EL CUIDADO EN EL FLORECIMIENTO O DESARROLLO HUMANO PERSONAL: REFLEXIONES DESDE LA PSICOLOGÍA PARA LA BIOÉTICA DEL CUIDADO

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EL CUIDADO EN EL FLORECIMIENTO O DESARROLLO HUMANO PERSONAL: REFLEXIONES DESDE LA PSICOLOGÍA PARA LA BIOÉTICA DEL CUIDADO

El ser humano tiende a florecer en la vida (vivir bien) busca desarrollarse incrementando todas sus fortalezas con sus buenas actitudes y características para poder cumplir metas y objetivos en todos los aspectos dentro de la sociedad, como menciona Sánchez A. el desarrollarse es un “despliegue armónico de las capacidades y potencialidades (personales o comunitarias) en interacción dinámica con el entorno material y psicosocial bajo la dirección del sujeto” (2015).

El desarrollo personal también conocido como crecimiento humano, desarrollo humano, excelencia humana, madurez y en especial el florecimiento personal busca encontrar la importancia del cuidado en la vida cotidiana. En la sociedad el hombre se encuentra en constante vínculo con las demás personas tratando de no romper esa unión cuidando, amando y protegiendo a sus semejantes, por ejemplo:  dando hospitalidad a quien lo necesita, apoyando al amigo y desarrollándose satisfactoriamente en el campo laboral. Por ello el cuidado se convierte en uno de los valores más importantes ya que gracias a su práctica el hombre se destaca en este mundo ordinario.

El cuidado en el desarrollo personal en la sociedad, es fundamental, se ve que a diario una persona necesita relacionarse y estar en presencia de los demás para que pueda conseguir su desarrollo y un avance en su vida, el cuidado que se brinda realiza la relación del hombre con los de su entorno.

Tres principios fundamentales para desenvolverse de manera efectiva en el cuidado es “saber recibir cuidado”, “saber cuidar de los demás” y “ser capaces de tomar conciencia y practicar los fundamentos antes mencionados”.

Recibir cuidado

Recibir cuidado es la atención ofrecida tanto emocionalmente como físicamente para el bienestar propio y florecimiento de un ser.

En el aspecto emocional se menciona cómo es que se da el cuidado y las relaciones afectivas a través de valores, uno de los mencionados es “el amor” el que colabora de manera significativa al florecimiento, crecimiento y maduración de una persona, con las acciones de apoyar, acompañar, corregir, etc. Para la tranquilidad de uno mismo no solo el hombre tiene que estar unido a los demás, también tiene que satisfacer sus propias necesidades básicas (alimentación, vestido, salud, hogar) y mejorar la estabilidad de sus sentimientos; un individuo aprende a cuidar cuando es cuidado, en este ámbito la educación juega un papel muy importante ya que uno practica cómo es que se tiene que cuidar a los demás sin mezquindad ni rencores para el bien social.

Por otra parte, el aspecto material no se excluye ya que menciona la importancia del cuidado del cuerpo para la existencia del hombre, esta atención se debe dar por medio de la alimentación saludable, el realizar ejercicios promoviendo y mejorando la salud.

Cuidar de los demás

La existencia de la dependencia e interdependencia realizadas las dos mutuamente no cambiarán ni perjudicarán el logro de un cuidado efectivo, como dice Llano A. “en el cuidado estas cualidades nada van a cambiar ni eliminar por el bien de la atención desinteresada que uno da para el otro” (2002).

Enseñar a adquirir virtudes y fomentar una disposición psicológica es trascendental para una buena comunicación y para el cuidado personal-  social, también es importante la bioética del cuidado pues de en manera de pensar en las carencias de otro y apoyándolo se muestra una solidaridad una actitud atenta hacia los demás y con esos actos se hace respetar la dignidad de esta persona en dificultades.

Ser conscientes de la necesidad de cuidar y ser cuidado

El poder tomar conciencia de dejarse cuidar y dar cuidado lleva una práctica constante, ya que poco a poco con el transcurrir del tiempo se obtiene estos dos requerimientos. Lograr la madurez también genera un cambio como menciona Vial W. (2016) “lo que permite el avance positivo hacia la madurez personal está dada por procesos de desarrollo que tienen características de autonomía, autoestima, proyecto de vida, entre otros”; el valor personal que dispone el hombre se mide por su manera de socializar, por su madurez, cada persona es responsable de analizar los aspectos que lo detienen para poder abandonarlos y las fortalezas que poseen para ponerlas en práctica y salir adelante compartiendo sus conocimientos saliendo de uno mismo, para ayudar a los demás. Así se observa que el florecimiento está sujeto a toda la población, de las enseñanzas que una persona le brinda a otra, también depende de la responsabilidad, de tomar conciencia de cuidar y ser cuidado, de realizar el bien personal y común, como cita Macintyre A. “cada componente de una comunidad puede aportar diferentes saberes para el bien común y bien individual” (2001).

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