen teórico el análisis experimental. Independientemente de sus publicaciones personales, Jean Piaget ha colaborado desde entonces en la treintena de volúmenes de los Études d’épistémologie génétique, que exponen los trabajos realizados en el Centro.
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