El suicidio. Evidencia 2

El suicidio

Todos sabemos que el tema del suicidio es un tema muy delicado y no todas las personas son capaces de hablar de ello, ¿Cuántas veces nos hemos sentido deprimidos? La depresión es la más frecuente y la más común que puede llevar a las personas a pensar en la salida fácil, cuando a veces solo se necesita apoyo emocional. Tengo el propósito de investigar y analizar todos los aspectos que llevan a las personas a caer en dicho acto, con el fin de mostrar una postura sobre esta situación y de igual manera hacer notar como la ética y moral se relacionan en esta decisión. El suicidio es un asunto muy complicado, ya que nunca lograras entender a los otros y los otros a ti mismo tampoco, pero vale la pena tomarte el tiempo para poder reflexionar acerca de esta problemática, comprenderla, conocer sus causas, prevenirla y hasta ayudar a otros. El suicido es la única conducta destructiva en la que agresor y víctima se identifican.

El suicidio es un acto por el que un individuo intencionadamente se provoca la muerte, para considerarse suicidio la muerte debe ser un elemento lujurioso y el motivo del acto, no solo una consecuencia casi forzosa. Todos hemos oído hablar de él, en noticias, redes sociales, escuela, televisión, etc. Las personas siempre se sorprenden ante la noticia de que alguien se haya suicidado. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se suicidan aproximadamente un millón de personas, lo que supone una muerte cada 40 segundos a nivel global, las cifras son muy alarmante y no incluyen los intentos de suicidio que ocurren cada tres segundos mundialmente. ¿Qué puede estar tan mal en tu vida para suicidarte?, muchas de las personas ven el suicidio como la manera más corta y rápida de acabar con el dolor, porque en realidad la idea del suicidio no es querer morir, es querer perder el dolor.

La sociedad es exigente. Todo el tiempo nos la pasamos diciendo frases como “sé tú mismo” “lucha por tus sueños” “nunca te rindas”, cuando en realidad siempre participamos en una doble moral y decimos “se tú mismo, pero tal vez podrías ser más tolerante” “tal vez deberías dejar de comportarte de esa forma” o por ejemplo la típica frase de “sigue tus sueños, pero eso no lo hagas porque está mal o se ve mal” y es ahí donde se desglosa la pregunta ¿Cómo esperamos salvar a las personas si no cooperamos en motivarlas? Yo creo que alguna de las razones por la que los jóvenes piensan en la alternativa de la salida fácil es porque se sienten frustrados.

Aun así, el suicidio cambia en cuanto a la perspectiva que se le, en algunos casos se ve como acto de valor, en otros como acto de cobardía. Pero ¿de que depende? ¿Qué se necesita para ser llamado un suicida valiente o uno cobarde? El dilema ético surge a partir de esa pregunta. Citando al poeta alemán Goethe “el suicidio solo debe mirarse como una debilidad del hombre, porque indudablemente es más fácil morir que soportar sin tregua una vida llena de amarguras”. El afirma que es un acto de cobardía, pues es más fácil afrontar los problemas de la vida que decidir privarse del derecho a vivirla. En cambio, por otro lado, citando al filósofo francés, Voltaire “cuando se ha perdido todo, cuando ya no se tiene esperanza, la vida es una calamidad y la muerte es un deber”. El afirma que, si la vida ya no tiene sentido, la mejor opción es el suicidio.

Cuando eres pequeño tienes una idea del mundo, al principio, todo parece ser demasiado lindo, ni siquiera sabes que algún día tus abuelos y padres tendrán que morir, piensas que serán eternos y que por siempre la vida será igual de tranquila y divertida hasta como lo ha sido en la infancia. Pero cuando creces y empiezas a madurar, es cuando llegan todos esos cambios, en tu cuerpo, mente y en tu forma de ver las cosas y es ahí donde te das cuenta que no todo es como pensabas, que las personas también tiene su lado malo, que existe la violencia, que cualquier persona así sea muy insignificante en tu vida, te puede hacer daño, te das cuenta que hay personas que te tratan mal solo porque no les caes bien y que hay otras que te juzgan sin importarles tus sentimientos, y lo más decepcionante es que incluso tú mismo formas parte de eso.

La vida, cada uno es libre de vivirla como le plazca y hacer con ella lo que quiera, pero habiendo tantas personas a las que les arrebatan la vida injustamente o que luchan contra una enfermedad para seguir vivos, ¿existen personas que, teniendo toda la oportunidad para seguir, deciden quitarse la vida?, y si, es que pasa que las personas nos sentimos solas, como si todo el mundo estuviera encima de nosotros y en cualquier momento va a colapsar, y ese es otro de nuestros grandes problemas, pensar de más. Todo inicia con un pensamiento base, por ejemplo: “Le caigo mal a todos mis primos”, y de ahí se derivan otros pensamientos, que son nuestras debilidades e inseguridades, y empezamos a asumir cosas que no están ni mencionadas, ejemplo: “Seguro no les caigo bien porque tengo un grano en la frente, eso me hace fea, mis papás nunca me dicen que soy bonita, no les importo, no valgo en esta vida, debería matarme” y es así como se suicidan. Parece muy tonto, pero es la realidad y muchas veces así sucede, no somos capaces de tener un criterio propio y de verdad nos importa muchísimo lo que la gente diga de nosotros.

Es importante recalcar que el suicidio no solo está presente en jóvenes, de hecho, los ancianos también encuentran razones para suicidarse. Al verse tan cerca de la muerte los ancianos prefieren decidir cuándo y cómo morir. Ellos se sienten solos, tal vez frustrados por las metas que no lograron conseguir, desesperados por atención y muchas cosas más.

Y todo eso me lleva a la pregunta ¿en quién recae el compromiso de elegir un suicidio?

He mencionado las causas por las que una persona decide suicidarse, provocadas por otros o por circunstancias externas, pero al final la libertad es la que nos da el poder de la decisión. La vida, las decisiones, la actitud, todo recae en nosotros mismos.

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