Diversidad En La Escuela

Introducción:

El presente trabajo estará organizado en tres etapas - a mí entender- fundamentales para al menos, aproximarnos hacia un análisis de la realidad educativa de nuestro país.

La primera etapa, intentará simbolizar una breve recapitulación de las características más distintivas de la escuela moderna y posmoderna; haciendo hincapié en la variación de su función social, en ambos momentos históricos.

La segunda etapa, postulará una mirada acerca de la realidad educativa actual, específicamente, ligada a la temática “diversidad escolar”, teniendo en cuenta los aportes de los autores abordados en la cátedra.

Para finalizar, intentaré esbozar una conclusión personal, enfocándome en la construcción de una propuesta de resolución, como futura profesional Psicopedagoga, es una mirada subjetiva ante la realidad actual de la cual formamos parte.

Desarrollo:

Los nuevos contextos escolares nos obligan a repensar fenómenos como la atención y el desafío a la diversidad, entre otros.

Así mismo, cabe aclarar que en cada época, dependiendo de la función social adjudicada y asumida por la escuela; también las concepciones de los agentes intervinientes en el proceso educativo y sobre todo, los vínculos establecidos entre ellos, se han visto modificados. En tiempos actuales, es necesario entender la realidad desde nociones completamente diferentes. Ya no es tan sabia e incuestionable la palabra del maestro, ya no se puede hablar de una transmisión directa del conocimiento, ni se debe pensar en el proceso de enseñanza y aprendizaje como lineal, ya no es posible entender al alumno sólo desde su individualidad y sólo desde su integración en un grupo, ya no podemos pensar en el niño que corretea por los pasillos de la escuela actual como si fuese el mismo niño de fines de los 90’… Ya no es posible pensar en términos homogéneos.

Nociones como el respeto, la disciplina, la autoridad, el rendimiento, la operatividad…Incluso los términos de conocimiento, enseñanza y aprendizaje deben ser colocados en tela de juicio.

No es posible entonces, pensar en la escuela actual desde los principios de la escuela moderna, simplemente porque dicha tipología dejó de ser funcional y coherente con los tiempos que hoy por hoy, vivimos.

Es esencial promover una formación docente para la diversidad, adoptando así una postura educativa que reconoce la existencia de las diferencias entre los seres humanos en sentido positivo. Esta postura educativa ubica al alumno, al maestro, al saber y al saber hacer en el centro del proceso educativo “…Advertimos el reconocimiento de los derechos correspondientes a las diferencias entre los seres humanos. Este reconocimiento del "ser", distinto de los demás no está en contra de su función social y autónoma. Porque la diversidad no sólo contribuye a la formación individual, sino también a la creación de una sociedad más sana…” Una propuesta didáctica de integración implica partir de la diversidad, hacia la construcción de un espacio social educativo mediante acciones intra e interescolares de todos los sectores: familia, docentes, futuros docentes y alumnos, contexto, institución. La actitud crítica y reflexiva tanto en el nivel personal como profesional favorece la formación del docente autónomo que es, en definitiva, la característica primordial para el desempeño en la educación en y para la diversidad.

La realidad social y cultural se refleja en las instituciones educativas, cada vez es más manifiesta la complejidad en los contextos escolares actuales. Es por esto que se evidencia la necesidad de optar por una educación abierta en y para la diversidad, poniendo en juego un pensamiento multidimensional, que contemple y comprenda las diferencias, aceptando la diversidad y la heterogeneidad como componentes de la realidad actual.

Trabajar respetando la diversidad implica la valoración y aceptación de todos los alumnos y el reconocimiento de que todos pueden aprender desde sus diferencias y heterogeneidad social. Todas las prácticas áulicas son complejas y cargadas de obstáculos, es preciso superar el paradigma de la simplicidad, es decir, teniendo en cuenta lo postulado por Norberto Boggino, superar la tendencia a atender un problema desde el sentido común apuntando sólo a la practicidad, asumiendo el paradigma de la complejidad en el quehacer educativo.

No hay institución ni grupo de alumnos uniformes, y la diversidad implica complejidad. Pero eso no significa la fragmentación del saber. Comprender la diversidad implica buscar, para abordarla, diferentes alternativas que se traduzcan en un esbozo teórico, pero que avancen en actuaciones concretas.

La diversidad no atiende a un sólo aspecto del ser, no considera únicamente los problemas de aprendizaje que se reflejan en el aula. Éstos frecuentemente son síntomas de un problema aún mayor, que podrá manifestarse en una imagen personal desvalorizada, en carencias ambientales o en problemas referidos a la sociabilidad. Por esto es necesario tomar en cuenta las diferencias individuales, ofreciendo oportunidades sobre la base de la atención individual, que no es sólo atender al niño cuando tiene problemas, sino darle a cada uno lo que necesita, para lo cual se deberá buscar estrategias acordes con las necesidades detectadas en el diagnóstico.

La educación sistemática y moderna ha cumplido durante mucho tiempo con la tarea de “normatizar y normalizar” a los alumnos a sus normas o criterios preestablecidos. Hoy la demanda hacia la educación es otra, por lo tanto la escuela debe buscar alternativas que se basarán en la convivencia, la vivencia y un modelo educativo que tendrá como punto de partida el respeto a la individualidad

...