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LA PSICOLOGÍA Y LA ESPIRITUALIDAD


Enviado por   •  22 de Octubre de 2013  •  2.203 Palabras (9 Páginas)  •  231 Visitas

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LA PSICOLOGÍA Y LA ESPIRITUALIDAD *

Luz Carmen Maffiol Arias**

RESUMEN

Abordar el tema espiritual desde la psicología siempre será un reto epistemológico que también incrementa el deseo de construir reflexiones alrededor de procesos que involucran el desarrollo humano y a su interacción con la sabiduría, como protagonista de modelos orientados hacia un envejecimiento exitoso y como herramienta básica en la dinámica de evolución humana, sustentada en los principios epistemológicos que nos brinda la Psicología Humanista.

Palabras clave: Espiritualidad, Psicología Humanista, Sabiduría, Desarrollo Humano, Oratioterapia.

“Cualquiera (o el) que more en el lugar secreto del altísimo vivirá seguro bajo la sombra del Omnipotente…” (Salmo 91)

En este versículo hay expresiones clave que me han causado gran impacto y creo que al intentar compartir con ustedes cómo ha sido y es, esta conmoción energética-eco-bio-psico-social y espiritual, podremos encontrar el sentido de esta conferencia.

Las expresiones impactantes anteriormente mencionadas son: cualquiera, secreto y Omnipotente.

Ahora bien, empezaré por revisar qué es eso, tan complejo de abordar, de definir y de asir y sin embargo tan marcado en la vida de los seres humanos, como lo es el concepto de la espiritualidad y la connotación que éste implica: la búsqueda íntima de Dios. Y aunque de alguna manera, esta indagación interna y externa motivada por el hecho de contactar a Dios, pueda ser descrita como un proceso secreto, desde los anales de la psicología ya se observa como un patrón humano universal. Es decir, independientemente del lugar y la cultura donde haya nacido o esté ubicada cualquier persona, ésta tiene la tendencia estructurada en sí misma, para desarrollar su potencialidad espiritual, o sea cualquier persona está capacitada para buscar a Dios y como dice Ken Wilber, “eso significaría… que el ser humano normal está estructurado por realidades espirituales”.

* Conferencia realizada en el III Foro de Epistemología en Gerontología. Universidad San Buenaventura, sede Bogotá, Octubre 2008.

** Psicologa Magister en psicología clínica y de familia. Docente Fundación Universitaria Los Libertadores

Bien, vamos a conectar entonces el concepto de espiritualidad con la psicología y además con la dinámica de desarrollo humano que involucra el proceso de envejecimiento.

Para ello, necesitamos traer a colación estudiosos de la talla de Erik Erikson, quien intentó descifrar el desarrollo humano, observándolo como un proceso caracterizado por las diversas crisis que él describe en su teoría psicosocial. Los invito a detenernos un momento en la etapa 8, la última en el modelo de Erikson y que se caracteriza por la Sabiduría que necesita desarrollar cualquier persona de 50 años en adelante, para superar la crisis psicosocial de Integridad del Yo / Desesperación, que se presenta en este estadio.

De acuerdo a Erikson, cualquier persona que desarrolle la virtud de la Sabiduría está en capacidad de asumir lo hecho y lo omitido en su vida, además podrá aceptar los errores propios o ajenos y adicionalmente podrá admitir los aciertos propios, los aciertos de los otros y también estará en capacidad de integrar el tema de la muerte como elemento inherente y natural a su proceso de desarrollo. Es decir, la Sabiduría se describe como la herramienta clave para vivir y abordar lo que se supone son los momentos últimos de cualquier persona, en esta experiencia humana.

Es importante, recalcar que la Sabiduría, como lo apreciaremos en el transcurso de esta conferencia, emerge como figura fundamental, cuando buscamos desentrañar la conexión entre espiritualidad, psicología y gerontología, ya que se puede observar como conector, objetivo, efecto e indicador.

Por ejemplo, para Robert Peck, otro estudioso del desarrollo humano, la Sabiduría es el eje conductor que permite a cualquier persona, distinguir, elegir y asimilar ante los diversos hechos que se presentan en su vida. Y así, el aprecio por la Sabiduría, promulgado por Peck, le facilita a cualquier persona, trascender las diversas preocupaciones ante las que tiene que elegir, cómo afrontarlas.

La forma en que se estructura esta toma de decisiones permanente, va conformando lo que conocemos como el estilo de vida y éste a su vez despliega sus características, para descubrir el sentido y significado del propio proyecto de vida.

Los seres humanos entonces, poseemos una serie de potencialidades cognitivas, afectivas y espirituales de las cuales hacemos uso cuando, sencillamente, vivimos. Y de manera compleja, precisamente estas potencialidades van desarrollándose en la medida en que nos orientamos, como resalta Kramer, a vivir con Sabiduría, de tal forma que así vamos fortaleciendo nuestro proceso de toma de decisiones, ganando en Sabiduría y construyendo una vejez adecuada, satisfactoria, exitosa y viceversa.

Entonces, ¿cómo podríamos definir la Sabiduría? Podríamos intentarlo observando sus efectos y la forma como conecta varias de nuestras potencialidades, y tal vez como la meta para alcanzar la felicidad y también como señal de autotrascendencia, de expansión de nuestro self y además como herramienta que nos permite realizar distinciones novedosas en nuestra realidad, facilitándonos percibirla de manera diferente, actualizada y acorde con nuestra experiencia y aprendizaje.

De tal manera, que la Sabiduría sería un constructo importante en la vida de cualquier persona, ya que integra de manera compleja múltiples habilidades y potencialidades cognitivas, afectivas y las relacionadas con los actos voluntarios, que nos permite analizar e interpretar eventos que podemos percibir como conflictivos, para construir alternativas de solución en las que se tienen en cuenta tanto las necesidades propias como las de los otros.

Para continuar, es necesario aclarar que vamos a entrar en los linderos de la psicología humanista y ello supone algunas características fundamentales para observar al ser humano y para abordar sus posibles conflictos.

Considero que este paradigma nos ofrece la oportunidad de vislumbrar la relación de espiritualidad, psicología y gerontología, en tanto que la acepta y la admite como una posibilidad inherente a cualquier ser humano. Este paradigma ha sido desarrollado por personajes ilustres

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