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Autismo y Alzheimer


Enviado por   •  6 de Mayo de 2012  •  Informes  •  1.541 Palabras (7 Páginas)  •  549 Visitas

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Autismo y Alzheimer, enfermedades de polos opuestos que se presentan de la mano.

El autismo es un síndrome que estadísticamente afecta a 4 de cada 1,000 niños; a la fecha las causas son desconocidas, aún y cuando desde hace muchos años se le reconoce como un trastorno del desarrollo.

Salvo contadas excepciones, el autismo es congénito (se tiene de nacimiento) y se manifiesta en los niños regularmente entre los 18 meses y 3 años de edad. Los primeros síntomas suelen ser: el niño pierde el habla, no ve a los ojos, pareciese que fuese sordo, tiene obsesión por los objetos o muestra total desinterés en las relaciones sociales con los demás. En algunas ocasiones puede llegar a confundirse con esquizofrenia infantil.

Existen múltiples estudios genéticos que relacionan los cromosomas 5 y 15 con el autismo así como otros que buscan vincularlo con cuestiones biológicas como vacunas e intoxicación de metales. A la fecha, ninguno de estos estudios ha logrado sustentar su teoría y por lo mismo, no se puede precisar el origen mismo del síndrome.

Una definición sencilla podría ser: “El autismo es un síndrome que afecta la comunicación y las relaciones sociales y afectivas del individuo”.

Como su definición lo dice, el autismo es un síndrome, no es una enfermedad y por lo tanto no existe cura. Se puede mejorar su calidad de vida y enseñarle nuevas habilidades con la intención de hacerlo más independiente, pero como en el Síndrome de Down y otros trastornos del desarrollo, el individuo que lo tenga será autista toda su vida.

En ocasiones, estos niños, además de ser autistas, tienen algún otro trastorno del desarrollo (retraso mental, motriz, Síndrome de Down, etc.) o bien, pueden ser lo que se conoce como el autista clásico o puro. Existe otro síndrome llamado Asperger, el cual, para efectos de este manual, se manejará de igual forma ya que la diferencia principal entre autismo y este síndrome es el nivel de inteligencia, así como su comunicación.

A diferencia de los mitos que las novelas y películas recientes nos han hecho creer, solo un pequeño segmento de los autistas llega a mostrar alto grado de inteligencia y aunque no es válido decir que tienen un retraso mental, su falta de aprendizaje se hace evidente, debido precisamente, a su pobre o nula comunicación. Una analogía sería la de Mowgli (del “Libro de la selva”) en el que el niño crece sin contacto con los demás y por lo mismo es instintivo y sus conocimientos de la vida son nulos (esto, por supuesto, en el peor de los casos).

Las características por las que podemos reconocer a un niño autista son variadas, pues como ya dijimos anteriormente, es un síndrome (conjunto de anomalías) y no es una enfermedad. Se considera que una persona es autista si tiene o ha tenido en alguna etapa de su vida, cuando menos siete de las siguientes características: lenguaje nulo, limitado o lo tenía y dejó de hablar, ecolalia, repite lo mismo o lo que oye (frases o palabras),parece sordo, no se inmuta con los sonidos, obsesión por los objetos, por ejemplo, le gusta traer en la mano un montón de lápices o cepillos sin razón alguna, no tiene interés por los juguetes o no los usa adecuadamente, apila los objetos o tiende a ponerlos en línea, no ve a los ojos, evita cualquier contacto visual. Otras características principales serian: no juega ni socializa con los demás niños, no responde a su nombre, muestra total desinterés por su entorno, no está pendiente, no obedece ni sigue instrucciones, pide las cosas tomando la mano de alguien y dirigiéndola a lo que desea, evita el contacto físico, no le gusta que lo toquen o carguen. Las características físicas en su comportamiento se basan en aleteo de manos (como si intentara volar) en forma rítmica y constante, gira o se mece sobre sí mismo, se queda quieto observando un punto como si estuviera hipnotizado, camina de puntitas (como ballet), no soporta ciertos sonidos o luces (por ejemplo, la licuadora o el microondas), hiperactivo (muy inquieto) o extremo pasivo (demasiado quieto), agresividad y/o auto agresividad (se golpea a sí mismo), obsesión por el orden y la rutina, no soporta los cambios, se enoja mucho y hace rabietas sin razón aparente o porque no obtuvo algo, se ríe sin razón aparente (como si viera fantasmas) y el comportamiento repetitivo, es decir, tiende a repetir un patrón una y otra vez en forma constante.

Por otro lado existen otras enfermedades que suelen presentarse en la etapa de la adultez, debido a factores apelativos a la edad y la maduración de la neuronas; por ejemplo en 1906 Alois Alzheimer describió el caso de una mujer de 51 años con pérdida severa de memoria, desorientación, alteraciones de lenguaje e ideas paranoides, que murió cuatro años después en

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