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El Pudor


Enviado por   •  5 de Junio de 2014  •  Ensayos  •  3.316 Palabras (14 Páginas)  •  280 Visitas

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Hay quien piensa que el pudor es algo ya superado, convencional, que depende únicamente de las culturas…

Esto, sin embargo, deja muchos interrogantes en el tintero ya que se observa, por ejemplo, como los niños, a partir de una edad y sin necesidad de orientación por parte de los padres, se encuentran incómodos desnudos y se esconden para no ser vistos o cómo en todas las culturas se tiende a ocultar ciertas partes del cuerpo.

La forma de vivir el pudor puede ser convencional, pero no el hecho de experimentar este sentimiento.

Los filósofos personalistas aclaran más estas cuestiones pues consideran que el pudor es una característica de la persona. Cada hombre comprueba en su interior como hay cosas; no sólo materiales sino también espirituales (pensamientos, deseos…) que no quiere que salgan al público. Tenemos una intimidad que nos pertenece y que no entregamos a cualquiera; o al menos, no entregamos a cualquiera sin hacernos violencia. Este sentimiento se llama coloquialmente vergüenza y se refiere, como se ha dicho antes, no sólo a hechos externos sino también a estados interiores.

La vergüenza no siempre se refiere a actos negativos, hay cosas buenas que también nos avergüenzan; en este caso, lo que experimentamos como mal no es la cosa en sí, sino el que se exteriorice. Muchas veces, por ejemplo, al realizar una obra de caridad o tener una muestra de cariño intentamos que no salga al exterior ya que puede ser malentendida y porque además, al exteriorizarse, pierde un poco su valor.

En este sentido, el pudor sería siempre una salvaguarda de la intimidad, de la interioridad de la persona.

¿Por qué es necesario ocultar ciertas partes del cuerpo? ¿por qué es impúdico un escote pronunciado? ¿o un vestido transparente?

Porque desvelan los órganos sexuales, que son los más íntimos del individuo ya que con ellos “se efectúa la donación completa, íntima y corporal de la persona”.

Sería impúdico por tanto exhibir sin razón aquellas partes más íntimas del cuerpo, aquellas “que desempeñan un papel expresivo singular en los actos de intimidad sexual. En sí, tales partes no son ni buenas ni malas. Sencillamente realizan la función que la naturaleza les asignó. Esa función es íntima, se halla integrada en actos que no tienen sentido en la esfera pública, sino sólo en la esfera privada de la relación dual a la que está confiada la creatividad biológica y buena parte de la creatividad amorosa”.

Lo esencial en el pudor, por tanto, no es sólo cubrirse, sino ocultar los valores sexuales que constituyen, en la conciencia de la persona, un objeto de placer. Nuestros órganos sexuales pueden ser objetos que producen placer: como la persona no quiere quedar reducida a un mero instrumento de goce, oculta estos valores.

¿Experimentan del mismo modo el pudor la mujer y el hombre?

Al llegar a este punto, hay que hacer una distinción entre la forma que tiene de experimentar el pudor la mujer y el hombre. La mujer es más difícil que vea al hombre como un objeto de placer. En ella pesa más lo afectivo que lo sensual, es más sensible a percibir en el hombre las cualidades de una masculinidad psíquica; se fijará en cómo es su voz, qué temas de conversación tiene, qué características psicológicas posee. No desprecia su masculinidad física, pero ésta pasa a un segundo plano.

El hombre, sin embargo, tiene una sensualidad más fuerte que hace que la afectividad quede relegada. Es más fácil que vea en la mujer un objeto de placer; de hecho, en un primer momento, esto es lo que fija su atención. “La mujer no siente ese tirón automático ante el cuerpo de un hombre.

El hombre sí lo siente ante el cuerpo de la mujer. Por no saber esto, muchas mujeres interpretan equivocadamente las miradas de muchos hombres (…) No saben que el hombre tiende espontáneamente a fijarse en los aspectos meramente carnales, en lo que la mujer tiene de objeto.

Y por eso cometen el error de querer llamar la atención jugando con lo propiamente sexual. Si supieran lo que pasa muchas veces por la cabeza de los hombres que las miran, y el desprecio que a menudo provocan en ellos se sorprenderían mucho”

Es importante conocer estas diferencias ya que el pudor es una virtud para vivir en la sociedad; no basta que una persona vista de una forma correcta según su propia sensibilidad, tiene que tener en cuenta la sensibilidad de los demás. Precisamente, a la mujer le resulta más difícil entender la necesidad del pudor, la conveniencia de cubrirse porque no experimenta en sí misma una sensualidad tan fuerte.

“La mujer tiende a considerar en primer lugar los aspectos personales, afectivos, humanos. Lo estrictamente carnal viene, normalmente, sólo después de lo afectivo. Pero en el hombre no es así. Por eso las mujeres consideran como cariño lo que, por parte del hombre, es, en muchas ocasiones simple satisfacción del apetito. Se sienten queridas cuando en realidad están siendo usadas”.

Ante una minifalda, unos minishorts o un escote, una mujer puede juzgar fríamente la forma de las piernas, mientras que un hombre es posible que cosifique a la dueña de la prenda convirtiéndola en un objeto sexual.

Entonces… ¿Qué es el pudor?

El pudor es un mecanismo de protección ante la posibilidad de convertirnos en instrumentos de placer.

Es también, como en el caso de la guarda de la intimidad, una defensa ante el peligro de que alguien me pueda poseer sin que yo lo quiera.

Cada persona es dueña de sí misma y nadie, excepto Dios como Creador, puede tener propiedad sobre ella.

La excepción a esta realidad es el amor; el hombre se deja apropiar libremente por amor; pero a esto se volverá más tarde.

El pudor consiste en ocultar los valores sexuales pero es también una forma de provocar el amor; la necesidad espontánea de cubrir los valores sexuales es un medio para permitir que se descubran los valores de la propia persona; mientras se oculta aquello que puede cosificarme, se intenta remarcar lo que me hace persona. Los valores sexuales no me diferencian, no me hacen único; simplemente “dividen” a la humanidad en hombres y mujeres. Lo que me individualiza son mis capacidades personales, mi inteligencia, mis amores, mi intimidad, mis recuerdos…

La

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