El curso de antropología histórica
moontcalTesis25 de Noviembre de 2013
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El curso de antropología histórica
Reflexiones finales.
En el transcurso de la materia pude entender, como la historia de un país crea imaginarios en los sujetos, recordé el estadio del espejo de Lacan cuando nos explica; que el niño aprende en el proceso de reconocimiento de su imagen en el espejo, “que puede haber un punto de vista a partir del cual ser visto”, el espejo le enseña que es un ser visible, que puede ser visto por el mimo y por otros, produciendo un Yo imaginario o un ego. Pero además de esto aprende a que no es como él se siente, como se capta, sino que hay un Yo en el espejo que es distinto y que a través de esta apariencia es como los demás nos perciben, formando un ideal de lo que debería ser en diferencia a como se siente que es.
El partir de esta analogía para articular las diferentes ideas vistas en clase, es importante, ya que como el niño que percibe que no es lo que es, en estos meses pude observarme de una forma distinta al cómo me percibía, percatándome que el sentido de mi vida va en búsqueda de estos ideales del YO, condicionados por las diferentes estructuras institucionales que me rodean, como es la familia. Entendiendo que está alienación al OTRO es producto de una historia mal contada, bajo intereses de unos pocos y que entonces debe someterse a una “desestructuración de estructuras preexistentes” (Goldman), para poder así, contar una nueva historia (Le Golf), pero una historia que hable de lo verdaderamente relevante, una historia demológica, contada por las personas y no por los sujetos. Esto último es un trabajo arduo, constante, una lucha contra la propia estupidez humana, el reconocernos y reconocer aquello que está oculto en nosotros mismos por está alienación que niega a mi ser individual, al propio deseo del sujeto.
Encontré en el discurso de-colonial, una esperanza para esta crisis de sentido, ante esa fatalidad social que pareciera nos arrasa, una voz que dice que es posible un cambio, una nueva forma de observar al mundo, Mignolo le llama pensamiento fronterizo, el cual es una forma de ética del pensar-su propósito, nos dice el, no es corregir mentiras y decir la “verdad”, sino el pensar de otro modo, moverse hacia una “lógica otra”, una nueva visión de la diversidad y la alteridad del mundo. No esperar que a nosotros llegue el mismo desarrollo de los países con poder económico, si no el repensarnos como una humanidad diferente, en términos ecológicos, sociales, culturales y por ende económicos, ser un todo desde nuestra propia individualidad.
Con el curso de este proceso de conocimiento, pude reafirmar la idea de que la historia es importante, pero aún más la antropología histórica, porque cada una de las costumbres del pueblo que puedan ser escritas, contadas remplazaran la instituciones imaginarias, (Burguiere) que se han vuelto un imperativo categórico para esta sociedad.
Dice Le Goff, que hay hechos morales, ocultos, pero no por eso menos reales, también dice que hay hechos individuales con su nombre propio, hechos generales sin nombre, a los que no es posible encerrar en taxonomías de ciertas caracteristicas, pero que no por eso dejan de ser hechos históricos, al principio de la lectura hace una afirmación, donde expresaba que en la historia solo se habla de reyes, de líderes y de hechos “significantes”, pero casi nunca se habla de la gente que vive una vida “real” llena de dolor, alegrías cotidianas, luchas verdaderas. Las cuales nunca podremos conocer, si el trabajo histórico no los toma en cuenta, he ahí la importancia de este tipo de disciplinas que narran la vida del hombre.
La historia debe ser contada no solo por el que ve la apariencia del infante (llámesele, historia, sociedad), si no por el niño en sí, lo que capta desde su propia corporeidad, desde su propio ser, desestructurándose para poder comprender de que está hecha
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