Caso Juanito

En este texto, se describe el análisis de Juanito, un niño de 5 años que visitó a Freud por ciertos síntomas que describió el padre del niño. El padre era un antiguo paciente tratado por Freud, que curaba sus dolencias sifilíticas. Este escribe a Freud, preocupado por una perturbación nerviosa que se le ha declarado a juanito. Dice que Juanito le tiene miedo a que un caballo lo muerda por la calle. El padre insinúa en esta comunicación a Freud que el temor estaría vinculado a que lo asusta un pene grande. Recuerda el hecho de que en otro momento juanito había hecho una comparación de tamaño con el pene “de la madre”. El padre no puede encontrar ninguna relación con este temor y se pregunta si no habrá visto a un exhibicionista. Exceptuando este detalle, la vida del niño es normal.

En este análisis se muestra como las primeras comunicaciones de Juanito son antes de los 3 años. Presentaba interés vivo en la parte del cuerpo que él llamó “el hace-pipí”.

De esa época es también la visita a un establo y confunde la ubre de la vaca con el hacer pipí y la leche como pipí. Aquí se corrobora la primera etapa del desarrollo sexual del niño, donde el miembro y la ubre están en una analogía con el seno de la madre.

Con frecuencia se toca su miembro con motivo de investigación y curiosidad. A la edad de 3 años, su madre lo amenaza con cortarle el miembro, ya que a ella le parece un acto repulsivo. Él responde que no le importa que “hará pipí por la cola”. Aquí, Freud dice que desde su respuesta y desde su inocencia, este es el momento en que adquiere “el complejo de castración”, este es el momento preciso, que en los neuróticos adultos es difícil de identificar y además, que estos se niegan a admitir.

En esta edad, Juanito observa el “hace-pipí” de animales y objetos o seres inanimados, como parte de su investigación. También pasa lo mismo con la madre y cuando este ve que no tiene, le dice “como eres grande, pensé que lo tenías como el de un caballo2.

A la edad de 3 años y medio, nace su hermanita Hanna. El padre de Juanito anota con detalles lo ocurrido. Es un tiempo en el que el tema central es “la llegada de la cigüeña”. Al llevar a Juanito al cuarto de los padres, se interesa por gasas y líquido con sangre, también por una bacinilla con sangre y se dice “de mi hace-pipí no sale sangre”. Aquí Freud dice que se ha presentado su primera desconfianza sobre la cigüeña. Con el nacimiento de la niña se presentan celos y en tono burlón dice “...pero si todavía no tiene dientes”. Como respuesta a la situación en los días siguientes contrajo una angina y en medio de la fiebre se le oyó decir...“pero si yo no quería una hermanita”.

Luego los celos desaparecen y se transforma en un hermano afectuoso y cariñoso, propio de la mayoría de edad. En un baño de su hermanita, detecta el “hace-pipí” y según su tamaño dice que “le crecerá”.

El padre anota que ha dibujado una jirafa del zoológico de Schönbrunn y este le pide que le dibuje un “hace-pipí”, a lo cual el padre le pide que lo haga él. Dibuja un tramo y luego le agrega otro y dice “el hace-pipí es más largo”.

Cuando tiene 4 años, está de visita un primo de Juanito, al que abraza en más de una oportunidad y repite “te quiero mucho”. Aquí Freud plantea que es el primer rasgo de homosexualidad, pero no el último. A esta edad se mudan de casa y en un departamento vecino descubre una niñita de 7 u 8 años, a la cual no deja de espiar, y hasta preocuparse por su cambio de aparición en los horarios habituales. El dice que el alto interés marca el hecho de no tener compañeritos de juegos y él niño los necesita.

También el padre relata el caso de una niñita de 8 años que ya se ha cruzado en la hostería donde van a comer y liga con ella, y ante la respuesta afirmativa de esta, él se siente avergonzado y cambia la dirección de su mirada. El padre para aliviar la tensión generada en la vida anímica de Juanito, invita a la niñita a jugar por la tarde en el jardín de la casa. Esta situación pone en estado de vigilia nerviosa a Juanito, preguntándose y preguntándole a su vecina “¿Crees que me querrá?”

En una ocasión, la madre baña a Juanito y lo entalca. Se plantea una situación de seducción, ya que la madre no quiere tocarle el pene y este le dice “por qué no pasas el dedo ahí?” , a lo cual la madre le responde “porque es una porquería, es indecente” y él riendo responde “pero me gusta”.

El padre cuenta un sueño de Juanito donde este dice que el que quiera participar tiene que hace-pipí. Esto se refiere al hecho de abrirle la ropa para sacarle el pene para hacer pipí. Esto para Juanito está teñido de placer. Después de la escena del baño con la madre, plantea que no quiere hacer pipí donde siempre “pues no quieren que lo observen las niñas amigas”. Ya había pasado un año y el placer de ser visto se había reprimido y ahora no quería ser visto.

Más adelante, ve nuevamente a su hermanita mientras la bañan y mientras mira el hace-pipí de su hermanita, ríe. Cuando le preguntan por qué, este responde “porque es muy bonito”. En realidad la respuesta se detecta como falsa, él quiere, decir “cómico”. Esta es la primera manifestación de reconocer la diferencia de los sexos.

Aún a la edad de 4 años, Juanito despierta de un sueño llorando y diciendo que “pensó que la madre estaba lejos y que no la tendría para hacerle cumplido”. Freud marcará, este es un sueño de Angustia.

Recuerda una frase de la Tía M dicha por lo bajo a la madre mientras lo bañaba “...que lindo pichilín tiene”. Llora en el trayecto de la casa al parque y tiene que volver para que la mami le haga cumplidos; por la tarde se pone bien y durante la noche se pone sentimental. La madre le hace cumplidos y luego duerme bien. Sale con la madre por la calle rumbo al zoológico y le pasa lo mismo: comienza a llorar y tiene que volver a la casa. Luego de mucho llanto le dice a la madre “tuve miedo de que un caballo me mordiera”; se sobresalta por la noche y plantea que “mañana me llevarán el parque de nuevo” y agrega, “entrará un caballo en la pieza”.

Desde aquí trabaja Freud y plantea que es el comienzo de la angustia así como el de la fobia. La perturbación se introduce con unos pensamientos tiernos-angustiados

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