Ensayo sobre experiencia en la visita a grupos de asistencia

CURSO: Octavo B

"Imposible" es sólo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. "Imposible" no es un hecho, es una opinión. "Imposible" no es una declaración, es un reto. "Imposible" es potencial. "Imposible" es Temporal, "Imposible" no es nada”

- Muhammad Ali

En el presente ensayo pretendo relatar mi experiencia al haber realizado un acercamiento al mundialmente reconocido grupo de autoayuda “Alcohólicos Anónimos” en el cual, personas que han padecido la problemática de la adicción al alcohol y/u otras drogas, se reúne para proporcionar apoyo, así como también para recibirlo. Ser partícipe de la dinámica de grupo y poder observar con detenimiento me reportó un enriquecimiento invaluable no solo como profesional, sino como humana, ha sido positivo y es precisamente esta ganancia vivencial la que planeo exponer a modo de relato en mi escrito.

He elegido la reconocida frase del célebre luchador Muhammad Ali para abrir este ensayo, porque ciertamente de alguna manera todos luchamos y se nos plantean “imposibles” pero acertadamente como nos dice Ali, deberíamos ver más como un reto estos aparentes eriales desalentadores. Desde un principio la iniciativa me pareció precisamente aquello, un imposible, por supuesto no por el temor que podría suponerse erróneamente de que esta tarea fuera complicada de cumplir o me faltara el interés de realizar un acercamiento. Mi negativa surgió de un conflicto más ideológico y ético, me preguntaba qué tan correcto era el plantarme en aquel espacio de ayuda siendo que yo no iba para aportar con mi experiencia frente a la problemática tratada, requisito indispensable para poder entrar en contacto con la dinámica del grupo y aun peor cuando se me presentó como opción el infiltrarme cual sigiloso observador neutral silencioso en busca de observación. Sin duda me dije “imposible”, así inició mi planteamiento del acercamiento. La motivación terminó por descender aún más cuando pude saber de más de dos compañeros que habían sido expulsados de los grupos pidiéndoseles amablemente que se retiraran.

El panorama sin duda no ofrecía mucho ánimo, sin embargo y tras consultar distintos puntos de vista supe que había una forma de hacerlo que no comprometiera mi forma de pensar la cual era hablar con el coordinador del grupo. Sabía que era muy probable que fuera rechazada una y otra vez pero me parecía la forma más satisfactoria de conseguir la ansiada experiencia de observación. Así fue como lo que en un inicio me pareció imposible conseguí visualizarlo como un desafío estimulante, por supuesto gracias a mi reflexión y la intervención de la perspectiva de otras personas relacionadas a la psicología, destacando la acertada opinión de una entrañable compañera de México

Tras haber localizado el dilema y generar una solución de inmediato, me puse en contacto con la coordinadora principal de un grupo de ayuda a parejas con conflictos quienes se apoyaban en la religión y el relato de sus experiencias tras haber atravesado dificultades en sus relaciones. Le comenté mi objetivo y mi intención, posterior a ello me supo manifestar que no habría inconveniente con que fuera a cumplir mi observación, el problema era que si bien era cierto el grupo había nacido con ese principio, después de cerca de cuatro años de esta labor y sin parejas nuevas que se anexaran y permanecieran en el grupo de ayuda, prácticamente ahora los matrimonios y relaciones de pareja eran totalmente saludables y se limitaban en la actualidad a agradecer a Dios con continuas oraciones y reflexiones de la biblia. En otras palabras habían dejado de ser un grupo de autoayuda por el positivo efecto tras tanto tiempo de trabajo. Lastimosamente por ello tuve que descartar la visita a mi primera opción y verme tentada a encontrar de nuevo “imposible” esta tarea

El tiempo seguía transcurriendo y sorpresivamente un compañero de mi aula fue quien me comentó que iba ese preciso día a visitar el grupo de autoayuda “Alcoholicos Anóninos” me invitó a ir junto a él pero debíamos partir corriendo tras clases pues la sesión empezaba a las 7:30 pm; así fue como de manera totalmente imprevista me hallé ya de pie en  el edificio donde se reúne la agrupación frente a la Universidad Católica. Previo a entrar al espacio de esta agrupación caía en cuenta que por las circunstancias no pude establecer un previo contacto con un representante del grupo al cual pudiera informar nuestra presencia y objetivo para tras ello recibir su aprobación, era innegable que la tensión por la incapacidad de cumplir mi objetivo hasta provocó que pensara en irme del sitio; sin embargo junto a mis acompañantes entramos al lugar y tras atravesar el umbral de la puerta gozamos de una calurosa bienvenida que se manifestó de manera silenciosa tan solo con las miradas de los presentes

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