LA ACTIVIDAD COMPARTIDA Y EL JUEGO COMO ACTIVIDAD CONDUCTORA

LA ACTIVIDAD COMPARTIDA Y EL JUEGO COMO ACTIVIDAD CONDUCTORA

El hacer docente nos obliga a intervenir de manera directa con los procesos de aprendizaje de los alumnos, estando consientes que la mejor manera para favorecerlos es con la actividad compartida, en donde claramente se manifiesta la guía del maestro hacia al alumno.

La actividad compartida es a groso modo la interacción que tiene una persona con su entorno, ya sea el maestro, sus compañeros, familiares y la sociedad en general, hablo de los contextos en los que se desenvuelve el individuo.

Ya que el contexto social tiene un gran peso sobre la aplicación de los conocimientos que el alumno adquirió durante sus clases, es un aspecto que los maestros tenemos que tener siempre presente para la elaboración de nuestras actividades y, claro está, durante su aplicación, pues lo que pretendemos es que los alumnos asocien los contenidos abordados en la escuela con su vida diaria y durante ésta. Además de que a través de la interacción social se ponen en juego diversas habilidades, como el aclarar y elaborar su pensamiento y a usar el lenguaje, que posteriormente se convertirán en competencias que lo complementaran como persona.

Otra característica por la que los maestros nos vemos apoyados por el contexto, es que como actividad compartida el alumno aprende a adoptar la perspectiva de otras personas, así como también constituye un apoyo físico y motivacional.

Hacer uso del juego dentro de nuestras prácticas favorece el aprendizaje directo de los alumnos, está claro que durante esta actividad los alumnos fictisian situaciones reales, donde el niño activa su zona de desarrollo próximo, creando reglas y papeles, considerados como herramientas de la mente que habilita a los niños para regular su conducta.

Aunque el alumno puede crear conceptos y adquirir aprendizajes por sí mismo, no es suficiente, pues requiere de que el docente (en este caso) lo encamine hacia la adquisición de conocimientos que enriquecerán al niño en aspectos estratégicos que lo preparen para responder adecuadamente a las diversas situaciones que se le presenten a lo largo de su vida, ya sea, personal, académica, laboral o socialmente, la intervención del maestro en cualquier actividad es fundamental, aun y cuando se trate del juego, pues el maestro tienen un papel importante en la asistencia del proceso de dramatización, pues disponen del andamiaje apropiado que tiene un efecto positivo en el nivel de dramatización en el aula.

Al realizar la actividad compartida, se desarrolla otra actividad importante para el desarrollo de las funciones mentales superiores, esto es la regulación exterior, que es ser regulador (regular la conducta de los demás) y objeto de regulación, y la autorregulación, que consiste en aprender a regular la conducta de uno mismo. Y se presentan, en primer lugar, la regulación exterior, el niño identifica más fácilmente los errores de otra persona, a raíz de esto, el niño comienza a interiorizar el error en la conducta de los otros aparece la autorregulación.

Los docentes, podemos aprovechar la actividad compartida que se da con los alumnos, así mismo orientar la regulación (exterior o autorregulación) para hacer más fructífera nuestra práctica educativa, y como mencione antes el juego es una actividad pertinente con la que podemos intervenir. Según los expertos, el juego beneficia el desarrollo cognitivo y social así como las habilidades escolares, como son: el crecimiento en el habla, el vocabulario, la comprensión del lenguaje, la atención, la imaginación, la concentración, el control de los impulsos, la curiosidad, las estrategias para la solución de problemas, la cooperación, la empatía y la participación grupal (Smilansky y Shefatya, 1990, p. 220).

Incluso, Smilansky, Shefatya y Berk (1994), dicen que para asistir a la dramatización, los maestros pueden hacer lo siguiente:

1. Cerciorarse

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