"La Castañeda" JBS.

ENSAYO: HOSPITAL PSIQUIATRICO: “LA CASTEAÑEDA”.

POR JOEL BRAVO SANTOS.

En su momento, el hospital psiquiátrico “La Castañeda” fue concebida como la institución por excelencia para controlar un peligro que generaba temor y era considerado como el obstáculo que impedía el desarrollo de México como la gran nación que debía ser: la locura.

De esta manera se buscaba combatir dicho problema, no con medidas improvisadas, sino con un proyecto ambicioso como fue la construcción de este antiguo manicomio, el cual no era cualquier manicomio, sino que este manicomio tenía las características propias de la institución psiquiátrica ideal según el discurso de la época, y como la locura estaba identificada ya como uno de los principales problemas de México nuestro país, la medida que se tomó para atacarlos fue prioritaria, ya que estamos hablando de lo que en su momento se consideró como el mejor manicomio del hemisferio que permitía darle a los grandes problemas, grandes soluciones, siendo esto un factor de suma importancia que me hace preguntarme: ¿Por qué muchas veces en las celebraciones de los centenarios de independencia se tienen propuestas ambiciosas para los principales problemas del país?. Esto es algo que tendríamos que preguntarnos y ver desde donde surge este tipo de sucesos y acontecimientos.

Pero, es aquí en donde una vez conocida a la institución psiquiátrica “La Castañeda” como el establecimiento psiquiátrico mas importante de México en el siglo XX, y que albergo a mas de sesenta mil pacientes desde su fundación en septiembre de 1910 hasta su clausura en 1968, pudo sobrellevar los distintos tipos de problemáticas, siempre enfatizando el esfuerzo de los médicos por luchar contra la insalubridad, el hacinamiento y la inconsciencia de numerosas familias que se olvidaban de los pacientes que eran sus familiares.

De esta manera tendríamos que ver como se han ido dando a conocer las distintas posturas en torno al sentido ético y humano y en torno al sistema de asistencia sanitaria que se le da a la enfermedad.

Aunque poco tiempo después de su inauguración, el manicomio cayó en una crisis de la que jamás se recuperó debido al desencadenamiento de la revolución mexicana, se sabe mucho acerca de esta institución.

Esta institución, después de haber sido símbolo de progreso para la nación, se consolidó en el imaginario colectivo como un sitio marcado por atropellos, maltratos, atrocidades, abusos y corrupción; mientras que los pacientes de ese entonces morían por ser víctimas del hambre, de las epidemias y de la alarmante insalubridad.

Precisamente es aquí en donde tenemos que pensar si en verdad existe un llamado “Crimen psiquiátrico” a causa de la falta de profesionalismo que se vivía en esa época dentro de esta institución, o simplemente fueron acontecimientos que debido a la época se desataron, llevando al atropello del sentido ético y humano sobre los enfermos existentes dentro de “La Castañeda”.

Aunque actualmente se sigue teniendo un gran peso a la teoría encabezada principalmente por Foucault, quien considero al manicomio como un método para silenciar a quienes, con su manera de pensar, sentir o comportarse, cuestionaban o amenazaban los valores de las clases dominantes, teniendo evidencias de esta forma de percibir a la institución, pero que durante 58 años de desarrollo de la psiquiatría y posiciones de carácter terapéutico en “La Castañeda” se constituyó el eje del modelo a seguir en la psiquiatría mexicana, aunque en investigaciones recientes dan cuenta de las muchas experiencias que cabían en el manicomio, pues era lugar de reclusión y refugio y a la vez espacio terapéutico y de producción del saber.

Pero en contraparte a la postura en la que el imaginario colectivo estigmatizo a esta institución, cabra destacar que el hospital psiquiátrico “La Castañeda” fue el espacio por excelencia para la formación de generaciones enteras de psiquiatras en el ejercicio de la clínica, pues según la escritora Cristina Rivera Garza, quien reviso algunos expedientes clínicos de los internos y califico profesionalmente a algunos de los profesionales que había trabajando dentro de la institución, dice que ahí se implementaron las técnicas que en su momento fueron novedades para el tratamiento de las enfermedades mentales, desde la hipnosis y la hidroterapia durante los primeros años, hasta la electroterapia, el uso de psicofármacos y la neurocirugía durante las décadas de 1930 a 1940.

Y es precisamente aquí en donde hoy conocemos y sabemos ya de manera profesional, que todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo atendidas por esa causa, tienen derecho a la protección contra la explotación económica, sexual, maltrato físico, el trato degradante o de otra índole que le quite el sentido ético y humano a estas disciplinas, pues todas las personas con una enfermedad de carácter mental deben ser tratadas con humanidad y con respeto a la dignidad esencial de la persona, ya que todas las personas tienen derecho a la mejor atención disponible en materia de salud mental.

En fin, encontrando con esto la dimensión cultural de las enfermedades mentales, abarcando desde los referentes simbólicos usados por las sociedades para definir los límites entre locura y cordura y al mismo tiempo establecer esquemas para relacionarse con los sujetos ya considerados “locos” en el sentido humano y ético del deber ser profesional, especialmente enfocándome en la psiquiatría mexicana.

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