Caso clínico psicopatologico

CASO CLÍNICO

Se trata de un paciente varón de 18 años que asiste con su madre a consulta para solicitar ayuda. Refería que durante los últimos 2 años su hijo había consumido cocaína, por vía nasal, en dosis de medio gramo cada 2 días. Los fines de semana incrementaban la dosis y la frecuencia del consumo. Por otra parte, presentaba episodios de consumo diario,  y ante ello, sentía que alguien se apoderaba de él y le decía que hacer; según manifiesta con sus propias palabras. Así mismo, refería que al día siguiente del consumo se sentía triste, con cierta ansiedad y una inquietud motora; “como si mi cuerpo no podría estar quieto”, señala el mismo examinado. De la misma forma, manifiesta que a veces experimenta la sensación de haber vivido algo que antes no había vivenciado, pero como si realmente lo hubiera vivenciado, mostrando cierta duda ante ello.  No obstante, el resto del tiempo, durante ese episodio, la pasaba sin ganas, como si nada tuviera sentido. En ocasiones, principalmente en el último año, había tenido sudoración profusa, náuseas matutinas, vómitos biliosos y temblor en las manos. Más ahora actualmente, se vienen manifestando una serie de factores que se asemejan pero también escapan de los primeros; en los últimos meses, sus padres lo encuentran menos comunicativo, habla muy pausadamente e incluso a veces se nota como si realmente no pudiera emitir ninguna palabra, está encerrado en sí mismo, todo parece darle igual y no importarle nada; presenta escasa respuesta emocional frente a estímulos afectivos y una pérdida de iniciativa y vitalidad. Sus padres; mamá y papá, que por cierto presentan dificultades de depresión y consumo de alcohol, respectivamente; indican que su hijo, ha tenido que dejar los estudios, porque ya no se puede concentrar como antes; indican que a veces no se da cuenta donde es que está; o en el día en el que amanece. Ante la pregunta de qué le está pasando responde escasamente “NADA”. No obstante, en ocasiones cuando los padres logran hacerlo comer, indica que todos guarden silencio porque pueden querer robarle sus ideas, sintiendo después de manera vívida una sensación de que nada a su alrededor es real que no existen y que hasta su propia existencia es nula. Por último en los últimos días, sus padres se han dado cuenta que en su cuarto está a veces riendo sólo, refiriendo cuando le preguntan el porqué, él responde; “me susurran cosas y me da risa, siento ruiditos curiosos en mi oído”.

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