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Diagnostico Multidimensional


Enviado por   •  4 de Marzo de 2015  •  2.011 Palabras (9 Páginas)  •  209 Visitas

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ARTICULACIÓN TEÓRICO-CLÍNICA

Diagnóstico Multidimensional

El diagnóstico multidimensional hace referencia a la evaluación psicológica que contempla el recabo de la información y su posterior estudio en diferentes niveles de análisis, de forma de abarcar la complejidad de la vida del sujeto.

Dicho análisis propone una mirada holística asentada en el paradigma de la complejidad, a los fines de diseñar una estrategia específica de trabajo para cada caso.

1. Diagnóstico Clínico:

El diagnóstico clínico comprende la categoría de la clínica psiquiátrica, cuyo arribo permite el delineamiento de la estrategia psicoterapéutica más apropiada.

El entrevistado asiste a la consulta motivado por el miedo y angustia que siente de forma permanente y que no le permiten concentrarse en sus estudios. Manifiesta que su cabeza está totalmente ocupada por pensamientos de los cuales no puede escapar y que a su vez cuestiona.

Por otro lado refiere que esto lo ha llevado progresivamente a quedarse en su casa, a compartir lo menos posible con la gente, por miedo a que se filtren esos pensamientos.

Como puede observarse a partir del motivo de consulta, el entrevistado presenta pensamientos de carácter recurrente y persistente, experimentados como intrusivos e inapropiados. Pueden ser caracterizados como obsesiones, que generan gran monto de ansiedad y representan un significativo malestar en diversas áreas de la vida del entrevistado.

Al mismo tiempo, existe la tendencia a suprimir o neutralizar esos pensamientos con otros de diferente contenido, ya sea pensamientos o actos que le permiten contrarrestarlos o expiarlos. Un ejemplo de ello es: “…me pasa por momentos que estoy convencido de que hice algo… relacionado con… lo sexual… entonces después vienen los otros pensamientos… los que aparecen después, siempre. Que voy a quedar petiso, que no voy a crecer o que voy a decrecer en realidad y eso porque había hecho algo malo o porque había tenido malos pensamientos”.

Por otro lado, también presenta compulsiones: lavado de manos, rezos, comportamientos o actos mentales de carácter repetitivos que el entrevistado se ve obligado a realizar en respuesta a las obsesiones: “… y rezaba… eran varios Padres Nuestros los que tenía que rezar para poder dormirme, y tenía que poder permanecer con las manos debajo de la almohada por lo menos el tiempo que duraba un rezo, recién ahí me podía dormir… a veces me sigue pasando”.

También aparecen otros signos y síntomas que permiten dar cuenta de un Trastorno Obsesivo Compulsivo, como son la presencia de pesadillas, el no poder dormir debido a la intrusión de algunos pensamientos, actos de rituales como cepillarse los dientes, rumiación del pensamiento, compulsión a realizar actos indeseables, dudas frecuentes o indecisión, prevalencia de la lógica-formal, rigidez en el pensamiento, control sobre el otro o las situaciones, características de orden y meticulosidad, ideal perfeccionista, discurso de carácter evacuativo, aislamiento social, primacía de sentimientos hostiles, rigidez o inflexibilidad, miedo a volverse loco, dificultades en la sexualidad, etc.

2. Diagnóstico Psicopatológico Psicodinámico:

Este nivel de diagnóstico alude al campo de la psicopatología psicoanalítica, la cual remite a los diversos tipos de conflictos, ansiedades, mecanismos defensivos e identificaciones que subyacen al motivo de consulta manifiesto.

Las manifestaciones clínicas como el análisis psicodinámico permiten vislumbrar una neurosis de características obsesivas, cuya principal sintomatología se asienta en la intrusión, imposición y compulsión de pensamientos y rituales.

El conflicto inconsciente que subyace en Carlos, podría inferirse, se inscribe en la ambivalencia dirigida hacia su madre, y la consecuente realización de rituales y pensamientos que la anulen: “siempre la idea de producir un gran daño… la muerte de mi madre… por eso también tengo que esconder los cuchillos como te conté los otros días, es terrible, un hijo no puede pensar estas cosas, ni aunque la madre le haya hecho el peor daño, es la madre, es mi madre…”.

En una aproximación al camino recorrido de la libido se podría pensar que ha habido una fijación que ha dado cuerpo al conflicto de la neurosis obsesiva. Paicera señala, en relación a la génesis de este tipo de conflictos, el privilegio que han tenido los sucesos acontecidos durante la etapa esfinteriana y el ulterior fracaso en la situación edípica, habiendo fijación en la etapa anal del desarrollo psicosexual.

En el caso, esto da cuenta de la primacía de impulsos sádicos y eróticos anales dirigidos principalmente hacia su madre, y el haber quedado preso de ser objeto de deseo de ella. Lo cual lo ha llevando a afrontar el complejo de Edipo con un yo debilitado, precozmente deformado por un desarrollo reactivo defensivo y escasa dotación de libido disponible.

Frente al conflicto inconsciente, el mecanismo defensivo que prevalece en el paciente de características obsesivas es la disociación entre la representación y el afecto concomitante ya que esta última es intolerable para el yo, por lo cual es separada y expulsada de la conciencia.

En este caso, el afecto, principalmente hostil hacia su madre, no sólo ha sido disociado sino también desplazado hacia las mujeres de su entorno para ser soportable a su conciencia. Carlos refiere al respecto: “nunca pudo hacerse cargo completamente de nosotros, me contó que no se animaba a cambiarnos los pañales… no quería hacernos mal… la verdad es que yo no entiendo… en casa había una empleada… terminé odiándola… era peor que mi mamá… y son mujeres las que están en mis pesadillas… y después necesito esconder todos los cuchillos… son esas imágenes que me perturban…”.

También el asilamiento se presenta como forma defensiva ante la angustia de sus pensamientos: “… la forma que estoy optando es quedarme en casa, compartir lo menos posible con la gente, tengo miedo que se me filtre algo…”. Estas defensas, que en un primer momento, se presume, podrían haber sido un rasgo de carácter y, por lo tanto, ser egosintónicas (“recuerdo que más o menos a los 12 años tenía muchas dificultades en el colegio, no me hacía amigos…”), en el presente han comenzado a percibirse como egodistónicas (“así

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