Psicología y Espiritualidad

Desde siglos pasados la religión se ha percibido como opuesta a la psicología, pues se ha considerado que por tratar temas relacionados con la fe daba paso a una relación estrecha con la filosofía, la moral, y a la vez con problemáticas espirituales, razón fuerte para considerarlo como lejos de pertenecer a los ámbitos científicos. La psicología y la religión al comienzo compartían el mismo interés de estudio, el alma, el espíritu, la conciencia y la fe humana, es tiempo después que la psicología toma un camino diferente persigue el interés de tornarse científica, hace suyo el paradigma de las ciencias naturales y así propicia el distanciamiento de la filosofía y la religión (Yoffe, s.f, p. 195 ).

Se presenta un breve recorrido histórico en el que se expone el caminar de la psicología que como ciencia ha tratado de recuperar desde sus orígenes el estudio del alma y del espíritu así como tratar de incorporar conceptos como bienestar psicológico y calidad de vida.

En el año de 1964, para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el bienestar psicológico comienza a ser parte de la integridad del ser humano, pues lo define como: “salud óptima” como “estado de completo bienestar físico, mental y social; no solamente la ausencia de una enfermedad” (Morales, 2014, p. 7).

McGee (2003) menciona que hacia los años setenta la espiritualidad empieza a ser considerada como parte integral del ser humano desde el punto de vista de la salud, de esta manera abre paso a diferentes perspectivas que integraron la espiritualidad como parte definitiva de salud (Mc Gee citado en Morales, 2014).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) evidencia que en el año de 1994, se presenta una preocupación por definir la calidad de vida, puesto que esta organización tiene como principal interés social la prolongación de vida del ser humano. Esta situación surge con base a los elementos que desde 1992 Fernández Ballesteros ya consideraba como necesarios para llevar a cabo una calidad de vida (Oliva, Mendizabal y Asencio, 2013). Ante esta preocupación surgieron una serie de aspectos que contribuyeron a la mejora de la salud, uno de ellos y de importancia para este trabajo es el bienestar psicológico, constructo que anteriormente ya fue mencionado y que en la actualidad se considera elemento importante para alcanzar una calidad de vida y al mismo tiempo, gozar de una salud óptima.

Al Inicio del siglo XX en Europa y Estados Unidos, la psicología empieza a tomar en cuenta de manera científica, los comportamientos espirituales-religiosos, propicia así, el surgimiento de la psicología de la religión, en donde las corrientes psicológicas como conductismo, psicoanálisis, la psicología humanista y transpersonal han contribuido en su desarrollo hasta la actualidad (Font, 1999 en Quinceno y Vinaccia, 2009).

Cabe mencionar que hasta mediados del siglo XX comienzan a tener auge las investigaciones sobre la espiritualidad, religión y salud. De manera específica en las últimas tres décadas se han publicado una serie de artículos científicos en revistas médicas y psicológicas, que por mencionar algunos de los pioneros de ésta etapa de investigación están Harold G. Koenig, Kenneth I. Pargament, Pamela G. Reed, David B. Larson y Jeffrey S. Levin (Moreira-Almeida, Lotufo y Koenig, 2006 en Quinceno y Vinaccia, 2009).

Por otra parte, a finales del siglo XX, después de que llegaron al culmen los estudios sobre espiritualidad y la Religiosidad, se prestó atención a las investigaciones que presentaron ciertos constructos que tenían que ver con la calidad de vida, el bienestar y otros aspectos que marcan el desarrollo del ser humano de manera positiva, sin embargo, estos conceptos han sufrido modificaciones en el transcurso de los años, han tenido cambios externos que favorecen los aspectos subyacentes del bienestar (Nogueira, 2015).

Con base a lo anterior se considera de suma importancia los estudios que en la actualidad se han llevado a cabo, se trata de demostrar la importancia de la espiritualidad para lograr un bienestar psicológico que permita mantener una salud óptima y la calidad de vida sea su consecuencia.

Uno de los estudios que han hecho actualmente sobre la espiritualidad y el bienestar psicológico en el personal académico y administrativo de la Universidad Nacional de Costa Rica en donde los resultados han arrojado que la Espiritualidad "es un factor que fortalece la vida interna de las personas y, consecuentemente, potencia la satisfacción laboral y la sensación subjetiva de salud. Altos niveles de espiritualidad les permiten a las personas una percepción atenuada de los estresores laborales y contribuyen al bienestar y a la salud" (Rathi y Rastogi, 2007; Rodríguez, 2006, citado en Bastos, Brais y Bonilla 2014).

Otro dato reciente que merece mención es un estudio exploratorio sobre el tema de la espiritualidad en el ambiente laboral, en donde determinan que " la consideración de la espiritualidad en el trabajo debe trascender las diferencias dogmáticas superficiales y resaltar los elementos que le unifican: conexión con uno mismo, interconexión con los otros y el mundo, la búsqueda de un significado a la existencia, entre otros aspectos (Pérez, 2007, p. 145).

A lo largo del tiempo han dado respuesta a estos estudios una serie de prácticas espirituales que ha tenido como objetivo mediar para alcanzar el bienestar principalmente psicológico. Una de esas prácticas por mencionar alguna, se da en un estudio sobre los efectos psicológicos de la meditación oriental en donde se menciona que tiende a producir efectos beneficiosos en los individuos que la practican, sobre todo en aquellos que padecen alguna adicción, enfermedad,

...