LOS REGISTROS. Estos tres registros son “una imposición violenta”

LOS REGISTROS.

Estos tres registros son “una imposición violenta”, ajena al vocabulario de Freud, que Lacan, desde el inicio de su lectura aplica sobre la obra freudiana.  Son de los pocos conceptos o categorías que están a lo largo de toda su enseñanza. Lo llama su “trípode” o “trilogía para pescar a Freud”.

Un poco de historia

Lacan presenta el 8 de julio de 1953 una conferencia cuyo título era “Imaginario, simbólico y real”, en la primera reunión de la S.F. P después de la escisión.^[1] Allí marca el efecto de revelación que tuvieron para él las argumentaciones de L. Strauss.

El orden histórico de teorización es I. S, R. y es el orden de acentuación de cada uno de los registros. El inicio propiamente psicoanalítico se produce con la afirmación de la determinación de lo simbólico sobre lo imaginario, siguiendo la maniobra que realiza L. Strauss en la Antropología.

Alrededor del seminario VII comienza un viraje que da un lugar prioritario a lo real. , allí realiza una lectura de la historia de la ética desde “el trípode”. Afirma que en Freud se encuentra una novedad al respecto, se puede pensar a la ética no desde lo simbólico sino desde lo real.

Inscribe las reflexiones éticas desde una perspectiva nueva dado que la ética desde Platón y Aristóteles hasta que se inicia el cambio con el Utilitarismo, (con Bentham en el siglo XX) siempre giró alrededor de un Bien que era simbólicamente situable.

Es decir que tenemos un “trípode” con distintas “bases” para cada pata. El imaginario es elaborado en un tiempo previo (de anticipación precisamente) a lo que el propio Lacan sitúa como su inicio como psicoanalista.

En los primeros años de elaboración de los registros entre ellos se produce un movimiento de dominancia de unos sobre otros.

Será a partir del seminario de “Los problemas cruciales para el psicoanálisis” que empieza trabajando el juego de lo morra (piedra, papel, tijera) para pensar la relación sujeto, saber, sexo. Allí surge un orden trinitario donde cada uno limita al otro, donde la dominancia o jerarquías entre registros empieza a desaparecer.

Sobre los últimos seminarios cambia el orden y escribe: R.S.I. y juega con la homofonía en francés, “Heresie”, la herejía de su teoría. En el seminario de 1974 “R.S.I.” escribe el nudo borromeo, y cierta estabilización en el orden de importancia de los registros. La importancia de este nudo, es poner a los tres registros en un orden de importancia equivalente, donde cada uno sujeta y limita al otro, y en cada espacio de intersección se pueden pensar diferentes cuestiones, de la clínica y de la teoría.

El imaginario es equivalente a los otros registros cuando es concebido más allá del narcisismo. Es una “intuición a simbolizar” (dirá Lacan en el Seminario XXI) Se encuentra abierto a lo real, y por lo tanto es potencial inicio de nuevas producciones.

Estabilización precaria, ya que al tener equivalencia en el nudo no se distinguen más que por su nominación y vuelve lo simbólico a quedar en un lugar diferente.

Las dimensiones del tiempo que corresponden a cada uno de los registros: anticipación para el imaginario, retroacción para el simbólico y actualidad para el real.

LO IMAGINARIO

Breve historia del concepto.

Lo imaginario. (Este párrafo acerca de la historia del concepto de imaginario sigue de cerca el trabajo realizado por J. Belinsky “Lo imaginario: un estudio”. Nueva Visión)

Como la palabra lo indica es un derivado de imaginación.

La imaginación es la facultad de crear o representar imágenes. 

Si ponemos el acento en

• “crear” es una facultad abierta al cambio, y a lo nuevo, si ponemos el acento
• en representar subrayamos el aspecto reproductor, de volver a poner algo que ya estaba, el aspecto pasivo de lo imaginario.

Podemos pensar en una imagen que se refleja en el agua como paradigma de una imagen que surge pasivamente, y la imagen de sirena o de minotauro como un modo de crear algo que no existe (que por su capacidad de engendrar monstruos, o de desatar una fantasía angustiosa y descontrolada fue fuertemente reprimida en la modernidad).

La palabra imaginario fue usada primero como adjetivo aparece en el siglo XV en lenguas romances, pero la palabra imaginario se encuentra en uso recientemente como sustantivo.

La imaginación ha tenido en la historia del pensamiento y en particular en la historia de la filosofía un lugar que es interesante de recordar.

En Platón y en Aristóteles tiene una función de mediación. Esta mediando entre el cuerpo y las ideas para Platón, entre el intelecto y los sentidos en Aristóteles: es una continuación de la actividad de los sentidos en ausencia del objeto.

En Platón se llama “khora” a ese espacio que es donde los objetos nacen. Es un espacio que puede ser comparado con el espacio transicional Winicottiano.

Como ya adelantamos, con el pensamiento moderno la imaginación sufre un vuelco respecto del lugar de importancia, ya que para el pensamiento científico aparece como un modo devaluado y peligroso de representación.

Bacon afirma que la imaginación debe quedar en el terreno de la poesía porque tiende a establecer conexiones ilegitimas.

Freud pertenece a una generación de hombres que viven en un clima de pensamiento romántico y comparte en gran medida esta cosmovisión. El romanticismo restablece un lugar para la imaginación nuevo y poderoso, que está en conexión con una nueva manera de entender el arte y la estética.

Para el romanticismo la imaginación cobra un lugar de legitimidad y valor. J: Ranciere ^[2] explora la relación entre el inconsciente pensado por Freud y el inconsciente romántico (en sus coincidencias y diferencias) revelando la íntima relación entre el psicoanálisis y el movimiento del romanticismo alemán. El arte será un modo de pensamiento diferente del pensamiento racional de las ciencias y de la filosofía.

Sin embargo Freud no hablará de lo imaginario ni de la imaginación sino que dará un lugar de importancia a la fantasía y hablará de fantasmas.

Freud toma y comenta obras de los románticos como el cuento de “El hombre de la arena” de Hoffman para pensar los mecanismos que mueven al acto del protagonista. Esta búsqueda de mecanismos es un pasaje de una sensibilidad romántica a ser comprendida en términos científicos.

Lacan vive en un momento donde el término imaginario ya existe, y tiene un fuerte desarrollo en Francia en las primeras décadas del siglo veinte. Sartre y Bachelard entre otros escriben obras donde este término es pensado en su potencia y en sus relaciones con el sujeto, con la historia, con el conocimiento y con las posibilidades de creación.

Cuando Lacan se encuentra con el estructuralismo había ya trabajado la idea del imaginario potente y creador en su texto “El estadio del espejo” donde la imagen es configuradora del yo, y de las posibilidades de crear algo que no existía, que es nuevo para el sujeto.

Primero en el orden de aparición, sin embargo aparece en tiempo “no psicoanalítico” y será teorizado desde lo simbólico, como profundamente dependiente a este orden.

“Lo imaginario” es el nombre de un texto de Sartre de 1940, y Merleau Ponty, (amigo personal de Lacan) escribe “La fenomenología de la percepción” y más adelante “Lo visible y lo invisible”. Podemos decir que el concepto de imaginario es intensamente debatido en la primera mitad del siglo veinte en Francia.

Del estadio del espejo a lo imaginario especular.^[3]

En 1936 en el congreso de Merienbad, congreso de la JPA presenta la primera comunicación sobre el estadio del espejo para ingresar a la SPP, que es interrumpida y no será publicada.

1949 Congreso de Zurich escrito: “El estadio del espejo como formador de la función del yo.”

Estamos en lo que el propio Lacan llamará sus “antecedentes” respecto del psicoanálisis. Momento propiamente psicológico de la teorización de Lacan.

Hablar de “estadio” es algo que lleva la marca de origen “evolutiva” en que se inscribe la noción. Marca de un momento “psicológico” del desarrollo teórico. Sin embargo esta identificación es concebida como un acto, como un salto y no como una evolución. Deja el término y lo piensa como acto y no como evolución. Subrayamos el valor formativo y estructurante que tiene lo imaginario.

Lacan no cita a Wallon, pero es en su obra “Los orígenes del carácter del niño” donde va a encontrar y tomar, lo que va a ser el insumo teórico para este “descubrimiento”

Este estadio, pone al descubierto la estructura en espejo del yo. Lo especular, que fue pensado durante mucho tiempo como sinónimo de imaginario.

La estructura de “espejo” del yo permite desmontar el espejismo del yo autónomo.

Del otro lado del espejo nos encontramos con el cuerpo desmembrado del niño.

Entre seis y dieciocho meses se produce el reconocimiento de su propia imagen reflejada. Este reflejo produce un efecto de unificación, que viene desde el exterior. Esto produce un “efecto ortopédico”

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