Desarrollo histórico del estudio neuropsicológico de la memoria

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RESUMEN

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PALABRAS CLAVE

RESUMEN DEL ARTÍCULO

En el ámbito de la neurociencia, es ineludible investigar qué  son y cómo suceden los diferentes procesos psíquicos. Entre una multitud de tales procesos, la memoria es uno de los que a lo largo de la historia, más interés ha suscitado. Este afán en su investigación ha dado lugar a diferentes teorías, definiciones e interpretaciones.

Remontándonos a la época de los primeros pensadores de la Antigua Grecia y Roma, tenemos constancia de que poseer una buena memoria suponía una virtud añadida a la capacidad psíquica y cognoscitiva del ser humano, algo que era considerado ‘sinónimo de alta capacidad de juicio, comprensión y de perfección’ (Finger, 1994).

Si caminamos por la línea cronológica de los pensadores pioneros en estas investigaciones sobre el proceso de la memoria, encontramos en primer lugar a Platón, quien explicaba este proceso a través de metáforas. Para Platón, la memoria era como un almacén en el que los seres humanos almacenamos los recuerdos, y además, donde construimos el aprendizaje. Tras estas primeras pinceladas acerca del concepto de este proceso psíquico, Aristóteles añade que la memoria es parte del alma, de la propia esencia y de la imaginación (Suárez y Zapata, 2006), y es ahí donde el recuerdo se recupera a través  de la asociación de  ideas. En esta misma línea de pensamiento encontramos las aportaciones de Galeano, quien va un poco más allá en su investigación tratando de localizar las funciones de la memoria en los ventrículos cerebrales, y dando lugar a la idea de que la esta constituye el enlace funcional en la formación de imágenes mentales, capacidad de juicio y opinión.

Durante la Edad Media, entre los siglos XV y XVI, los conceptos de alma y memoria fueron cambiando debido aa nuevos modelos que los explicaban. Hay un interés creciente por averiguar la parte de localización de la memoria. En este sentido, una de las figuras más representativas fue René Descartes considera que el alma se canaliza a través de nervios y túbulos hasta los compartimentos específicos implicados en el funcionamiento del cuerpo humano en todos sus niveles expresivos. Además, describe lo que sería un sistema de almacenamiento y funcionamiento de la memoria, y estos conceptos darán lugar al dualismo existencial del ser humano, el que divide al hombre en cuerpo y alma, y separa los aspectos mentales de los espirituales.

A finales del s.XVII, con las aportaciones de Thomas Willis, las concepciones sobre la memoria evolucionan hasta situarla en el cerebelo y la corteza cerebral, relacionando cualquier alteración que se dé en ellos con deficiencias mentales.

Posteriormente, durante el s.XIX, Ewald Hering resaltó en sus estudios de fisiología la importancia de la memoria y su función organizada de la materia. Del mismo modo, William James introduce los términos de memoria primaria y secundaria, lo que hoy conocemos como memoria a corto y largo plazo. Destaca especialmente en este siglo Hermann Ebbinghaus, quien se ocupó por primera vez de estudiar la capacidad de la memoria y los recuerdos. Estas nuevas aportaciones supusieron los primeros esbozos de una investigación científica, ya que Ebbinghaus llevó a cabo una serie de estudios experimentos que permitieron formular leyes que posteriormente ayudaron a comprender la memoria humana, teniendo además un valor práctico y aplicable en el ámbito educativo.

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