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Infancia Como Construccion De La Modernidad


Enviado por   •  11 de Abril de 2013  •  3.977 Palabras (16 Páginas)  •  782 Visitas

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Documento de Cátedra:

LA INFANCIA, UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA MODERNIDAD.

ALGUNAS VISIONES

Mg. María Inés Barilá

Introducción:

La concepción actual de la infancia, no es natural o dada. Como sucede con otras elaboraciones de la cultura, nos resultan tan obvias que olvidamos que devienen de un proceso histórico que las fue configurando. La modernidad, parece ser el punto de confluencia en donde surge una imagen de la infancia que se proyecta hasta nuestros días, en los que comienza a advertirse cierto quiebre en esta construcción.

A efectos de este documento de estudio, interesa conocer las principales visiones o enfoques entre los historiadores en relación con la infancia como construcción social. Con este fin, se señalarán los aspectos centrales de los planteos de Philippe Aries, Lloyd Demause, Elizabeth Badinter, Linda Pollock y Hugh Cunningham.

El objetivo de esta revisión, más que la definición a favor o en contra de determinadas posiciones, es conocer la diversidad de opiniones acerca de un tema en el que en el ámbito del sentido común, predominan generalizaciones que universalizan el sentimiento actual acerca de la infancia. De esta forma, se pretende tener más elementos de análisis que permitan descifrar las concepciones ideológicas e históricas presentes en los discursos actuales sobre la infancia y que sirvan para el análisis de los contextos en que se ha producido, en Latinoamérica, la historia del control social de los niños.

Phillippe Ariès

Este autor francés es considerado un pionero de la historiografía de la infancia, y su tesis principal es que la infancia fue inventada o descubierta entre fines del siglo XVII e inicios del XVIII, ha tenido una enorme influencia desde que la formulara en 1960 hasta nuestros días, así como también ha suscitado una gran sucesión de críticas en los autores posteriores.

Para entender adecuadamente la postura de Ariès es necesario tener en cuenta que su trabajo se enmarca en una corriente de revalorización de la época medieval, período comúnmente asociado a oscuridad e ignorancia, pero que de acuerdo a investigaciones de historiadores como Ariès , se caracterizó por una rica vida comunitaria con altos niveles de participación en la vida pública por todas las personas y en que las instituciones propias de la vida privada, como la familia, se encontraban bastante reducidas en sus funciones e importancia.

Ariès opta por una investigación que atienda no a los grandes eventos de la historia, sino que al entramado social existente a nivel popular y cotidiano, sobre el cual dichos eventos se producen. En ese marco comunitario, los niños no eran percibidos como una categoría específica, diferente, y pasaban de un período relativamente breve de estricta dependencia física, a ser socializados directamente en el mundo adulto a través del contacto con la comunidad. Existían niños pero no infancia y, paradójicamente, los niños gozaban de mayor libertad que luego de la invención o descubrimiento de la infancia.

Las fuentes a las que acude Ariès para fundamentar sus planteos son bastante heterodoxas, consistiendo principalmente en un análisis del arte medieval y renacentista. Durante la mayor parte de la Edad Media la infancia no era considerada en el plano de las representaciones artísticas. Hasta el siglo XIII los niños eran representados como adultos en miniatura, sin rasgos ni vestimentas propios de un infante. A partir del siglo XIII comienzan a aparecer formas de representación pictórica de niños en tres formas típicas: ángeles, el niño Jesús y niños desnudos.

Para Ariès esta evolución refleja un cambio en la mentalidad colectiva dando cuenta de la aparición de sentimientos hada la infancia. En el siglo XIV la iconografía religiosa incluye la figura del niño Jesús, la infancia de la Virgen y otros santos. La iconografía laica evoluciona posteriormente en un sentido similar, en los siglos XV y XVI, desde la representación de niños en compañía de adultos hasta la representación de niños solos, que comienza a ser usual a partir del siglo XVII. Este siglo marca, según el autor, el comienzo de la nueva sensibilidad colectiva hacia la infancia, expresándose en el arte en formas de representación de niños desconocidas en la Edad Media, que pasan a tener un rol predominante. Este cambio no se produjo como consecuencia de variaciones en la situación demográfica, como han afirmado varios autores, sino que por el contrario, habría anticipado dichas variaciones en más de un siglo.

El “descubrimiento” propiamente de la infancia se produjo, según Ariès, en el siglo XVIII. El autor se apoya en otro tipo de fuentes, como son la constancia en la literatura de referencias a la jerga y personalidad propia de los niños, alusiones aisladas en los siglos XV y XVI y que pasan a ser abundantes recién en el siglo XVIII.

Un elemento central en Ariès se refiere a que la infancia pagó por su descubrimiento un precio bastante alto, el de su control mediante instituciones y mecanismos específicos. El proceso de moralización de la sociedad se manifestó con relación a la infancia, en la creación de un régimen especial para los niños dentro del cual debían ser preparados para la entrada en la vida adulta.

La escuela, donde en la Edad Media convivían niños de diferentes edades con adultos, pasa a ser el espacio propio de los niños y jóvenes, exclusivamente diseñado para ellos. Así la infancia es recluida en el mundo privado, en las instituciones específicas para niños, la escuela y la familia, lugares en que los niños gozaron de una libertad bastante menor que la que habían disfrutado antes de su descubrimiento, y se les asignaron roles específicos diferentes del resto de las personas.

Un rol primordial lo cumplen los internados, cuyo uso comienza a masificarse desde fines del sigo XVII, separando radicalmente a niños de adultos, con lo que comienza un “largo proceso de internación de los niños (como de los locos, los pobres y las prostitutas), que no dejará de extenderse hasta nuestros días” (Ariès, 1973).

Con base en esta tesis, autores como Emilio García Méndez han planteado que en el descubrimiento de la infancia se encontraban las bases de la “situación irregular”, en el sentido que se construyó culturalmente una incapacidad de la infancia que luego fue consagrada jurídicamente, y así este descubrimiento trajo aparejado no sólo la pérdida de libertad de los niños sino su posterior división entre “niños y adolescentes” y “menores”, siendo estos últimos los que quedaban fuera del

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