El apego, como influye en nuestra vida emocional y las relaciones

INTRODUCCIÓN

Al nacer somos seres vulnerables, que no nos podemos valernos por sí solos, que dependemos de otros para poder sobrevivir, y es por esto por lo que forjamos con nuestro entorno cercano un necesario vínculo de apego. Este apego es una vinculación afectiva especial que se genera con personas que son significativas del entorno de la vida de la persona, y este se genera desde los primeros años de vida, es un tipo de lazo afectivo entre las personas y es de suma importancia ya que influye en la construcción de nuestra personalidad, el modo de actuar y relacionarse, el modo de gestionar y expresar las emociones y todo esto tiene influencia en como seremos en nuestra adultez, el objetivo principal de este apego es la cercanía inmediata a la persona, ya que esta proporciona seguridad y consuelo; y asegurar el cuidado, el desarrollo psicológico y la formación de la personalidad.

El apego surge cuando la persona se siente segura sobre que la otra estará siempre para brindarle su apoyo y que estará incondicionalmente al lado de esta, y esto hace que se facilite la aparición de la empatía, la comunicación emocional y el amor entre estas personas.

Este vínculo surge en los primeros años de vida y se da entre el niño y sus padres o los cuidadores de este, que son las personas con las que más tiene contacto, y este apego le proporciona al niño seguridad, le permite explorar, conocer el mundo y relacionarse con otros y esta seguridad le da la tranquilidad de sentir que la persona con quien se ha vinculado va a estar allí para protegerlo.

DESARROLLO

El apego, como influye en nuestra vida emocional y las relaciones.

El vínculo de apego es la principal fuente que brinda seguridad en la infancia y una de las fundamentales en la vida adulta, de este vínculo de apego depende nuestro desarrollo emocional y social.

A lo largo de nuestro desarrollo, tendemos a estar o sentirnos próximos a esa figura, que encarna normalmente la madre, o el principal cuidador, papel que después a lo largo de nuestra vida, pueden desempeñar otras personas.

El resultado es el establecimiento de vínculos afectivos fundamentales, al principio entre el niño y el progenitor y, más tarde, entre adultos. Es un tema crucial para el desarrollo del niño y, en general, del individuo y de la especie.

Estos vínculos son parte fundamental de nuestro desarrollo emocional. Desde edades muy tempranas, el modo en el que se crean los apegos será muy importantes en nuestro desarrollo. Si estos vínculos afectivos son adecuados, generarán seguridad y pertenencia, y estructurarán vínculos saludables con otras personas y con nuestro entorno. Seremos más independientes, más autosuficientes y dispondremos de mayores recursos personales para afrontar las dificultades de la vida sin depender de los demás.

Este apego en la infancia es la primera relación que se forma y que es considerada como la más importante de la vida, pero pese a esto aprendemos a formar estos lazos de apego de diversas formas, dando lugar a diferentes tipos de apego, desde seguro hasta inseguro a lo largo de la vida, tendemos a buscar una y otra vez la

figura de apego, incluso en la vida adulta, por cada cosa que pasamos tendemos a aproximarnos a alguien, como la familia, a esa persona que está más próxima o es una figura de apego ya que queremos llorar, que nos consuelen, queremos sentirnos seguros y que alguien está ahí para apoyarnos.

Las etapas del apego.

Las etapas en el desarrollo del apego tienen mucho que ver con el desarrollo del bebe. A partir de los dos meses, hasta los seis meses aproximadamente, es cuando él bebe empieza a reconocer a la figura o figuras de apego, como principal figura cuidadora o principal lazo afectivo, después de estos meses aproximadamente, se empieza a ver una formación mayor de la estructura de apego, empieza aparecer la regulación emocional, aunque todavía se necesita la figura del cuidador o cuidadora para ayudar a ese niño o niña a regularse emocionalmente.

Y es a partir del inicio de la etapa escolar, cuando ya aparece mayor capacidad de regulación, mayor capacidad de control de los impulsos. Los niños llegarán a tener mucha más capacidad de afrontamiento si han tenido una base segura.

Los tipos de apego.

Ainsworth describió tres patrones conductuales que eran representativos de los distintos tipos de apego establecidos: Apego seguro, apego inseguro-evitativo y apego inseguro-ambivalente.

Los niños que tienen un apego seguro que es el tipo de apego que desarrollan aquellas personas cuyos padres o cuidadores le proporcionan un ambiente de cercanía que no sea invasiva, de seguridad y autonomía. Este apego seguro se consigue cuando los padres están atentos a las necesidades del niño, con una capacidad de regulación y satisfacción de las necesidades de su hijo, cuando responden adecuadamente a lo que el niño necesita. Por ejemplo, cuando el niño está llorando, los padres acuden y reaccionan y realizan acciones para que el niño se calme, o como cuando los padres respetan que el niño no quiere jugar, ser acariciado o que lo carguen.

Los niños con este tipo de apego seguro crecen con más probabilidades de tener una autoestima sana y alta, ya que aprenden a confiar en sí mismos y en sus capacidades y también a confiar en lo que los rodea, su relación con las demás personas es mucho más cercana, de proximidad y más sana, al igual que entienden cuáles son los peligros por los que pueden pasar, intentan afrontarlos, entender que emociones sienten y por qué las sienten, no suelen evadir este tipo de situaciones. Son personas que al volverse adultos tienen un buen desarrollo emocional, saben manejar todas estas emociones y problemas, son personas autosuficientes, y sus relaciones emocionales suelen ser más sanas.

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