ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

LA CORRIENTE DE LA CONDUCTA


Enviado por   •  30 de Marzo de 2013  •  17.557 Palabras (71 Páginas)  •  715 Visitas

Página 1 de 71

LA CORRIENTE DE LA CONDUCTA

Considerada transversalmente en cada uno de sus momentos particulares, la conducta constituye una estructura unitaria a pesar de la diversidad de sus manifestaciones, pero también en sentido longitudinal, a lo largo de lapsos prolongados, revela poseer unidad, porque sus ciclos sucesivos se van encadenando según una relación continua. Esta relación de continuidad es a la vez una relación de sentido, significativa, porque depende del contexto general de la individualidad de quien se conduce. Entonces es propio de los procesos de la conducta un doble carácter de continuidad y de significatividad. Nunca dejamos de conducirnos de una u otra manera, y esta continuidad es dinámica: las conductas ya verificadas motivan al sujeto a emprender otras, y en general es todo lo anteriormente actuado y experimentado lo que en parte considerable confiere o no poder estimulador a cualquier situación nueva.

Pero la conducta también expresa y satisface tendencias personales, y eso explica los caracteres peculiares que asume en los distintos individuos, así como la persistencia, consciente o inconsciente, de aquellas necesidades que no han podido ser satisfechas y que por ello vuelven a desencadenar en el tiempo actividades nuevas orientadas hacia el mismo fin.

Sea que se tomen en cuenta los comportamientos sucesivos, o esa perduración de la tensión psicológica que se manifiesta en comportamientos separados en el tiempo pero que responden a la misma necesidad, es legítimo hablar de una "corriente de la conducta" (Daniel Lagache), tal como James, para referirse a la. continuidad de la vida mental y a la vaguedad de los límites que separan un estado de conciencia de otro, habló de la "corriente de la conciencia". Corriente de la conducta es un concepto más vasto, porque engloba, naturalmente, al primero.

Dentro de ese fluir continuo del conducirse es posible sin embargo distinguir configuraciones particulares: las de diversos ciclos o segmentos de comportamiento, separados entre sí por límites generalmente imprecisos pero discriminables sin embargo. ¿A qué se denomina “ciclo” o “segmento” de comportamiento? A la sucesión de momentos o etapas que se desarrollan desde el momento en que la persona experimenta una impresión de tensión (sea ésta casi imperceptible, leve o intensa; consciente, preconsciente o inconsciente), de desequilibrio con el medio (natural, cultural o humano), que parece reclamarle algo, o por el contrario, negarle algo que ella necesita, y que concluye en cuanto ese equilibrio roto queda restablecido y la tensión desaparece. . . para volver inmediatamente a resurgir, suscitada por otras necesidades.

La unidad interna de cada ciclo o segmento de conducta es dada por la persistencia de una misma tensión o, de una misma motivación. Los ciclos de comportamiento tienen una duración muy variable, y es común además que queden incluidos unos en otros, al convertirse a su vez en objetos motivantes los recursos o medios necesarios para alcanzar el objeto originariamente perseguido. Por ejemplo, la tensión motivadora puede haber surgido del anhelo de viajar, pero para alcanzar el objeto que la hará desaparecer (la realización efectiva del viaje) es preciso obtener dinero, o conseguir alguna licencia en el trabajo, etc., y todos estos medios se convierten en los objetos propios de segmentos de conducta incluidos en el ciclo principal. El psicólogo clínico que examina las motivaciones de una persona debe hallarse siempre atento a estas distinciones, con las que se liga la significación de la conducta dentro del contexto general de las tendencias de una personalidad.

Por otra parte, cada ciclo de conducta, sea breve o prolongado, sea independiente o integrado en otro, se compone de varias fases o etapas. No hay que confundir a estas fases o etapas con las áreas de la conducta; son procesos diversos que se inician con ese estado de desequilibrio y tensión en que consiste la motivación, y en ellas intervienen igualmente operaciones del área de la mente, del cuerpo, o actuaciones en el medio externo.

Las fases

Detallaremos siguiendo el esquema de Daniel Lagache la sucesión cronológica de las diversas fases o etapas de cada ciclo de conducta. Estas son: puesta en marcha, búsqueda de medios, terminación y modificaciones secundarias.

La puesta en marcha o primer tiempo de cada segmento del comportamiento corresponde a la motivación. Esta desempeña un papel fundamental en el psiquismo porque es el motor de la conducta. Excepto en los actos reflejos en los que las reacciones no están precedidas por la motivación sino que se desatan automáticamente apenas aparece el estimulo, todas las demás actividades psíquicas emanan de ella. No es necesario que sea consciente, pero sin motivación no se verificaría ninguna de las operaciones, desde las más sencillas hasta las más complejas, que caben dentro del quehacer humano: ni beber cuando se siente sed (la sed es precisamente la motivación), ni inscribirse en una carrera universitaria, ni. criar a los hijos, programar una reunión política, fumar un cigarrillo, conquistar el espacio...

Nos limitamos aquí a una caracterización sumaria de la motivación porque sólo nos interesa ahora en cuanto momento inicial de los cielos de comportamiento, y desde esta perspectiva lo que debe tomarse en cuenta es que es vivida por el sujeto como una especie de inquietud o tensión, como una ruptura del equilibrio mantenido con el medio. En otras palabras. la motivación consiste en la activación consciente o inconsciente, agradable o desagradable, de una necesidad que a veces reviste un tono emocional intenso,- y que sólo se aquieta en cuanto el equilibrio roto es restablecido. Por ejemplo los estímulos del medio parecen exigir algo de una persona (un acto de generosidad, corregir un trabajo, ordenar un cuarto), o al revés, el medio parece poder colmar una exigencia previa (ofrece agua para la sed, un puesto para satisfacer el afán de figuración, seres en quienes volcar amor, etc.); sólo cuando los objetos correspondientes a la necesidad suscitada o brotada con espontaneidad son por fin alcanzados, la motivación cesa. Esto es, no sólo ha iniciado el ciclo de conducta, sino que persiste durante todo su transcurso. Por otra parte, los ciclos concluidos provocan por lo común nuevos estados de tensión, reactivan necesidades que originan así ciclos nuevos. El acto de caridad cumplido es estímulo para nuevos actos semejantes; corregir un trabajo induce a emprender otro; alcanzar un puesto motiva para buscar nuevas relaciones sociales, etc. Ya hemos dicho que la conducta constituye una corriente, y, para citar nuevamente a Lagache: "es motivada pero, a su vez, motivadora".

La segunda

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (112.2 Kb)  
Leer 70 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com