El Desarrollo Humano, Las Teorías Sobre El Desarrollo
Yusell Mariana Sánchez LòpezApuntes7 de Octubre de 2022
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Las teorías sobre el desarrollo
El Desarrollo Humano, Las Teorías Sobre El Desarrollo
Yusell M. Sánchez López
Instituto Mexicano De Psicooncologìa IMPo
Licenciatura En Psicología
Desarrollo Humano
Dra. Susana Polo Scott
Noviembre 11, 2021
Introducción
“Las personas, usualmente, usan falsos estándares para medir. Buscan y admiran el poder, el éxito y la riqueza, pero subestiman los verdaderos valores de la vida.”
Sigmund Freud (1856-1939)
“El hombre no es sólo una parte de un campo, es una parte de los miembros de su grupo. Cuando las personas están juntas, como cuando están en el trabajo, entonces el comportamiento más antinatural, que sólo aparece en las etapas finales de los años o en los casos anormales, sería comportarse como
egos separados. En circunstancias normales los que trabajan en común, cada uno forma una parte significativa para hacer funcionar el todo.”
Max Wertheimer (1880-1943)
“La inteligencia es lo que usas cuando no sabes qué hacer”.
Jean Piaget (1896-1980)
“Las personas con pasiones intensas, que logran grandes hazañas, que poseen sentimientos fuertes, mentes geniales y una personalidad fuerte, rara vez surgen de los niños y niñas buenos.”
Lev Semenovich Vigotski (1896-1934)
A lo largo de la historia se han presentado diferentes teorías sobre el desarrollo humano, Psicólogos como Sigmund Freud, Jean Piaget, Lev Vygotsky, Max Wertheimer, John B. Watson, Robert Mills Gagné, entre otros han intentado explicar los diferentes aspectos a través de sus teorías. Y aunque no todas son plenamente aceptadas hoy en día, las influencias de sus perspectivas han sido de gran ayuda para entender cómo crecen, piensan y se comportan los individuos.
Desarrollo
La teoría psicoanalítica
Sigmund Freud es considerado el padre del Psicoanálisis. La teoría psicoanalítica tiende a centrarse en cosas tales como el inconsciente, las pulsiones y la formación del ego. Pese a que sus propuestas no gozan de gran popularidad en la actualidad, pocos dudan de la importancia que los acontecimientos y experiencias de la infancia tienen en el futuro desarrollo del niño.
El motor de la actividad psíquica lo constituyen los estados de tensión que se producen en el organismo y que este tiende a reducir. Esos estados de tensión se originan en los estímulos que llegan hasta el organismo y son de dos tipos: los exteriores, que no plantean grandes problemas psicológicos para sustraerse a ellos, por medio de movimientos musculares (por ejemplo, evitar una luz intensa, o un ruido) y los interiores, constituidos por las pulsiones, que son mucho más complicados y cuya influencia resulta más difícil de eliminar o reducir.
Consideró la pulsión como un estímulo interno (somático), por tanto, diferente de los estímulos externos que son captados por los órganos de los sentidos, pero distinto también de necesidades endógenas como el hambre o la sed, de allí que en principio lo relacione con la sexualidad. En efecto, ante la sed y el hambre no hay más camino que satisfacerlas cuando se hacen intolerablemente agudas, mientras que la sexualidad es diferente: puede reprimirse, satisfacerse auto eróticamente o con otro
sujeto, sublimarse, restringirse, mudar su meta activa en pasiva, trastornarse en lo contrario (en la formación reactiva, por ejemplo), entre otras posibilidades. Nada de esto es posible con el hambre o con
la sed, que carecen de esa plasticidad de la pulsión. Sin embargo, las necesidades relativas al hambre y a la sed, así como las tendencias del yo que protegen de peligros al individuo, Freud las englobó bajo la denominación pulsiones de autoconservación, con lo que el concepto de pulsión no se restringía solamente a las tendencias sexuales.
La actividad psíquica es producto de un aparato psíquico que se divide en varias partes, el ello que contiene todo lo heredado, que constituye el depósito de la energía pulsional. En contacto con el mundo exterior, el ello va produciendo una modificación que da lugar a una nueva instancia que se denomina el yo. Este mantiene la conexión con el mundo exterior y es el que recibe los estímulos convirtiéndose en un regulador de las demandas pulsionales. Durante el proceso de la infancia, se forma a partir del yo una tercera instancia llamada el superyó que constituye el sedimento de la cultura y que se elabora a través de la relación con los padres y los educadores. El ello y el superyó coinciden en que ambos representan las influencias del pasado uno las heredadas y otro las dejadas por la cultura y el yo tiene que convertirse en una especie de árbitro entre ambas.
Según Freud la mayor parte de las actividades psíquicas son inconscientes y solo somos conscientes de una pequeña parte. A lo largo de su evolución el individuo pasa por una serie de etapas que están relacionadas con el desarrollo de su sexualidad y están vinculadas a zonas corporales.
La etapa oral es la primera fase de la evolución de la libido que va de los 0 a los 2 años de edad.
Esta fase se divide en dos: la primera, el niño(a) pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. Los períodos de atención consciente quedan limitados a experiencias de nutrición como hambre, lactancia, saciedad, ruidos internos. En esta fase el placer sexual está ligado predominantemente a la excitación de la cavidad bucal y de los labios, que acompaña a la alimentación.
Durante la etapa anal que puede situarse de los 2 a los 4 años de edad la libido se organiza al alrededor de la zona erógena anal, el objeto de satisfacción está ligado con la función de defecación (expulsión – retención) y al valor simbólicos de las heces.
La fase fálica se caracteriza por una unificación de las pulsiones parciales bajo la primacía de los órganos genitales, pero a diferencia de la organización genital puberal, el niño o la niña no reconocen en esta fase más que un solo órgano genital, En esta fase es vivido el Complejo de Edipo, más o menos entre los 3 y 5 años de edad, su declinación señala el inicio del período la latencia. Este Complejo
desempeña un papel fundamental en la estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo sexual. Otra de las características importantes de esta etapa es el descubrimiento de que existen
diferencias sexuales entre las personas y que el niño(a) pertenece a un sexo determinado. Este descubrimiento pudo haberse gestado en la relación que el niño(a) tenía con sus padres y se profundiza ahora que se relaciona más con niños(as) de diferentes sexos y de su misma edad.
El niño puede quedarse fijado en alguna de estas etapas sin pasar a la etapa siguiente, lo cual produce trastornos de la personalidad, que se manifiestan en la conducta neurótica.
La teoría psicoanalítica es una teoría de la motivación inconsciente que trata de explicar por que los individuos actúan de una determinada manera, lo cual se debe a razones que muchas veces son inconscientes. Se interesa por la motivación o la energía, que permite producir la conducta más que por la estructura o la organización de la conducta. Pretende ser un modelo del sujeto más qué un modelo de la conducta.
Las teorías conductistas
John F. Watson (1878-1958) fundador del conductismo afirmaba que, en un sistema de psicología completamente elaborado, dada la respuesta pueden ser predichos los estímulos y dados los estímulos la respuesta puede ser predicha. Propuso cambiar radicalmente el objeto de estudio, en lugar de ser la consciencia debería ser la conducta, por lo que los sujetos hacen y es observable.
La psicología tiene que partir de que los organismos se ajustan a su medio ambiente. Las respuestas de un organismo pueden ser aprendidas o no aprendidas y la tarea de la psicología es encontrar como se forman las respuestas aprendidas a partir de las que no lo son. Las respuestas nuevas se forman por condicionamiento, es decir, por asociación con nuevos estímulos a partir de unos pocos estímulos incondicionados, estableciéndose así estímulos condicionados.
El condicionamiento respondiente, modelo estímulo-respuesta o aprendizaje por asociaciones es un tipo de aprendizaje asociativo que fue demostrado por primera vez por Iván Pávlov.
Este autor ideó unos experimentos con perros que son la base del condicionamiento clásico. Se dio cuenta de que, al ponerle la comida al perro, este salivaba.
Cada vez que le pusiera la comida, Pavlov hacía sonar una campana, de modo que, cuando el perro la escuchaba, asociaba ese sonido con la comida y salivaba. Así, el perro estaba dando una respuesta (en este caso, la salivación) a un estímulo (la campana). La próxima vez que escuchara la campana, independientemente de si iba unida a la comida, empezaría a salivar.
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