LA CORRIENTE DE LA CONDUCTA
mariposarosaEnsayo13 de Junio de 2012
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LA CORRIENTE DE LA CONDUCTA
Considerada transversalmente en cada uno de sus momentos particulares, la conducta constituye una estructura unitaria a pesar de lo diverso de sus manifestaciones, pero también longitudinalmente, a lo largo de lapsos prolongados posee unidad, porque sus ciclos sucesivos se van encadenando en una relación continua. Esta continuidad es a la vez una relación significativa, porque depende del contexto general del individuo. La conducta tienen doble carácter de continuidad y de significatividad.
Sea que se tomen comportamientos sucesivos, o esa perduración de la tensión psicológica que se manifiesta en comportamientos separados en el tiempo pero que responden a la misma necesidad, es legítimo hablar de una "corriente de la conducta" (Lagache).
En el fluir continuo del conducirse se distinguen ciclos o segmentos de comportamiento, separados entre sí por límites imprecisos pero distinguibles. Ciclo o segmento de comportamiento es la sucesión de etapas que se desarrollan desde que la persona experimenta una tensión, de desequilibrio con el medio, que parece reclamarle o negarle algo que necesita, y que concluye cuando el equilibrio roto se restablece y la tensión desaparece para resurgir, suscitada por otras necesidades.
La unidad interna de cada ciclo de conducta es dada por la persistencia de una misma tensión o motivación. Los ciclos de conducta tienen duración variable, y es común que queden incluidos unos en otros, al convertirse en objetos motivantes los medios necesarios para alcanzar el inicialmente perseguido. La tensión motivadora que surge del anhelo de viajar, hace preciso obtener dinero, los medios se convierten en objetos propios de segmentos de conducta incluidos en el ciclo principal.
Cada ciclo de conducta, breve o prolongado, independiente o integrado en otro, se compone de varias fases o etapas. No hay que confundir a estas fases con las áreas de la conducta; son procesos que se inician con ese estado de desequilibrio y tensión en que consiste la motivación, y en ellas intervienen igualmente operaciones del área de la mente, del cuerpo, o actuaciones en el medio externo.
Las fases Puesta en marcha, elaboración, terminación, modificaciones secundarias.
La puesta en marcha de cada ciclo de conducta corresponde a la motivación. Esta es el motor de la conducta, excepto en actos reflejos en los que las reacciones no están precedidas por la motivación pues se desatan automáticamente apenas aparece el estimulo, todas las demás actividades psíquicas emanan de ella. No necesita ser consciente, pero sin motivación no se verificaría ninguna operación, desde las más sencillas hasta las más complejas del quehacer humano: ni beber cuando se siente sed (la sed es la motivación), ni inscribirse en una carrera universitaria, ni. criar a los hijos, etc.
La motivación es vivida por el sujeto como una tensión, como ruptura del equilibrio con el medio. La motivación consiste en la activación consciente o inconsciente, agradable o desagradable, de una necesidad que a veces reviste tono emocional intenso, que sólo se aquieta cuando el equilibrio roto es restablecido. Los estímulos del medio parecen exigir algo de una persona (un acto de generosidad), o el medio parece poder colmar una exigencia previa (un puesto para satisfacer el afán de figuración); sólo cuando los objetos correspondientes a la necesidad suscitada son alcanzados, la motivación cesa. La motivación no sólo inicia el ciclo de conducta, persiste durante su transcurso. Además los ciclos concluidos provocan normalmente nuevos estados de tensión. El acto de caridad cumplido es estímulo para otros semejantes. La conducta constituye una corriente es motivada y a su vez, motivadora
La segunda etapa es la elaboración de la conducta, consiste en las operaciones que emprende el sujeto para lograr lo que calmará la tensión motivante. Pueden ser operaciones mentales o materiales, deliberadas o automáticas. Para resolver un problema un físico empleará su inteligencia, y para cocinar un cocinero usará recursos materiales. Comúnmente se emplean ambas, y casi siempre las mentales constituyen un ensayo de lo que se realizará luego en concreto. A veces la elaboración de la conducta se verifica de manera casi automática: se saca un cigarrillo en momentos de nerviosidad. Aparición del estímulo, motivación y elaboración se dan prácticamente juntas, sin deliberación. Sucede en hábitos y actos instintivos. En otras situaciones la elaboración se da con acciones materiales no gobernadas por la inteligencia, por ensayo y error, y en otras interviene mas el área 2, ante una experiencia frustrante se experimentan náuseas para calmar la tensión psicológica, un calambre es la manera de no hacer algo.
La terminación del segmento de conducta coincide con la obtención de un objeto que restablece el equilibrio psicológico. Tal objeto no tiene que ser un objeto real: agua que calma la sed, una persona a quien amar o el proyecto mental precisado y claro, etc. Es fundamental tomar en cuenta que la finalización del ciclo de conducta exige que se establezca cierto contacto, real o irreal, con algún tipo de objeto. Es un aspecto del comportamiento a vincular con la noción de intencionalidad
Las modificaciones o efectos secundarios que determina toda conducta: Se dan primero en el propio sujeto ya que independientemente de que la conclusión de un ciclo implica el alivio de la tensión, transforma en total su situación psicológica y suscita circunstancias psicológicas distintas. Estos son efectos secundarios autoplástcos, que cuando tienen carácter más o menos permanente constituyen un aprendizaje. Pero también existen, efectos aloplásticos: todo modo de conducirse supone directa o indirectamente una comunicación con otros seres humanos y en este sentido influye en los mismos, de manera más o menos marcada y más o menos durable: realizar un acto de caridad, alcanzar un puesto, todo repercute en ese otro. A veces la repercusión se produce mas en el medio material y no en el medio humano, pero es casi inevitable que de manera indirecta afecta también a personas.
Los ciclos de conducta no se dan por separado, sucediéndose en el tiempo. Solo se describen así pero se presentan con mayor complejidad. Los ciclos se entrecruzan unos con otros, y se da como una línea principal y otras secundarias; o las motivaciones son conflictivas y el mismo objeto a la vez atrae y rechaza, etc. Cuando son ciclos prolongados, compuestos a su vez por otros, el cruce y los conflictos son tan variados como el de los planos de intereses en que se da la vida de un hombre. (joven motivado para seguir una carrera, contraer matrimonio, realizar un viaje). Se requiere un análisis de la personalidad del individuo para aprehender la unidad subyacente tras motivaciones tan disímiles.
La intencionalidad
Brentano señaló la existencia de la intencionalidad. Es un término con el que se expresa que una actividad está orientada a algo que la trasciende, así la actividad psicológica en general. Los fenómenos físicos se hallan contenidos en sí mismos, pero procesos como percibir, recordar, desear, incluyen una referencia a un objeto fuera de ellos. Si se percibe se percibe algo, si se recuerda se recuerda algo. Este algo puede pertenecer al ámbito material del sujeto o a su fuero íntimo; no se confunde con la actividad que lleva al objeto. Es un objeto real o irreal del presente, el pasado o el futuro (si apunta a algo no existente), que constituye el otro polo de la actividad de la conciencia (conducta)
La escuela psicoanalítica también puso de relieve el vínculo entre cada conducta con un objeto que la trascienden al elaborar la doctrina de las relaciones objetales, debida a Melanie Klein, quien quiere significar, en polémica con Freud, que en toda conducta de un ser humano, aún en las más tempranas etapas del desarrollo, se hallan involucrados otros seres humanos, que constituyen "objetos" con los que establecemos vínculos en nuestros comportamientos.
Estas primeras relaciones con otros seres humanos dejan una huella duradera, quedan internalizadas, y en calidad de "objetos internos" marcan la vida psicológica. La diferencia con Freud es que según él en los primeros períodos de vida el niño vuelca sobre sí sus afectos (autoerotismo) y no existen aún relaciones de objeto. Para la escuela kleiniana, aunque el bebé chupe su propio pulgar, en su fantasía establece una relación con una persona significativa, con su madre (con el pecho materno).
Independientemente de que sea así o no, incluso el autoerotismo supone la intencionalidad en el sentido de Brentano; para el acto mental dirigido eróticamente hacia el cuerpo del mismo sujeto, éste constituye un objeto trascendente.
En suma, la teoría de las relaciones objetales pone de relieve que esa apertura hacia algo trascendente, que Brentano postuló como rasgo característico de la vida psicológica, no se limita tan sólo al área de la mente, sino que se extiende a la totalidad del comportamiento, y esa apertura es casi siempre, de un modo directo o indirecto, una relación con otras personas. Piénsese por ejemplo, en lo que existe de contacto humano implícito en conductas tales como asistir a un espectáculo, buscar empleo, orar, aprender una técnica, etc. Y asimismo, en cómo los contactos ya establecidos predisponen efectivamente con respecto a los posteriores, a modo de marco referencial interno.
Conducta y situación
Al poner de relieve el carácter vincular de la conducta motivada, aparece otro rasgo: no procede de impulsiones ciegas del organismo que se desatan desde dentro, sino que son impulsiones dirigidas hacia
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