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Elephant De Gus Van Sant

marcedamian28 de Agosto de 2013

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Ensayo: Elephant de Gus Van Sant

Es claro reconocer en EEUU una crisis a partir de los hechos de violencia en los establecimientos de enseñanza media. El cine ha sido durante los últimos años en donde han recaído gran parte de los discursos que intentaron rastrear las causas. Tal es el caso deElephant de Gus Van Sant.

Por Fernando Madedo.

LA VIOLENCIA Y EL CINE: EL CASO ELEPHANT

Por Fernando Madedo

1 UNA SOCIEDAD VIOLENTA

Es claro reconocer en el contexto actual estadounidense una crisis en el nivel educativo que se ha ido propiciando a raíz de los diferentes hechos de violencia en los establecimientos de enseñanza media. No debemos dejar de lado la contemporaneidad de esta violencia, ya que es claro que un hecho es violento en tanto y en cuanto transgreda las nociones de justicia y de razón de las sociedades en un momento dado. Podríamos decir, a posteriori de esta premisa, que el término proveniente del latín violentus se define por las leyes racionales que estructuran una sociedad; es decir que la violencia supone una violación (del latín violāre) a ciertos preceptos institucionalizados cohesivamente. Esto indica que los mencionados hechos de violencia son de tal magnitud en referencia a su tiempo y a los valores culturales de la sociedad en la que están inscriptos. Como diría Marta Zátonyi, el hombre cuando nace no hereda la cultura, sino que la adquiere. Y adquiere aquellos elementos de la cultura de la sociedad en la que forma parte(1). Es impensable una forma de castigo como la que datan los documentos analizados por Michel Foucault en Vigilar y castigar, por ejemplo, en el contexto de nuestros días. El castigo del medioevo supone, es cierto, una forma de pensar que difiere -en algunos casos no tanto- del pensar contemporáneo; se conjetura que dicha diferenciación se establece en base a una concepción de evolución histórica del hombre lo cual, por lo tanto, dicha forma de castigo deviene inadmisible. Porque las relaciones de poder son diferentes y la estructura de preceptos legítimos se conforma según esta relación dicotómica entre el dominado y el dominante. La llamada “tolerancia cero” establecida en los Estados Unidos como medida de seguridad ante hechos delictivos y de violencia, no sería posible implementarla en ciertas sociedades, o bien porque el sistema de leyes es disímil, o bien porque los valores culturales están en divergencia con medidas semejantes. En nuestro país son varios los ejemplos que se podrían citar, desde el intento del ex-presidente De la Rúa en hacer efectiva la misma medida hasta las serias discusiones existentes acerca de la pena de muerte en gobiernos de corte más totalitarios como los dos períodos presidenciales de Carlos Menem.

Sin embargo, lo llamativo de los hechos de violencia citados es por quién son llevados a cabo; quién en tanto sujeto en un aquí y ahora comete los actos que transgreden las leyes sociales de conducta y comportamiento. No son alarmantes ni la ideología ni el lugar de procedencia, pero sí la edad de dichos delincuentes que no sobrepasa generalmente los 18 años de edad. Es decir que el problema que se presenta no se atañe únicamente a ciertos casos de desviación de la conducta o anomalía en edad avanzada que efectúa una patología, como es el caso de los asesinos seriales. Aquí son una gran cantidad de jóvenes quiénes, mediante diferentes métodos, se vuelven agresivos hasta tal punto de generar una violencia máxima que en algunos casos llega a comprender la muerte.

En términos de Enrique Marí, el discurso del orden del dispositivo del poder(2) se empeñará en definir las raíces del problema para poder establecer una funcionalidad en torno a un orden. Estos discursos racionales culparán a la otredad de causar dichas desviaciones en los individuos, generando así una especie de imaginario que les sirva de base para poder ejercer su poder y actuar según sus beneficios generando un consenso social que legitime sus acciones. De esta manera desliga el problema de su responsabilidad en un acto defensivo que haría perjudicar su imagen ante la opinión pública y, en consecuencia, hacer desestabilizar su permanencia en el poder. Por ejemplo, se responsabiliza a los contrabandistas por el ingreso y comercialización de drogas en el país, especialmente a jóvenes, cuyas consecuencias favorecen las reacciones violentas de los mismos.

De esta manera se evita problematizar en estado público cuál es el origen del problema, ofreciendo razonamientos lógicos pero no verdaderos. Sin embargo por medio de otras vías, como la que puede ser el arte, se intenta reflejar alejado ya de un discurso de poder y a manera de un “contra-imaginario”, cuáles son las causas de la violencia estudiantil y de la pluralidad de casos que alarman y conmocionan a la opinión pública.

2 EL CINE Y LOS HECHOS REALES DE VIOLENCIA

El cine -y el audiovisual en general- ha sido durante los últimos años en donde han recaído gran parte de los discursos que intentaron rastrear, desde una ideología determinada, las causas de tales desastres. Filmes como 5Dark Souls, película estrenada el 31 de Octubre de 1996 en Estados Unidos, dirigida por Jason Paul Collum, lleva a la pantalla un caso real de jóvenes estudiantes que matan gustosamente delante de otros compañeros, y que hace referencia a “Columbine”, cuyo nombre lleva de título la escuela que sirvió de escena al terrible hecho trágico del 20 de Abril de 1999 y al de otros casos menos violentos anteriores a éste.

Esto supone un avance cronológico de los sucesos delictivos por los estudiantes, lo cual no debe ser dejado de lado, a fin de poder analizar efectivamente cuáles son las raíces del problema que determinan tales conductas en los jóvenes. Los filmes dan cuenta de estadios de los procesos que se desarrollan en las sociedades, por lo cual deben ser considerados, en éste tipo de análisis, en referencia a su contemporaneidad. Es decir que a partir aproximadamente de la segunda mitad de la década del noventa hasta nuestros días, es la porción de la historia en la cual se han ido acrecentando y agravando tales hechos. Un telefilme estrenado en la televisión estadounidense el 18 de Enero de 2000, The Killer at Thurston High, de Michael Kira, propone también una visión acerca de hechos violentos llevados acabo por adolescentes. El relato se centra en Kipland 'Kip' Kinkel, estudiante de 15 años de edad que asesinó a sus padres y a dos compañeros de escuela.

Pero el hecho de sangre que podríamos definir como la cúspide de este in crescendo de sucesos de violencia relacionados con jóvenes, fue sobre el que más filmes se sirvieron de base para dar cuenta de una crisis institucional y estructural de la sociedad norteamericana. Películas como Zero Day, de Ben Coccio, cuyo estreno en Estados Unidos data del 3 de Septiembre de 2003, narra la historia de dos amigos, Andre Kriegman y Cal Gabriel, quienes protagonizan la ira y la sublimación de algunas conductas reprimidas hacia otros de sus compañeros. El filme se propone casi como un diario en formato de vídeo realizado por estos personajes, que dan cuenta de sus actitudes y sentimientos durante los días regresivos a su ataque o hecho delictivo. Es interesante la relación entre el audiovisual y el hecho, ya que morbosamente hacia el final del relato se presentan las imágenes capturadas por las cámaras de seguridad de la misma escuela que denotan, en pos de un sensacionalismo, la magnitud de la masacre.

Pero sería un poco antes, en el año 2002, Michael Moore quien con su Bowling for Columbine(3) haría estallar hasta el escándalo el problema. El filme fue controversial por varios motivos, pero desde ya por su (o)posición política frente al gobierno de los Estados Unidos. La película fue galardonada en varios festivales, en los que sobresale el Premio de Aniversario número 55 del Festival de Cannes, entregado por unanimidad. Por otro lado la obtención del Oscar de la Academy of Motion Picture Arts and Sciences, quien le otorgó el premio al mejor documental. Es claro reconocer que el mencionado festival y aquellos no nombrados que galardonaron al filme, no festejan un proceso estilístico o autoral específico, sino que se atañen a una relación de poder y a una ideología política que comparten o de la cual son condescendientes, algo que puede rastrearse a lo largo de la misma historia del género documental, desde documentales ligados con la guerrilla, con las guerras, o hasta con lo antropológico(4), etc. En suma, es impensable que un filme de tales características y configuraciones televisivas reciba un premio cinematográfico.

…el filme de Moore propone una identificación del problema, que comprende ya no exclusivamente a los jóvenes y adolescentes, sino que a toda la sociedad…

Pero dejando de lado las cuestiones del lenguaje, el filme de Moore propone una identificación del problema, que comprende ya no exclusivamente a los jóvenes y adolescentes, sino que a toda la sociedad. Los muchachos que se desvían de las conductas normales de comportamiento están influenciados por la cultura de la sociedad en la que están inscriptos, es decir, que como antes mencionaba, los hombres adquieren la cultura, no la heredan. Entonces si un joven comete hechos de delincuencia, hay que pensar dichos hechos en relación a su sociedad y a su cultura. Pero Bowling for Columbine no se queda allí, trabaja desde la relación articuladora de los conceptos particular / universal, donde la realidad aparece como totalizadora pero a partir de una pluralidad de individualidades que conforman su carácter universal. Esta dialéctica –asumida obviamente desde lo racional- da cuenta entonces de procesos

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