ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Cómo influye el atractivo de las personas en la percepción de la personalidad


Enviado por   •  2 de Febrero de 2016  •  Ensayos  •  1.606 Palabras (7 Páginas)  •  597 Visitas

Página 1 de 7

Cómo  influye el atractivo de las personas en la percepción de la personalidad  

La percepción  son los procesos a través de los cuales se pretende conocer y comprender a las demás personas. Es la manera en la que interpretamos, analizamos, recordamos y utilizamos información sobre el mundo social que nos rodea. La manera en que percibimos a las personas es el primer paso para reconocer e interpretar ese mundo y entorno social. Por tal razón se puede percibir a las personas por su aspecto físico, profesión, carácter en otras palabras por su personalidad. Esas percepciones las transformamos en significados e interpretaciones adjudicando características a la personalidad de los demás. Finalmente es la captación, la imagen o representación mental que una persona tiene de otra. Cuando se percibe la personalidad de un individuo  se pasa un juicio de nuestra propia interpretación de lo que vemos, observamos e inferimos, en otras palabras la percepción.  ¿Es importante el atractivo de las personas para determinar la personalidad? El concepto de atractivo físico también se desvirtúa cuando lo aplicamos a nosotros mismos, ya que varios estudios han demostrado que la correlación entre como se ve la gente de atractiva a sí misma y como la ven los demás es muy baja, es decir, que nos sobreestimamos con respecto a nuestro atractivo físico. Respecto a esto, se han encontrado datos empíricos de que si el atractivo físico de la población representa una distribución normal, la autopercepción.

Sobre la percepción de la personalidad se han hecho estudios: por ejemplo, Pedabody (1979) demuestra que las personas juzgamos a los demás más por el contenido descriptivo de sus rasgos que por el tono evaluativo que conllevan, sobre todo, cuando las relaciones descriptivas son fuertes y las evaluativas débiles. Humphrey (1985), realiza una curiosa investigación sobre el sesgo de correspondencia en el lugar de trabajo y encuentra que a las personas que han desarrollado el papel de dirigentes se les asignaban cualidades como firmes o decididos, que eran unos líderes natos, mientras que respecto a los que ejecutaron roles típicos administrativos no se les asignaban estas características. Rodríguez-Bailón y Moya (2002) encuentran que en los subordinados la percepción de ilegitimidad en la falta de poder tiene consecuencias sobre la percepción de la personalidad de los superiores. Así en este caso, el perceptor subordinado que percibe su posición como injusta tiende a basar las características de la personalidad de su superior en rasgos contra estereotipos. Basado en este y muchos otros estudios en la actualidad, la sociedad occidental y los medios de comunicación, a quienes se les ha otorgado el papel de transmisores de valores y modelos de conducta, se han encargado de darle un sentido vanidoso y de valoración exagerada a la belleza física y a las formas corporales, y han generado que ésta sea un valor social agregado, dejando a un lado las características inherentes a la personalidad y han convertido al hombre y a la mujer en objeto de provecho comercial y practicantes de un consumo que los ha llevado a adoptar comportamiento excesivo al atractivo que lo hace sentirse aceptado en la sociedad. Por medio de este estilo de vida las personas tratan de cumplir con todas las exigencias impuestas ya sea por la moda, que de cierta manera, generan preocupación a las personas sin distinción de edad, estrato social o género, y que de alguna manera se ha convertido en un requisito indispensable, quizás el único, para poder formar parte de ciertos grupos de personas. Entiendo que nosotras  las mujeres somos las más afectadas, por ser las más bombardeadas por la publicidad para ser súper delgadas, con un rostro perfecto y una juventud eterna. Sin embargo, en los últimos años, el hombre también viene recibiendo este tipo de presión social, al tratar de alcanzar los cánones de belleza impuestos por la sociedad de ser fuertes, dinámicos, musculosos, altos y guapos. Esto ha generado que el hombre cambie su estilo de vida y se preocupe por su apariencia física. Cuando la belleza se convierte en el norte que guía a las personas, pueden adoptarse conductas obsesivas que ponen en riesgo la salud tanto física como mental. Estas afectan la autoestima, desencadenando trastornos de la imagen corporal, causados por la percepción errada de su propio cuerpo. Dicho trastorno afecta la manera como nos vemos, nos sentimos y nos comportamos en relación a nuestro cuerpo y al cuerpo de los demás. Las teorías implícitas de personalidad son idiosincráticas, es decir, que cada individuo las desarrolla a lo largo de su vida como fruto de su experiencia. Además tienen una de sus principales razones de ser en la necesidad que tenemos de estructurar, dotar de orden y significado nuestras percepciones de la realidad, y de hacerlo de la forma más simple posible (Moya, 1995). Sus consecuencias se manifiestan en problemas de relaciones sociales como aislamiento y temor a compartir con otras personas, así como trastornos de la conducta alimentaria. El aspecto físico, la imagen, es uno de los determinantes más importantes en la percepción de las personas. Entendiéndose como personalidad como la suma total de los patrones conductuales presentes o potenciales del organismo, determinados por la herencia y el ambiente, se origina y desarrolla mediante la interacción funcional de los sectores formativos en que se originan estos patrones conductuales. Cuando se trata de juzgar entre la belleza física y como la  percepción de esta contribuye a la personalidad pienso que no debe de importar la manera de interpretar a las personas ni sus conductas.   El aspecto físico no aporta información absoluta acerca del estado de ánimo de la persona, de las categorías sociales a las que pertenece y mucho menos de los rasgos de su personalidad, ya que la percepción por lo hermoso no es algo nuevo y ha existido desde la creación del hombre. Cuando percibimos a una persona, recibimos información de diversa,  la apariencia física, información referida a su conducta que no es un indicador fiable de los estados internos, pensamientos y sentimientos de una persona, información referida a los rasgos de su personalidad y actitudes inferidas. Cuando una persona percibe a otra intenta percibir intenciones  muestran una tendencia perceptiva a situar la responsabilidad causal de las conductas a factores externos por encima de la responsabilidad de los sujetos.  Esta tendencia se ve mediatizada por estatus social percibido, atractivo y  semejanza con nosotros mismos. En la percepción de personalidad solemos cometer  errores tales como lo son: El efecto halo consiste en presuponer algunas características en las personas a partir de otra que ya conocemos. Por ejemplo, si por la calle vemos comer a una persona obesa, pensamos que es glotona y comilona. Estas inferencias responden a una teoría implícita de personalidad, según la cual tendemos a percibir conjunto de rasgos supuestamente relacionados entre sí, pero que en realidad puede que no lo estén. De esta manera, cuando observamos que un individuo alguna característica positiva tendemos a considerar que el resto de sus características también son positivas. Análogamente ocurre con las negativas. Por ejemplo, cuando observamos que uno de nuestros alumnos viste muy bien tendemos a pensar que es muy inteligente o buena persona o divertido, cuando en realidad estos rasgos poco tienen que ver con el que hemos observado. La analogía proyectiva se produce cuando tendemos a percibir como semejantes dos personas parecidas en algún aspecto concreto, aunque estos rasgos no estén contrastados. Los estereotipos tendencia a percibir a una persona basándose en rasgos que caracterizan a un determinado grupo social. Por ejemplo, podemos percibir a una persona como juerguista por el mero hecho de ser andaluz o tacaño por el hecho de ser catalán. No podemos olvidar que en los estereotipos se incluyen varios tipos de características que pueden ser positivas o negativas; que algunos de ellos reflejan con precisión las diferencias reales entre los grupos, aunque de forma exagerada; y otros son completamente inexactos (R. S. Smith y Mackie, 1997). No obstante, en el tema dedicado a los estereotipos abundaremos sobre ellos, las controversias, teorías, funciones, etc.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.3 Kb)   pdf (123.4 Kb)   docx (12.5 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com