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Evolucion Mente Y El Cerebro

danielrosas14 de Noviembre de 2011

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Evolución de la mente y el cerebro

The evolution of the mind and the brain

Juan Delius

La teoría de la evolución biológica ayudada por la evolución cultural establece que los genes son factores importantes a la hora de explicar la relación entre experiencia y conducta, ya que su constante actividad permite mantener la capacidad de los procesos moleculares que hacen posible el aprendizaje.

Biological evolution supported by cultural development establishes that genes are essential factors when trying to explain the relationship between experience and conduct, as the latter’s constant activity ensures the preservation of the capacity of learning-enabling molecular processes.

El lenguaje, un factor importante para el conocimiento de la transmisión de contenidos cognitivos, es una especie de unión comunicativa entre dos computadoras biológicas. Los estudios biopsicológicos demuestran que los estados de conducta están sometidos a dos procesos evolutivos: la filogenia y la ontogenia. En el caso de la filogenia, Charles Darwin apuntó las implicaciones que tienen el origen y la evolución posterior de las especies en la psicología. Este aspecto, que ha sido desarrollado en los últimos años, ha permitido desarrollar la teoría de la evolución biológica ayudada por la psicología. En el segundo caso, el mecanismo basado en la ontogenia, consiste en la existencia de genes que aseguran el desarrollo del sistema nervioso y que mantienen la capacidad de los procesos moleculares que hacen posible el aprendizaje.

Dentro de la evolución del cerebro se da un aumento del cerebro relativamente pequeño entre unas especies respecto a otras (reptiles, aves y mamíferos). Estructurar genéticamente un cerebro, por ejemplo el de las abejas, que contiene 10 000 neuronas, es distinto que estructurar otro que posee entre 10 y 12 neuronas. Un problema de las redes de mayor tamaño consiste en garantizar que se realice un desarrollo estable. Es decir, evitar que «descarrilen» y se produzcan comportamientos catastróficos.

La teoría de la evolución biológica ayudada de la evolución cultural establece que los genes son factores importantes a la hora de explicar la relación entre experiencia y conducta. Aunque cada especie, incluida la humana, tiene una constitución genética característica, los individuos de cada especie desarrollan una determinada variabilidad genética y van sufriendo mutaciones que facilitan los mecanismos para adaptarse a los diferentes procesos de selección. La constante actividad de los genes permite mantener la capacidad de los procesos moleculares que hacen posible el aprendizaje.

Comunicación y lenguaje

En los seres humanos, la actividad relacionada con el aprendizaje del lenguaje no se limita sólo a la creación de éste, sino también a la capacidad de leer y escribir. Estas actividades se realizan a través del medio auditivo y del medio visual (como ocurre en este último caso con el lenguaje de los sordomudos).

La capacidad del lenguaje en los humanos se hace posible gracias a la presencia de dos áreas corticales: el área de Broca, que corresponde a la parte productiva y el área de Wernicke. Estas áreas se localizan en el hemisferio izquierdo del cerebro y a escala microscópica están estructuradas de una manera muy especial, lo que da lugar a una intensa intercomunicación entre ambas.

La expresión de los genes que forman estas áreas en monos macacos está siendo útil en el estudio experimental de la recepción y producción de conductas lingüísticas comenzado en chimpancés. También podrían servir para el esclarecimiento de los trastornos cognitivos que sufren los esquizofrénicos, aplicando a las palomas los genes responsables de la predisposición que existe en algunos humanos hacia esta enfermedad.

En relación con la posibilidad de crear un modelo animal de la psicosis se están realizando estudios con palomas. Los estudios se basan en la administración de una droga, la apomorfina, que activa los receptores sinápticos dopaminérgicos y causa en las palomas el desarrollo de la enfermedad. La droga desencadena en estos animales una serie de alucinaciones que generan respuestas no guiadas por estímulos reales externos sino por activaciones patológicas de la percepción.

Este argumento, basado en la generación de palomas esquizofrénicas artificialmente, está pendiente de nuevos estudios que clarifiquen las complejidades de los mecanismos que participan en este proceso.

Las dos áreas corticales contienen unas 1012 neuronas cada una y se comunican entre sí por medio de contactos sinápticos. La conexión sináptica entre las neuronas de cada una de las áreas del cerebro hace posible la producción y percepción del lenguaje. A partir de esto surge una pregunta clave: ¿de dónde proceden las estructuras que permiten el manejo del lenguaje? Pero todavía hay que hallar la explicación de cómo se realizan las conexiones estructuradas de las aproximadamente 1012 neuronas, a través de 1015 sinapsis, del sistema nervioso humano adulto.

El proceso de aprendizaje pasa por la capacidad que tienen las moléculas del ácido desoxirribonucleico cromosómico de instruir el desarrollo del sistema nervioso por medio de la síntesis proteica. La capacidad activa de los procesos moleculares hace posible el aprendizaje, que se ve influenciado también por el medio ambiente. Estas moléculas transmiten información de una generación a otra (ontogenia) y están sujetas al proceso de selección. En este sentido, podemos ejemplificar de manera práctica hasta qué punto pueden influir los cambios naturales en el desarrollo de ciertas prácticas de comunicación.

En el pasado se dio entre los primates una selección de comunicación muy sofisticada, selección que se generó cuando se produjeron cambios en los bosques del África oriental. Los bosques fueron sustituidos progresivamente por sabanas, terrenos poco arbolados. La comida de la selva desapareció y los homínidos se especializaron en la caza, de modo que tuvieron que adaptarse a nuevos cambios y, acostumbrados a un tipo de recolección distinto, se encontraron con una cierta desventaja en relación al resto de depredadores.

Esto les llevó a aumentar su cohesión y organización social, que dependía de una conmutación eficiente. Así pues, un cambio de clima en la historia explicaría el desarrollo de estructuras especiales en el cerebro de los primates. Podemos concluir que el género Homo guarda en la prehistoria filogenética coincidencias con todas las especies de mamíferos, que se extiende a unos cinco mil millones de años y comparte con su pariente primate más cercano, el chimpancé Pan, más del 99 % de sus aproximadamente 40 000 genes.

Algo similar ocurre con las aves y las abejas, que poseen una estructura telencefálica maciza, equivalente a la neocorteza cerebral de los mamíferos y que se debe a los orígenes que comparten aves y mamíferos, ambos descendientes de los reptiles gigantes del mesozoico, cuando aparecieron las primeras aves y mamíferos, hace de ello unos 230 millones de años.

Conclusión

Algunos expertos afirman que el rol de la evolución cultural debe separarse de la evolución genética, de la plasticidad de estructuras corticales. Según estos científicos, queda por descubrir cuántas mutaciones ha sufrido el cerebro en su evolución y por qué la corteza humana es mayor que la del chimpancé.

Parece obvio, por otra parte, que las capacidades mentales superiores de los humanos no han aparecido de manera espontánea: se cree que se basan en capacidades preexistentes en las especies inferiores. Si estudiamos los antecedentes evolutivos de las capacidades de otras especies sabremos más sobre el conocimiento, la inteligencia y la mente humana.

Ahora bien, algunas críticas a los estudios realizados hasta el momento constatan que los análisis sobre capacidades humanas en especies inferiores son demasiado limitados y muchos de los logros son de laboratorio, condiciones que no simulan la realidad.

Los neandertales se extinguieron, en tanto que Homo sapiens prosperó. Una profunda diferencia en sus capacidades cognitivas pudo ser responsable de un destino tan opuesto.

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Hace más de 40.000 años, grupos de Homo sapiens remontaban el río Danubio hasta el centro de Europa. Se encontraron allí con los neandertales (Homo neanderthalensis), unos formidables cazadores y recolectores que habían logrado sobrevivir a los cambios climáticos, críticos y drásticos, catastróficos incluso, de los 40.000 años precedentes. Aunque parezca extraño, los dos grupos se habían conocido antes. Aproximadamente en el inicio de la última etapa glacial (hace 80.000 años), los neandertales se introdujeron en el Próximo Oriente, donde los Homo sapiens habían vivido durante unos 20.000 años. Aparentemente, los grupos de Homo sapiens no pudieron competir con sus parientes neandertales, dotados de gran cerebro, y se retiraron a Africa, su continente de origen. Pero el segundo encuentro tuvo un final muy diferente: después de unos 10.000 años, los neandertales se extinguieron.

La evolución de la mente humana

El progreso de la civilización vendría a ser como la manifestación tangible de un progreso mental de la especie. La hominización biológica se continuaría así con una humanización histórica de la cual el progreso cultural constituiría la cara exterior, y la evolución psíquica, su dimensión interna y creadora.

Algunos pensadores dividían el progreso de la humanidad en etapas que correspondían a supuestos estadios evolutivos de la mente humana. Otros mantenían también teorías muy generales

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