TAMBIEN LA LLUVIA: ANÁLISIS
AlejandroVicunaEnsayo27 de Octubre de 2018
3.723 Palabras (15 Páginas)892 Visitas
TAMBIEN LA LLUVIA: ANÁLISIS
En la mayoría de los países de América Central y del Sur, las poblaciones indias permanecen subordinadas a las de origen europeo o mestizo, casi 500 años después de que Hernán Cortés y sus hombres desembarcaron por primera vez en la costa oriental de México. Cualquier visita a las villas miserias de Buenos Aires, las operaciones mineras en curso en Cerro Rico en Potosí, Bolivia o casi cualquier lugar en el campo guatemalteco le dará una muestra de cuán sofocantemente difícil es la vida para las poblaciones indias de casi todas las zonas centrales y País sudamericano.
También la Lluvia es una película que buscaba abordar cuestiones de opresión en países del tercer mundo. Es una película dramática española dirigida por Bollain. La película trata sobre un productor ejecutivo mexicano, Costa, y el director, Sebastián. Los dos viajan también a Bolivia para filmar una película que representa la conquista de Colón. Los dos, Sebastián y Costa, se encuentran, inesperadamente, en una crisis moral cuando ellos y su equipo de filmación llegan a Cochabamba. Este es un momento que marca algunas protestas intensas en Cochabamba en el año 2000. El actor principal en esta película, Daniel, encabeza estas protestas. Los líderes de esta producción querían mantener a Daniel fuera de las protestas, pero Daniel no cede, continúa su participación activa en las protestas. En un momento, Costa dio esperanzas de que la película se termine alguna vez. Sin embargo, al final siente que la película, después de todo, estará terminada. Ideologías marxistas en la película son consideradas, ya que Karl Marx es el padre de las revoluciones políticas. Esto se debe a que abogó por el empoderamiento de las masas. Él creía que las personas debían determinar el liderazgo que se instalaría en sus sociedades. Creía que los líderes siempre deberían servir a los intereses de todas las personas Marx dice que los líderes que se sirven a sí mismos deberían ser reemplazados por líderes que promoverán el bien de las masas. Bajo esta luz, Marx abogó por una revolución que derrocara tal liderazgo, las masas nunca deberían ser oprimidas. También la lluvia avanza los sentimientos contenidos en los argumentos de Marx. La gente en Cochabamba se opone a las injusticias que ha traído la compañía multinacional de agua. Esta compañía está oprimiendo al pueblo de Bolivia, y las masas han tomado medidas para presionar por la eliminación de la compañía opresiva. De hecho, las personas participan en protestas callejeras que resultan en violencia.
Un sofisticado equipo de filmación mexicano desea hacer una película sobre la llegada de Cristóbal Colón a América, el mal trato que los conquistadores dieron a los indios esclavizados y la actitud contraria de sacerdotes como Bartolomé de Las Casas y Antonio de Montesinos. Quien condenó rotundamente a La Conquista por su trato homicida a los indios. Para ahorrar dinero, los cineastas van a Cochabamba, Bolivia, donde se
encuentran con cientos de ciudadanos indios que desean ser extras en la película. Contratan a varios, planean pagarles dos dólares al día y rechazan el resto por las protestas de los que se les niegan.
Como se puede deducir por la sola lectura del argumento, También la lluvia alberga tres películas en una: por un lado, está la película de ficción sobre Colón, los indígenas y la conversión de Las Casas tras escuchar el famoso sermón de Montesinos, que fue el germen del guion que Paul Laverty comenzó a escribir hace ocho años y que, en la película, Bollaín visualiza en imágenes de gran fuerza e intensidad. Por otro lado, está la película sobre la actual película, esto es, la película sobre la filmación de esta historia, que pivota sobre la figura del director del film Sebastián, un joven e idealista realizador mejicano y el productor de la cinta Costa, un “solucionador de problemas” español tan pragmático como falto de escrúpulos. Y, por si fuera poco, además está la película social sobre la protesta de los bolivianos por la subida de los precios del agua.
Todo esto sólo quiere decir una cosa, y es que estamos ante una película compleja. Compleja como reflejo de la Historia que, en un cierto sentido, avanza a base de conflictos y de la historia reciente, que muestra que la liberalización de servicios públicos no es un asunto neutro, meramente técnico o fácil de resolver, y que, al mismo tiempo, denuncia las injusticias de nuestro tiempo donde por relegar ciertos asuntos en manos de tecnócratas o del mercado incluso los bienes más básicos deben ser peleados. Posiblemente, la película sea compleja también como reflejo de conflictos personales entre Bollaín y Laverty, pareja en la vida real y padres de tres hijos, el productor Juan Gordon e incluso los actores Luis Tosar y Gael García Bernal. Desde luego, si hay algo que el espectador absorbe o percibe inmediatamente en los fotogramas de También la lluvia es la presencia de una mentalidad “dialéctica”, que de un modo constante enfrenta entre sí distintos planos de realidad, personajes y situaciones. Este afán por buscar opuestos puede resultar molesto en la aproximación del film al tema histórico, pues si bien los explotadores del pasado son descritos de un modo tajante, en cambio los explotadores del presente sí son matizados. Sin embargo, como veremos más adelante, Bollaín es bien consciente de las limitaciones que conlleva este acercamiento dialéctico a la realidad.
Y es que, puestos a ir al fondo, la película es compleja como reflejo de una tensión más profunda y más permanente entre el cine y la vida. Ciertamente, los sucesos que aparecen en el film tienen entidad propia y se prestan a un debate más pormenorizado. Por ejemplo, es discutible la lectura filo-marxista de la Historia en clave de explotadores yexplotados con que la película mira la colonización, aunque los testimonios de la época, sobre todo los de Las Casas, sí hablan de los abusos y la codicia de los españoles. También es matizable la crítica al modelo económico neoliberal implícita tanto en las apariciones de los silenciosos e insensibles empleados de la compañía transnacional que
se adjudica el servicio municipal del agua, como en la sumisión del gobernador de Cochabamba al poder económico si bien, la crítica más general que la película lanza hacia la lógica mercantilista en el trabajo es de lo más justa y necesaria. Asimismo, es muy pertinente preguntar si la guerra del agua afectó sólo a la población desprotegida, como aparece en pantalla, o si fue más bien un problema que afectó y movilizó a todos los sectores sociales.
La trama va, de maneras muy ingeniosas, ida y vuelta entre dos historias. Por un lado, está el del equipo de filmación, sus actores, los jugadores indios y los extras, y la propia película dramática real, en el vestuario, que están haciendo. Irónicamente, en esa película, el principal manifestante indígena contra los conquistadores es el líder de la protesta contemporánea, Daniel, y su hija Belén, que también juega un papel importante en la película. Mientras se está filmando la película dentro de la película y muestra la horrorosa crueldad de la mayoría de los conquistadores, los pobres de Cochabamba luchan contra el gobierno y el ejército, con graves heridas y la muerte como resultado. Daniel, es arrestado, golpeado y encarcelado, y el productor de la película Costa soborna a un funcionario para que Daniel sea liberado y pueda filmar la escena importante en la película que está produciendo, en la cual el líder indio interpretado por Daniel es quemado por los conquistadores en la hoguera.
El conflicto moral en También la Lluvia es el mismo que entre su productor Costa, un conservador rudo, implacable, impulsado por el dinero y sin simpatía por los indios locales, y su director Sebastián, que es un hombre más joven, más moralista, un poco idealista, que siente por los indios de Cochabamba y su existencia empobrecida. Es él quien contrata al fanático de la chusma Daniel, por encima de las objeciones del productor Costa. En También la Lluvia, es visto por primera vez como el sentimiento, la conciencia liberal de la película, que critica abiertamente al gobierno boliviano por su tratamiento de los manifestantes por el derecho al agua y discute con el productor Costa sobre sus primeras actitudes agresivas hacia los indios. A medida que la amenaza a su proyecto de película de las protestas callejeras se vuelve real, se vuelve cada vez menos dispuesto a defender su posición en defensa de los manifestantes, como uno esperaría que hiciera dadas sus sólidas credenciales izquierdistas.
También la lluvia, nos presenta un ejemplo interesante de un conflicto contemporáneo sobre el agua desde la perspectiva de la ecología política y el colonialismo. La película trata de un equipo de filmación mexicano llegando a Cochabamba, Bolivia para rodar una película postcolonial sobre la conquista temprana de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, la violencia de estos primeros colonizadores en su búsqueda de oro en las comunidades locales y la posterior resistencia indígena. Al contratar a los cochabambenses como actores para su película, el equipo de la película se encuentra repentinamente en un tipo similar de situación colonial imperial: las famosas guerras
del agua de Cochabamba, Bolivia en 1999-2000. Bajo negociaciones a puertas cerradas en septiembre de 1999, el gobierno boliviano firmó un contrato con el consorcio multinacional Aguas de Tunari San Francisco
...