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Enviado por   •  30 de Julio de 2014  •  1.488 Palabras (6 Páginas)  •  305 Visitas

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“INNOVACIÓN EDUCATIVA”

Victoria Camps, española Autora de investigaciones y publicaciones sobre ética, educación y ciudadanía como Creer en la Educación (2008), El declive de la ciudadanía (2010), y El gobierno de las emociones (2011). Miembro del Consejo Asesor de aula Planeta y catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Autónoma de Barcelona. Experta en comunicación y ética, presidenta de la Comisión de Estudio de contenidos televisivos del Senado entre 1993 y 1996, y actual miembro del Comité de Bioética de España y del Consejo de Redacción de las revistas Isegoría (del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y Letra Internacional. Ha recibido, entre otros, el Premio al Mérito en la Educación y el Premio Internacional Menéndez Pelayo. Su último libro, Breve historia de la ética (2013), le valió el Premio Nacional de Ensayo. En él repasa la historia del pensamiento moral desde la antigüedad hasta nuestros días.

Ella defiende la educación pública y para todos, y la necesidad de un compromiso social para alcanzarla. Asimismo, plantea la importancia de formar personas de valores políticamente activos, que su filosofía sea el bien común es decir convertirnos en buenos ciudadanos. Manifiesta que las personas han estado en un mundo de consumismo, donde se valora el dinero y éxito profesional por encima de cualquier cosa, se ha perdido nuestra libertad y la hemos usado erróneamente; como consecuencia: es la indiferencia por el sufrimiento humano, considerándolo importante para el desarrollo como ciudadano y civismo. Cita a Durkheim hablando que la indiferencia es el reflejo de una falta de educación frente a nuestras dudas e inquietudes como ciudadanos, al pensar en la libertad como un derecho individualista. Para una buena educación, no se debe olvidar los valores y La ética que nos hace pensar y actuar de manera correcta; no obstante la religión juega un papel fundamental en las acciones cívicas de las personas (citando a Rousseau), pero también es un arma de doble filo, ya que todos debemos tener los mismo valores inculcados y actuar moralmente aceptable sin diferenciarnos de los creyentes y no creyentes.

De ahí el civismo tiene muchísimo valor, según el planteamiento de Camps los ciudadanos nos debemos de apropiar de nuestras obligaciones y funciones que tenemos frente a la democracia, surgida de una filosofía política contemporánea que ha sido muy rígida frente al comportamiento y virtudes que cada persona debe inculcar para una mejor convivencia. Los modelos de pensamientos liberal o contractulistas de los siglos VXII y XVIII, en la cual se buscaba una “identidad ciudadana” que se ha perdido por tratar de formar ciudadanos imponiendo deberes y principios constitucionales para un bien político y no ciudadano, como consecuencia la persona no se apropia de sus libertades para un bien común, y no tiene compromiso activo sobre ellas. (Citando a Alasdair Macintyre) uno de los primeros filósofos comunitaristas que nos dice de la importancia de formar y cultivar civismo en el ciudadano, fundamentando valores más específicos para cualquier tipo de comunidad, ya que con una formación concreta de la misma, el ciudadano se comprometería más, que respetando unos valores o derechos que son totalmente individualistas. Como tal las virtudes son fundamentales en cada individuo para recuperar nuestros valores como persona, según Aristóteles solo los hombre libres son buenos ciudadanos, y que siempre se debe pensar por un bien colectivo, y de alguna manera poder conseguir un término medio en lo que está bien o mal; de manera que los individuos que están demasiado ocupados en sus obligaciones, por imposiciones políticas frentes a sus libertades, sus virtudes pasarían a segundo plano, actuando de manera individual.

Se resalta la crítica Rawls, refiriéndose que los individuos tiene derecho a escoger su propia vida, familia y su religión, siempre y cuando sin olvidarse de sus obligaciones y nociones de justicia ciudadana que a diferencia de hacer solo el bien, estamos actuando de forma colectiva y con libertad individualista. Entonces las virtudes que se van adquiriendo y que se deben aplicando a nuestra cotidianidad, un trabajo público para un bien público, como: una ciudad limpia, sin ruidos, que reprima actitudes de intolerancia, racismo. La idea es hacer una ciudad en la que se pueda vivir más sanamente, habitable en donde se vea reflejado nuestros valores. Como ejemplo la solidaridad, en los emigrantes que tienen derecho a integrase y vivir dignamente en el país (España)… gracias al derecho a la educación cualquier emigrante sea niño o niña puede hacer uso sin desigualdad de este derecho; pero es vulnerado al apartar y no ser aceptadas por ser diferentes; políticamente no hay solidaridad, confiados de que las ONG se encargan de esto. Falta más responsabilidad frente a los intereses colectivos, confundiendo la libertad con hacer lo que se

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