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Freud v/s Rogers


Enviado por   •  24 de Agosto de 2017  •  Ensayos  •  1.704 Palabras (7 Páginas)  •  276 Visitas

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          Para comenzar, ni los reflejos ni los deseos le proporcionan alimento a la persona hambrienta ni le ofrecen un vaso de agua a la persona sedienta. De hecho, el comportamiento impulsivo puede ocasionar un aumento de tensión (dolor) al provocar el castigo del mundo exterior. A menos que el hombre tenga un cuidado permanente (como durante la infancia), el resto de la vida debe tratar de buscar su alimentación, su vaso de agua, su compañero sexual y muchos otros objetos necesarios para su vida. Para cumplir con éxito esas misiones, le es necesario tener en cuenta la realidad exterior (el ambiente), ya sea acomodándose él mismo al mundo o afirmando su influencia sobre él, debe obtener de éste lo que precisa.
Tales transacciones entre la persona y el mundo requieren la formación de un nuevo sistema psicológico, el Yo.
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        En la persona bien adaptada, según el criterio psicoanalítico, el Yo es el ejecutivo de la personalidad, que domina y gobierna al Ello y al Superyó, mantiene un vínculo con el mundo exterior en interés de la personalidad total y sus vastas necesidades. Cuando el Yo cumple sabiamente sus funciones ejecutivas, prevalecen la armonía y la adaptación. Cuando el Yo se retira o le entrega demasiado poder al Ello, al Superyó, o al mundo exterior, se producen inadaptaciones y desarmonías.


        El Yo no está gobernado por el principio del placer, sino por el
principio de la realidad. Realidad significa lo que existe. La finalidad del principio de la realidad es demorar la descarga de energía hasta que compensé tal necesidad. Por ejemplo, el niño debe aprender a no llevarse cualquier cosa a la boca cada vez que siente hambre. Tiene que aprender a reconocer el alimento, y a postergar la comida hasta que haya localizado un objeto comestible. De otra manera, tendrá experiencias dolorosas. El demorar esta acción significa que el Yo debe ser capaz de tolerar la tensión hasta que ésta pueda ser descargada por una forma apropiada de comportamiento. La entidad del principio de la realidad no implica que el principio del placer sea rechazado. Sólo se le suspende temporalmente en pos del interés de la realidad. A su debido tiempo, el principio de realidad lleva al placer, aunque la persona tenga que soportar ciertas incomodidades mientras busca la realidad.

El Yo, Ello, y Superyó de Sigmund Freud se desarrolló originalmente para comprender cómo el ser humano reprimía sus instintos primitivos cambiándolos en eficaces o aceptables para la sociedad.


         Las Corrientes Humanistas, por su parte, como la planteada por Carl Rogers, desarrollaron un sistema parecido, aunque no tan complejo como el aparato psíquico, este modelo se basa mayormente en tres fases o entidades del ser humano, pero como veremos tiene su origen en el concepto freudiano del Yo.  

El Yo en el Modelo Psicoanalítico
Sigmund Freud (1856-1939)

Este segundo esquema de la personalidad freudiana, en el que se divide la psique en Ello, Yo y Superyó, es complementario del primer esquema, que nos habla de inconsciente, preconsciente y consciente.

Pero continuando con el Yo, decimos que deriva del Ello porque su energía proviene de éste, dicha energía del Ello, al sufrir frustraciones y gratificaciones, va dando lugar durante el desarrollo a una capa más en contacto con la realidad a la que llamamos Yo. Esta instancia psíquica no solamente percibe, sino también actúa sobre los órganos actuando sobre ellos para producir la respuesta adecuada, sea de movilidad, de huida, de ataque, de palabras o de afecto; o sea, el Yo es el aparato psíquico que controla las percepciones y las reacciones innatas frente al mundo exterior. Claro está que el Yo tiene también una parte que se dirige al interior, por medio de la cual tenemos una percepción de nuestro propio cuerpo; tenemos sensaciones, aunque vagamente, de nuestro órganos (esto se intensifica al enfermarnos). De ahí que se diga que “el Yo, se encuentra situado entre el Ello y la realidad exterior”[1].También es en el Yo donde se origina la represión y la censura. La represión, como mecanismo defensivo, hace que los contenidos conscientes desagradables sean lanzados al inconsciente.


         La censura, por su parte, no deja que ciertos contenidos, también desagradables, puedan manifestarse clara y directamente. La censura los modifica y deforma para que sean expresados simbólicamente sin ser reconocidos; esta actúa durante el sueño haciendo que lo desagradable sea reconocido, deformándolo para expresarlo en forma simbólica y protegerse así de la angustia. Podemos añadir que de las tres instancias psíquicas solo la del Yo es lógica, mientras que el Superyó, es moral y el Ello amoral (principio del placer), pero de la armonía de las tres instancias resultaría la salud mental.  

El enfoque centrado en la persona, “un ideal del Yo”
Carl Rogers (1902-1987)

Los puntos de vista filosóficos de Rogers siempre conservaron su humanismo y su optimismo, a medida que sus intereses se extendían de la psicoterapia individual y la terapia de grupos. La teoría del ser humano o del individuo, para Rogers, se basa en un proceso, es decir, el individuo se fabrica, forma y realiza todo el tiempo, en beneficio de sí mismo. En este sentido, la personalidad se desarrolla basada en las experiencias cotidianas y en la tendencia actualizante de cada ser humano. Rogers elabora su teoría a partir del encuentro que tiene con sus pacientes (que por lo demás define como clientes), en su práctica clínica. No elaboró una teoría exclusivamente relacionada a la personalidad, sin embargo aportó conceptos muy parecidos al concepto freudiano.

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