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Enzeñanza Y Educacion

yeimmi1510 de Octubre de 2013

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Enseñanza

y

educación

INTRODUCCIÓN

En este libro se sostiene que la educación es una empresa que intenta producir un cierto tipo de persona mediante la trasmisión de conocimientos y habilidades de una persona a otra, y la función del filósofo es analizar los supuestos y las justificaciones que ela¬boran y difunden quienes practican o teorizan en este campo, así como nociones tales como metas y propósitos educativos, natura¬leza de la teoría educativa y naturaleza del conocimiento. En este capítulo se analizará lo relacionado con la trasmisión en la educa¬ción. El curriculum establece lo que habrá de enseñarse e incluye implícitamente la justificación. La trasmisión involucra a la peda¬gogía y produce preguntas sobre la clasificación y la justificación. Entonces, analizaremos no tanto lo que se enseña sino cómo se enseña, a la luz de conceptos como enseñanza, entrenamiento e introducción. Al examinar estos temas será necesario incluir los papeles y las posiciones del maestro y del alumno, así como el grado en que la enseñanza y la educación involucran los conceptos «e autoridad, disciplina y castigo.

"ENSEÑANZA" Y "EDUCACIÓN"

Es obvio que la enseñanza está relacionada de manera muy cercana con la educación, si no es que resulta absolutamente necesaria para la misma. Hay debate respecto de si la educación puede darse en ausencia de la enseñanza, aunque en la práctica la enseñanza primordial para tal empresa. Sin embargo, el concepto de enseñanza no es fácil de manejar, debido a que la palabra "enseñanza" no designa una sola actividad; puede involucrar muchas clases dife¬rentes de actividades, como hablar, hacer preguntas, escribir en el pizarrón, crear situaciones en las que el alumno aprenda, etc. A menudo es difícil ubicar la línea divisoria que separa la enseñanza de otras actividades que se le asemejan. Por ejemplo, ¿dar infor-mación es enseñar?, ¿castigar a un niño es una forma de enseñanza? ¿enseña el maestro con sus modales, con su forma de vida, con su ejemplo?, ¿vestir convencional o formalmente es una clase de en¬señanza?, ¿puede haber enseñanza no intencional, por accidente? Estas preguntas son muy importantes. Si se acepta que el maestro es responsable de la enseñanza, es conveniente aclarar qué significa la enseñanza. A este respecto se pueden enunciar dos conclusiones: primera, la enseñanza implica necesariamente la intención de que alguien debe aprender como resultado de lo que uno hace, y segun¬da, la enseñanza requiere un reconocimiento de parte del maestro y del alumno de que existe entre ellos una relación especial.

La enseñanza es un asunto intencional. Enseñar es tener la intención de que alguien aprenda algo. Si no existe esta inten¬ción, cualquier cosa que haga el agente —actúe, entretenga o se divierta— no implicará que está enseñando, aunque tal vez preten¬da hacerlo. Por supuesto, no es necesario que el alumno aprenda algo, que la enseñanza sea exitosa. Pero si el maestro organiza su tarea en una forma apropiada con las circunstancias, la edad y las capacidades de sus alumnos, con la intención de que aprendan algo, entonces estará enseñando. Esto significa que aunque se pue¬de enseñar sin éxito no se puede enseñar por accidente o sin inten¬ción. Puede suceder que el alumno aprenda algo que el maestro no intentaba que aprendiera, por ejemplo, actitudes por el acento del maestro, por su comportamiento o por su estilo de vestir, pero con base en esto no se puede deducir que el maestro le enseñe a hablar, a comportarse o a vestirse de cierta manera. Es posible aprender sin ser enseñado. Un maestro antipático o de mal carácter no en¬seña a un niño a que le disgusten la historia o las matemáticas, aun¬que pueden desagradarle porque no simpatiza con el maestro. La enseñanza se lleva a cabo cuando se aprende como resultado de la intención deliberada de alguien.

Es necesario hacer una precisión sobre la afirmación de que la enseñanza no debe ser obligatoriamente exitosa. Un maestro puede enseñar durante toda una tarde, intentando que sus alumnos aprendan, pero sus esfuerzos se ven derrotados porque éstos tienen flojera, están cansados o hay una influencia extraña, como ruido o confusión. En este caso puede decirse con propiedad que se ha estado enseñando, aunque sin éxito, del mismo modo como se dice que uno estuvo pescando toda la tarde aunque no haya capturado ningún pez.

Sin embargo, hay un significado de "enseñar" que implica la noción de éxito. No puede decirse que se ha enseñado a un niño a nadar, si él no nada como resultado de esos esfuerzos. Esta com¬plicación surge porque la palabra "enseñar" tiene un sentido de "tarea" y otro de "logro". Si la palabra se utiliza, como general¬mente se hace, en el sentido de tarea, el éxito no queda implicado en su uso: uno puede fallar en una tarea. Cuando se le utiliza con el significado de logro, entonces queda implícita la noción de resul¬tado exitoso.

El segundo punto es que enseñar también significa establecer y reconocer, aunque sea de manera mínima, una relación entre dos personas, el maestro y el alumno. El maestro intenta hacerse responsable del aprendizaje de otra persona y se compromete a esfor¬zarse para que ésta adquiera un conocimiento y a variar sus métodos si es necesario, con tal de que se produzca el aprendizaje. El maes¬tro, como tal, asume una responsabilidad hacia sus alumnos. El reconocimiento de esta responsabilidad es esencial para la existen¬cia de una situación de enseñanza. Para que exista una situación de enseñanza también debe existir el reconocimiento por parte del alumno de que tiene una relación especial con el maestro y que su responsabilidad consiste en atender, tratar de entender lo que se está haciendo y entrar a una empresa conjunta. Ninguno de los dos compromisos necesita ir más allá de un cierto mínimo. Ambos son compatibles con la flojera y la perversidad del alumno y con la Cojera e incompetencia del maestro. Pero en la medida en que exista este mínimo compromiso con la relación, este reconocimiento de lo que debe ocurrir, la enseñanza se realiza independiente-mente de la forma que adquiera. Este doble requisito, intención y conocimiento de una responsabilidad especial de ambas partes es que distingue a una situación de enseñanza genuina de aquella la que sólo una parte proporciona información a la otra. El anunciador en la estación Victoria del tren subterráneo londinense enseña a los pasajeros acerca de los convoyes; se limita a darles información e intenta que aprendan algunos reglamentos, pero no existe reconocimiento de ninguna de las dos partes de la relación especial que caracteriza a una situación de enseñanza. El anunciador no es un maestro ni el pasajero un alumno.

La relación entre la enseñanza y la educación es contingente, por lo menos en una de sus partes. Es posible enseñar cualquier cosa, bien o mal, errores o verdades, buenos o malos modales; en¬señar a los niños a ser veraces y honestos o, como Fagin, enseñarlos a mentir y a robar; enseñarles verdades triviales que nadie necesita saber. Sin embargo, la educación involucra enseñanza de conoci¬mientos valiosos y de actitudes que son moralmente aceptables. No toda enseñanza es educación. Más aún, de acuerdo con el concep¬to normativo de la educación, se puede afirmar que los métodos utilizados para enseñar deben ser moralmente aceptables. Esto no es válido para la enseñanza, que se considera tal siempre y cuando cumpla los dos criterios mencionados anteriormente (intención y reconocimiento de la responsabilidad), aun cuando los métodos utilizados sean desagradables o inmorales. El que alguien esté enseñando de una manera adecuada no implica necesariamente que esté educando, aun cuando, en general, se puede afirmar que si se realiza la educación, es que alguien está enseñando. La educación involucra la trasmisión de conocimientos y habilidades, pero es di¬fícil precisar cómo pudiera esto ocurrir en la práctica, a menos de que alguien se hiciera responsable de esa trasmisión.

Por supuesto, no es necesario que la educación sea evidente, siempre didáctica, como cuando una persona le dice a otra algo acerca de un hecho o qué es lo que debe hacer. La educación pue¬de tomar la forma negativa recomendada por Rousseau en Emilio, donde se alienta al alumno a aprender de manera independiente. Pero, en la medida que ésta es una situación educativa, existe una intervención del maestro, que genera el razonamiento para lo que se realiza. En la autoeducación, la misma persona comparte los pa¬peles de maestro y alumno, pero el papel del maestro es innegable. En resumen, la enseñanza puede ser una condición necesaria para la educación, pero no es una condición suficiente. La educación involucra generalmente a la enseñanza, pero no toda la enseñanza es educativa y alguna no lo es.

"ENTRENAMIENTO" Y "ADOCTRINAMIENTO"

Estos dos términos tienen alguna semejanza con los de la sec¬ción anterior. Entrenamiento es análogo a enseñanza y lo puede sustituir en algunas circunstancias, al igual que adoctrinamiento es análogo a educación, con las reservas de que mientras educación implica aprobación, adoctrinamiento tiene un sentido peyorativo.

El término entrenamiento se usa generalmente en situaciones que involucran una habilidad o competencia, en las cuales con fre¬cuencia, la habilidad es de alcance limitado. Hablamos de entre¬namiento de animales para hacer trucos, y de soldados para operar un equipo. Pero también hablamos de entrenamiento de maestros,

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