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CLASIFICACIÓN DE LOS DELIRIOS DE ACUERDO CON SU ESTRUCTURA FORMAL


Enviado por   •  28 de Abril de 2022  •  Trabajos  •  1.802 Palabras (8 Páginas)  •  42 Visitas

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CLASIFICACIÓN DE LOS DELIRIOS DE ACUERDO CON SU ESTRUCTURA FORMAL

EL DELIRIO DE LOS DESARROLLOS PARANOIDES. Trastornos delirantes (DSM-IV), Trastornos por ideas delirantes persistentes (CIE-10). Paranoia (Kraepelin), “psicosis delirantes crónicas”.

Tiene carácter constitucional. No surge como algo “nuevo”, la personalidad ya daba muestras en su pasado de rasgos que posteriormente se hipertrofian, se aprecia una continuidad entre la personalidad del paranoico y el delirio mismo. No es sólo una reacción, es una movilización, un despliegue o desarrollo de todo lo anómalo que la personalidad lleva en sí. El delirio emana de la personalidad del paranoico y florece a partir de ella.

Tiene una estructura afectiva. No es sólo una idea errónea sostenida con convicción extraordinaria, se vive con una alta carga afectiva y de pasión, no existe una progresiva “desensibilización” afectiva como en la esquizofrenia, sino más bien al contrario, viéndose motivados a la acción según el contenido específico de su delirio. El delirante hipocondríaco acude de médico en médico, el que se siente envenenado por sus vecinos presenta continuas denuncias a la policía y podrá llegar hasta el homicidio para defenderse de sus atacantes, el celotípico tiene a su cónyuge atormentado por sus continuas dudas respecto a su fidelidad.

Es de carácter secundario. Consecuencia lógica de las dos características anteriores. Es comprensible si se consideran las características de la personalidad previa del paranoico y de cómo el delirio emana y se estructura de forma paulatina a partir de estos rasgos.

Está sistematizado. El curso del pensamiento está preservado (igual que el resto de la personalidad), el delirio se presenta de manera coherente, sin saltos lógicos o asociativos y resulta difícil encontrar contradicciones internas en el relato que permitan diferenciarlo de un hecho real. La coherencia, la alta carga afectiva y la preservación de la personalidad que permite establecer relaciones empáticas con quienes le rodean hacen que pueda ser transmitido a personas sanas como se ve en las folie a déux (“psicosis persuasiva”).  Prescinde de todos los datos que contradigan sus creencias delirantes o utiliza todos los argumentos que tiene en su mano para transformarlos de manera que le confirmen aun más en su delirio   (“locura razonante”).

Hace uso de la interpretación errónea para su progresión. Comienza como idea sobrevalorada y va adquiriendo consistencia e intensidad empleando interpretaciones patológicas que tratan de justificar la temática central que domina el delirio. Progresa y se organiza lenta pero inexorablemente extendiéndose por continuidad, contigüidad y semejanza al resto de situaciones lugares y personas que en un principio habían permanecido preservadas de ser incluidas en el delirio (delirio de relación social).

Tiene también carácter centrípeto y autorreferencial. El delirante paranoico se siente “el ombligo del mundo” en su manera de contemplar la realidad y relacionarse con ella; tanto lo que ve como lo que no puede ver contribuye a argumentar a favor de su delirio.

Carece de carácter de vivencia impuesta. Vive sus actos psíquicos (pensamientos, sentimientos, etc.) como propios.

El tema común a todos los contenidos delirantes es el persecutorio. Se sentirá envidiado o se verá obligado a demostrar su valía frente a los enemigos que tratarán de difamarle.

EL DELIRIO DE LOS TRASTORNOS ORGÁNICOS

Las ideas delirantes en el delirium  vienen marcadas por las alteraciones formales del pensamiento, desorganización y deterioro de todos los procesos cognitivos, incapacidad de organizar su pensamiento siguiendo un hilo coherente. La memoria está afectada. Imposibilidad de analizar la realidad y extraer conclusiones para desenvolverse de manera adaptativa. Desorganizadas en su lógica interna e inconsistentes en el tiempo, apareciendo y desapareciendo en breves instantes.

El contenido oscila entre dos extremos. Algunos expresan delirios empobrecidos, con pocas y desestructuradas ideas que apenas se comprenden y  en otros casos extremadamente rico en imaginación recuerdos y fantasías. Parece que está soñando despierto, con dificultades para separar la realidad del mundo onírico que está viviendo. Algunos se comportan como si estuvieran desempeñando actividades cotidianas del pasado relacionadas con su actividad laboral  (delirio ocupacional).

Las ideas delirantes se entremezclan (y se confunden) con la actividad alucinatoria. Desencadenadas por estímulos externos.

EL DELIRIO EN LOS TRASTORNOS AFECTIVOS

Marcado por una alteración formal del pensamiento correspondiente. En la manía aumentará la velocidad del discurso hasta el pensamiento tangencial y la fuga de ideas. En depresión, enlentecido, monótono.

En relación con el humor de base. En contenido e intensidad. La importancia de los delirios se inflará o desinflará en función de la magnitud de la depresión o la manía.

Los temas delirantes se corresponden con el humor. Depresión melancólica –culpa y condenación, enfermedad y muerte, ruina-. Los tres temas tienen que ver con las angustias primordiales, la salud del alma, la salud del cuerpo y las necesidades materiales para la supervivencia. Manía –enormes facultades, grandes empresas, voluntad ilimitada, omnipotencia-. Se cree dotado de grandes bienes materiales o en condiciones de lograrlos, mostrándose pródigo en sus gastos consigo mismo y los demás. Si predomina el humor irritable sus creencias serán autorreferenciales, de perjuicio y persecutorias.

Existe una dimensión temporal. La mirada continuamente puesta en el pasado en la depresión, sin considerar presente ni futuro. El horizonte del maníaco siempre está en el futuro.

IDEAS SOBREVALORADAS

Una serie de ideas que siguen pareciendo anómalas por la intensidad con que se sostienen o por lo alejadas que están de la realidad y sin embargo no acaban de conformar auténticas ideas delirantes pero tampoco pueden ser consideradas normales. Están a medio camino entre la normalidad y el delirio. Hace referencia a una idea comprensible y aceptable (teniendo en cuenta la procedencia social, cultural y educacional de la persona) que se sostiene con una convicción más allá de lo razonable, a pesar de que la realidad objetiva incline a pensar lo contrario. Suelen emerger en el contexto de una intensa sobrecarga emocional (ira, depresión, ansiedad) y aparecer en personalidades anormales o con déficit intelectuales pero también en personas sin trastornos psiquiátricos que pasan por momentos emocionales intensos.

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