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El paso desde la perspectiva sincrónica a la diacrónica


Enviado por   •  15 de Febrero de 2024  •  Exámen  •  2.377 Palabras (10 Páginas)  •  65 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

FACULTAD DE HUMANIDADES Y ARTES

ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA

CÁTEDRA SISTEMAS SOCIOCULTURALES EXTRA-AMERICANOS

PROF. ADJUNTA: VERÓNICA LÓPE Z TESSORE

PROF. JTP: CECILIA PINTOS

PARCIAL DOMICILIARIO:

 EL PASO DESDE LA PERSPECTIVA SINCRÓNICA A LA DIACRÓNICA: DEL ESTRUCTURAL-FUNCIONALISMO AL PROCESUALISMO

AÑO 2018

Introducción

En el presente trabajo se llevará a cabo un repaso por la obra teórica de distintos autores que conforman la especialidad de la Antropología Política. Más puntualmente veremos la transición que se dio desde el Estructural Funcionalismo hasta el Procesualismo.

 Es sabido que la antropología política data de 1940 aunque podría decirse que encuentra sus gérmenes en obras primogénitas como ser los estudios de parentesco de Morgan (1877) y Maine (1861), para afianzarse luego de la 2da Guerra Mundial.  Momento en que una creciente cantidad de datos y de antropólogos profesionales presionaron hacia una mayor especialización que se convertirán luego en subdisciplinas.

Desarrollo

La antropología de principios del siglo xx se caracterizó por dos cambios fundamentales: el rechazo de la teoría y del método evolucionista, y el abismo que se dio entre los antropólogos de los Estados Unidos por un lado y los de Inglaterra y Francia por el otro.

El trabajo de Emile Durkheim en Francia desembocaría en un estructuralismo cada vez más cognitivo que culminaría en las investigaciones de Claude Lévi-Strauss; en Inglaterra propiciaría la importancia creciente de los “hechos sociales” y llevaría a un punto de vista teórico dominado por las ideas de “función” y “estructura”. Durkheim apenas tuvo influencia en la Antropología Cultural norteamericana dominada por el Historicismo de Franz Boas. Abiertamente en contra del método comparativo y de las grandes generalizaciones de él derivadas su método consistió en los minuciosos estudios descriptivos de culturas concretas. A pesar de que los antropólogos ingleses tendieron cada vez más hacia el estudio del parentesco, no se avanzó mucho por lo que se refiere a la dimensión política. (Lewellen, 1983 p.22)

En los años treinta en Inglaterra luchaban por imponerse dos ramas del funcionalismo. Uno encarnado en la figura de Bronislaw Malinowski (1884-1942), la otra el estructural-funcionalismo de A. R. Radcliffe-Brown (1881-1945). Malinowski, considerado a menudo el fundador de las técnicas modernas del trabajo de campo a raíz de su extensa investigación de las islas Trobriand, intentó interpretar las instituciones culturales como derivadas de algunas necesidades psicológicas y biológicas básicas. Aunque contribuyó poco al desarrollo de la antropología política como tal, sus estudios sobre leyes, economía y religión despejaron el camino para el tipo de especialización que más tarde sería común. El método de la observación participante de Malinowski se convirtió en modelo para toda una generación de investigadores de campo británicos, cuyos profundos análisis de las sociedades africanas harían más tarde que la antropología política fuera una subdisciplina con plena legitimidad.

Pero sería la rama estructural de Radcliffe-Brown, dentro del funcionalismo, la que acabaría en última instancia por imponerse en Inglaterra. Para este autor una sociedad era un sistema de equilibrio en el que cada parte funcionaba para sostener el conjunto. Así existía una razón para que las sociedades tuvieran que ser descritas desde arriba, registradas y cartografiadas para mostrar cómo sus varios elementos se entrelazaban. Esta aproximación es atemporal más que estática; es decir, no postula en realidad una sociedad inmutable o una sociedad sin conflicto, sino que se centra más bien en las normas, valores y estructuras ideales que conforman el marco en el cual se desarrolla la actividad. Gran parte de los objetivos de aquellas investigaciones era informar a las autoridades coloniales acerca de los sistemas sociales bajo su control. (Lewellen, 1983 p.24)

En 1940 se publica la que será considerada la obra más representativa del estructural-funcionalismo; African Political Systems, escrita por Fortes y Evans-Pritchard va a contribuir al estudio de la política comparada, en base a un conjunto de 8 sistemas políticos africanos tomados de distintas regiones del continente, en dicho conjunto se hallarían representados todos los principios básicos de organización político africana.

Para la realización de un estudio comparado de sistemas políticos es necesaria una abstracción donde los procesos queden desligados de su cultura y enfocados solo a sus términos funcionales, si bien existe una relación entre cultura y organización social estos autores insisten en no asociar dichos elementos de la vida social. Otro punto importante es que descartan la filosofía política de su tiempo por ser ineficaz a la hora de comprender las sociedades investigadas. El objetivo de un análisis científico de las organizaciones políticas debe aspirar a explicar las uniformidades de las instituciones así como su interrelación con otros aspectos de la organización social.

“Se observará que los sistemas políticos descritos en este libro pueden englobarse en dos categorías principales. El primer grupo, al cual nos referiremos como “grupo A”, lo conforman sociedades en las que existe autoridad centralizada, maquinaria administrativa e instituciones judiciales –es decir, un gobierno– y cuyas divisiones por riqueza, privilegio y estatus corresponden a la distribución del poder y la autoridad.

Este grupo comprende a los zulúes, los ngwato, los bemba,los banyankole y los kede. El otro grupo, al que nos referiremos como “grupo B”, está formado por las sociedades que carecen de autoridad centralizada, maquinaria administrativa e instituciones judiciales constituidas –en pocas palabras, carecen de gobierno– y en las cuales no existen divisiones visibles de rango, estatus o riqueza. Este grupo comprende a los logoli, los tallensi y los nuer. Quienes piensen que el Estado debería definirse por la presencia de instituciones gubernamentales, considerarán que el primer grupo está conformado por Estados primitivos, y el segundo grupo, por sociedades sin Estado.” (Fortes y Evans-Pritchard; 1940 p.66)

Al respecto Lewellen (1983 p.25) expone que esta tipología fue tachada más tarde de demasiado simplista, pero las descripciones detalladas del funcionamiento político de los linajes en varias sociedades concretas supusieron una contribución importante y duradera. El equilibrio social se presuponía, de modo que el principal problema era mostrar cómo los diversos grupos de intereses y conflictos mantenían un equilibrio de fuerzas que daba como resultado una estructura social estable. El poder integrador de la religión y del símbolo fue también constatado, especialmente el papel del rito en la confirmación y consolidación de los valores del grupo.

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