Ansiedad en sujetos delictuosos y no delictuosos

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Ansiedad en sujetos delictuosos y no delictuosos

Anteproyecto

Katya Ramírez Treviño

Directora de tesis:

Dra. Luz Marina Méndez Hinojosa

Monterrey, N.L. México, Mayo de 2017.

“Tal vez la ansiedad sea en cierto sentido un lujo: una emoción que solo podemos permitirnos cuando ya no estamos preocupados por el miedo real”.

William James.

INTRODUCCIÓN

Recientemente se ha podido observar el cambio brusco de la sociedad en todo el mundo con respecto a la tecnología, nuevas competencias, globalización e ideas de perfección. El estado de Nuevo León presenta una gran demanda pues es el 1° soporte de México industrialmente según el INEGI (2016) como consecuencia se obtiene a una población presionada día tras día, una sociedad acelerada y con un alto nivel de estrés laboral, académico y por ende afectivo. La pobreza o la insuficiencia económica es un agente actual aún en la ciudad de Monterrey que presenta un alto índice económico, así como un alto índice de su población en despilfarrar el mismo. Es entonces que se pone en tela de juicio el tercer mundista de una ciudad con una expectativa mayor en relación a su seguridad y el atendimiento a la enfermedad de las personas en cuestión de la ansiedad, que hoy por hoy, se le es visto normal y/o natural tener un excedente de carga estresante. En el estado de Nuevo León, desde el año 2010 se han presentado múltiples ataques delincuenciales de distintas índoles; robos, violaciones, secuestros, ráfagas de plomo, etcétera. En la presente investigación se intenta aclarar el hecho de un sujeto delincuencial y de un sujeto no delincuencial, es decir, si una persona presenta ansiedad y por ello arremete hacia una propiedad o hacia una persona y esto es un circuito estresante (por lo cual nunca terminaría su trastorno de ansiedad) y por ende conocer su nivel ansioso, así como en el caso del sujeto no delincuencial, que tan alto es su índice ansioso. La problemática radica en el sujeto que ha realizado un acto ilícito, y conocer que factor interno lo conduce hasta la delincuencia. O en un sujeto no delictuoso, que principio lo lleva hacia una vida ansiosa. La incógnita es si un delincuente presenta mayor ansiedad debido a su exposición diaria a ser detenido por un Agente Ministerial de Investigación, a planear su próximo atraco o al hecho de sus cogniciones, mientras que, en un sujeto no delictuoso, es si su vida lo acota de su potencial; su contexto laboral, social, familiar, afectivo, personal e incluso descartar alguna lesión cerebral.

La ansiedad como lo propone Rachman (1984) dentro de la psicopatología actual corresponde a una respuesta condicionada, anticipatoria y funcional; este autor añade que, dentro de la visión científica de la ansiedad, no se presenta correlación positiva entre el peligro objetivo y la ansiedad, sino que ésta tiene un carácter irracional, es decir, se produce ante situaciones sin peligro real.  Se hablaría entonces que el sujeto delictuoso presenta un Trastorno Psicótico por la pérdida de realidad o un consumo de sustancias toxicas excesivo para perder la consciencia. Mientras que los sujetos no delictuosos, pierden consciencia al tomar la ansiedad como parte del día a día y verlo normal.

Con el interés de colaborar en investigaciones relacionadas con la ansiedad en sujetos que presentan delictuosidad y como foco principal de esta investigación se contrapone la no delictuosidad en la ciudad de Monterrey y su área metropolitana. Y en consecuencia se llevó a cabo una exhaustiva revisión de artículos científicos relacionados que se presentan en el siguiente apartado

Antecedentes

En los últimos años un gran número de investigadores han abordado a la delincuencia y la ansiedad que está conlleva o le antecede desde diferentes perspectivas.

Dentro de las revisiones conceptuales se localiza Arce y Vázquez (2006) de la Universidad de Vigo y la Universidad de Santiago de Compostela afirmaron en su Estudio de la psicopatología en menores infractores que la conducta delictiva es un problema a resolver en la sociedad y que la misma que se convierte en un proceso complejo de abordaje a consecuencia de esta ideología se llevó a cabo un estudio en el que se analiza la incidencia de la Psicopatología con conflictos de ley, aplicando el Inventario Breve de Síntomas de Derogatis (1993) en una muestra de 200 menores a los que se les evalúa con 10 dimensiones sintomáticas como lo es: la somatización, trastorno obsesivo compulsivo, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, fobias, ideación paranoide y psicotismo. En concreto, la biología menciona que una de las posibles causas del comportamiento delictivo radica puramente en una patología psíquica.

Siguiendo la línea de investigaciones teóricas, Narváez (2013) de la Universidad de Nariño hace un abordaje en su artículo científico Violencia barrial, la tensión social como crisis humanitaria que la violencia y delincuencia se ha apoderado de todos los países y ciudades. En su trabajo se realiza un estudio etnometodológico en un enfoque investigativo y de intervención en la comuna 10 del municipio de Pasto en Colombia. Analiza la estructura social y su ruptura en la cual prosigue la ansiedad y agresión (delictuosidad).

Relacionado con los autores anteriores, López (2014) de la Universidad Rafael Landivar en Guatemala, afirma en su trabajo Ansiedad causada por Delincuencia que la ansiedad es una reacción autónoma del organismo tras la presentación de un estímulo perjudicial, evento que permite anticipar algún tipo de peligro o amenaza, ayudando al sujeto a sentir un estado de alerta como lo es el delinquir. El objetivo del estudio es determinar el nivel de ansiedad con una muestra de 150 personas de la ciudad de Quetzaltenango con un rango de edad de los 18 a 70 años, residentes de la misma. Dicho estudio se efectuó con la prueba Stai-82 midiendo escalas ansiosas y de personalidad. Concluye así que los residentes presentan un nivel elevado de ansiedad ya que la zona es roja (con ambiente violento elevado).

Como se observó a lo largo del recorrido de los antecedentes, si bien es cierto que se han llevado a cabo numerosas investigaciones respecto a los constructos de la ansiedad en sujetos delictuosos, sin embargo en la ciudad de Monterrey, Nuevo León no existe ningún estudio que aborde la delictuosidad y la no delictuosidad acorde a la ansiedad, por lo cual es fundamental el analizar y cuantificar a la población neolonesa en relación a la ansiedad generada en sujetos delictuosos y no delictuosos así como la edad, nivel socioeconómico, nivel académico y lugar de vivienda.

Planteamiento del problema

Los trastornos de ansiedad ocurren comúnmente junto con otras enfermedades mentales o físicas, incluyendo abuso del consumo de alcohol o sustancias, lo cual puede enmascarar los síntomas de la ansiedad o empeorarlos. Los infractores son reconocidos en México por las Reglas Mínimas de las Naciones para la Administración de la Justicia de Menores (Reglas de Beijín) como: “aquel joven que se le ha imputado la comisión de una conducta antisocial o se le ha considerado culpable de la comisión de una conducta antisocial estimada por la ley penal como delito”. En el ámbito federal, La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (1917), en su Capítulo I de Los Derechos Humanos y Garantías, en su artículo 18 párrafo 4, reconoce que: “La Federación, los Estados y el Distrito Federal establecerán, en el ámbito de sus respectivas competencias, un sistema integral de justicia que será aplicable a quienes se atribuya la realización de una conducta tipificada como delito por las leyes penales y tengan entre doce años cumplidos y menos de dieciocho años de edad, en el que se garanticen los derechos fundamentales que reconoce la constitución para todo individuo, así como aquellos derechos específicos que por su condición de personas en desarrollo les han sido reconocidos. Las personas menores de doce años que hayan realizado una conducta prevista como delito en la ley, solo serán sujetos a rehabilitación y asistencia social”.

En la misma línea y siguiendo estudios de investigación recientes, se ha encontrado que la ausencia de oportunidades organizacionales, escolares y de ocio convierten al sujeto en ser más propenso a caer en la delictuosidad. (Case y Katz, 1991; Huang, 2007; Freeman, 1996; Philips et al.,2001). Por otro lado, según el Banco Mundial (BM, 2011), las tres causas principales de la violencia en la región Centroamericana son: el tráfico de drogas,  la disponibilidad de armas de fuego, la violencia juvenil o las maras. Ahora bien, los hombres de entre 15 y 34 años de edad constituyen la mayoría de las víctimas de homicidio, que también forman parte de las pandillas juveniles. En un informe de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (United States Agency for International Development, USAID), en el que se evalúa la magnitud del fenómeno de la violencia en cinco países de la región (México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua), se estimó que el número de miembros de maras en dichos países podría alcanzar los 300 mil, y que su número está ascendiendo (USAID, 2006).

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