De pandemias, salud emocional y humanismo clínico

De pandemias, salud emocional y humanismo clínico

A lo largo de esta enfermedad pandémica, hace poco leía sobre uno de los primeros doctores fallecidos en mi territorio a causa de este nuevo covid-19, coronavirus. No presté mucha atención en cómo lo había contraído, en los indicios presentados o las complicaciones hechas; lo cual más llamó mi atención del reportaje periodístico era que se centraba en la soledad de su funeral, debido a que únicamente ha sido en compañía por una persona, un pariente cercano. No estuvo en una sala de velación y no tuvo cortejo tétrico. Un doctor especialista en urgencias médicas contagiado, con una familia en cuarentena y con una sociedad cercada de temor, ansiedad e inquietud por un futuro incierto.

Obviamente que además son de mi interés los puntos clínicos y doctores que podamos obtener acerca de esta nueva enfermedad pandémica. El razonamiento como el medio para superar la adversidad. Empero el reportaje sobre este doctor sin un duelo completo por su familia y sus amigos, soledad originada así sea por precaución epidemiológica o por temor ignorante, me lleva a pensar cómo esta clase de eventos nos están afectando y nos cambian por dentro. El temor, el malestar y el futuro incierto han llenado la era de nuestras propias vidas de ideas que no son nuestras propias y nos han quitado la cotidianidad, y por instantes, nos han devuelto al origen de la vida del hombre, la esperanza de sobrevivir

Un brote infeccioso de secuelas globales conlleva peligros, tanto en salud pública como en la economía y la sociedad, a grado de la población e personal. Y aun cuando regularmente se obtienen adelantos científicos, poco se estudia de los alcances mentales y emocionales. Por lo cual cobran alta trascendencia los profesionales en salud de la mente, de tal forma que psiquíatras y psicólogos tienen que coadyuvar para reducir o precisar el desgaste emocional del personal de salud y de los enfermos.4

Ciertos de los puntos en este rubro a tomar en cuenta integran:

1. Timing con modelos epidemiológicos productivos que permiten presagiar, planificar y entrenarse para

todo el proceso.

2. Desgaste emocional y de la mente de los trabajadores de la salud, incluyendo desarrollo de estrés postraumático por sus pacientes y por los cuidadores.

3. Distanciamiento social en el que las múltiples separaciones o confinamientos de las personas les están afectando de manera diversa.

4. Consecuencias psiquiátricas producto de la patología o su procedimiento.

5. Contagio conductual, en el que se integran preocupaciones, miedos y malas concepciones de lo cual se vive a lo largo de una enfermedad pandémica (los trabajadores de la salud deberíamos estar preparados para enfrentarlos).

6. Deficiencias de los servicios de salud, incluyendo falta de personal para atender inconvenientes psicoemocionales de los propios trabajadores.

En esta enfermedad pandémica, no debemos dejar de lado el aspecto de la salud psicológica referente con las ideas, creencias y la “insanidad” de los sentimientos y los pensamientos de quienes padecen o permanecen en peligro de sufrir infección por coronavirus. Dichos puntos son tan profundos que ya forman parte de nuestra cultura de diversión, como ejemplo las cintas de infecciones devastadoras o de holocaustos zombis.

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