HOSPITAL PSIQUIATRICO "LA CASTAÑEDA"
sergioquevedo6 de Febrero de 2014
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PROYECT OS DE I NVESTI GACIÓ N
La locura en el México posrevolucionario. El Manicomio
La Castañeda y la profesionalización de la psiquiatría, 1920-1944
Andrés Ríos Molina
Instituto de Investigaciones Históricas
Universidad Nacional Autónoma de México
Los expedientes clínicos y la historia de la locura
El Manicomio General La Castañeda, el establecimiento psiquiátrico más importante
de México en el siglo xx , albergó a más de sesenta mil pacientes desde
su fundación en septiembre de 1 910 hasta su clausura en 1 968. La historiografía
en torno a la dinámica de esta institución ha recorrido dos senderos. El primero
ha sido el análisis de los aspectos administrativos y políticos de la misma; siempre
enfatizando el esfuerzo de los médicos por luchar contra la insalubridad, el hacinamiento
y la inconciencia de numerosas familias que abandonaban a los pacientes
hasta que fallecían y en muchas ocasiones los despojaban de sus bienes.
La segunda corriente analítica, influenciada por Erving Goffman, se ha acercado
a la reconstrucción de la vida cotidiana detrás del encierro psiquiátrico, las
rutinas, las formas en que se impone a los internos un nuevo “yo” y así despojarlos
de sus referentes identitarios.
Estas investigaciones han sido realizadas por Cristina Sacristán: “Para integrar a la nación. Terapéutica
deportiva y artística en el Manicomio de La Castañeda en un momento de reconstrucción nacional,
1920-1940”, ponencia presentada al Coloquio Internacional Curar, Sanar y Educar. Salud, Enfermedad y
Sociedad en México, Siglos xix y xx, ciudad de México, 2006; “Por el bien de la economía nacional. Trabajo
terapéutico y asistencia pública en el Manicomio de La Castañeda de la ciudad de México, 1 929-1932”,
História, C iências, S aúde-Manguinhos, v. 1 2, n. 3, 2005, p. 675-692; “Entre curar y contener. La psiquiatría
mexicana ante el desamparo jurídico, 1 870-1944”, Frenia. Revista de Historia de la Psiquiatría, ii:2, 2002,
p. 61-80, “Una valoración sobre el fracaso del Manicomio La Castañeda como institución terapéutica,
1910-1944”, Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, 51, 2001, p. 91-120.
Erving Goffman, Asylums: essays on the social situation of mental patients and other inmates, Garden
City (Nueva York), Anchor/Doubleday, 1 961.
Cristina Rivera Garza, “La vida en reclusión: cotidianidad y Estado en el Manicomio General La
Castañeda (México, 1 910-1930)”, en Diego Armus (comp.), Entre médicos y curanderos. C ultura, historia y
enfermedad en la A mérica Latina moderna, Buenos Aires, Norma, 2002, p. 1 79-219; “She neither respected
nor obeyed anyone. Inmates and psychiatrist debate gender and class at the General Insane Asylum La
Castañeda, Mexico, 1 910-1930”, Hispanic A merican Historical R eview, 81:3-4, 2001, p. 653-688, y “Por la
salud mental de la nación: vida cotidiana y Estado en el Manicomio General de La Castañeda, México,
1910-1930”, Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, 51, 2001, p. 57-89.
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Mi interés ha sido la dimensión cultural de las enfermedades mentales. Este
campo abarca dos aspectos: los referentes simbólicos usados por las sociedades
para definir los límites entre locura y cordura y, a su vez, establecer patrones para
relacionarse con los sujetos considerados “locos”. Con el mencionado interés
en mente, y para la elaboración de mi tesis doctoral, me acerqué a una fuente
poco explorada: los expedientes clínicos de los enfermos mentales. En el Archivo
Histórico de la Secretaría de Salud se conservan los expedientes de 61 480 pacientes
que pasaron por La Castañeda. Allí encontramos la historia clínica, es
decir las valoraciones hechas a lo largo del internamiento, la descripción de los
síntomas, lo que decían el interno y su familia en los interrogatorios, su historia
de vida, los hábitos, los vicios, la forma en que se le manifestó la locura y uno o
varios diagnósticos. También encontramos cartas de los familiares dirigidas tanto
a los médicos como al paciente junto a reportes de los enfermeros y vigilantes
sobre lo que hacían o dejaban de hacer los internos. Finalmente, existen escritos
elaborados por los mismos locos dirigidos al director del manicomio, a algún juez
o al presidente de la república; además de múltiples poemas y dibujos. Estas
fuentes han sido usadas en otros países para abordar la dimensión subjetiva de la
locura, mostrando la forma en que las narraciones de los enfermos mentales son
construcciones propias de cada momento histórico. En consecuencia, reflejan los
parámetros propios de cada sociedad para definir lo normal y lo anormal, lo sano
y lo patológico.
Si bien se han publicado artículos en los que se analizan algunos expedientes
clínicos en el contexto mexicano, éstos se han basado en casos aislados que no
logran ser representativos de una población significativa. De hecho, la trampa
a la hora de analizar expedientes psiquiátricos es quedarnos en lo anecdótico de
Dos artículos pioneros en el análisis del papel de las familias en el proceso de internación psiquiátrica
y que acentúan la importancia de los referentes culturales son Constance McGovern, “The myths
of social control and custodial oppression: patterns of psychiatric medicine in late nineteenth century
institutions”, Journal of S ocial History, xx:1, 1 986, p. 3-23, y Patricia Prestwich, “Family strategies and
medical power: “voluntary” committal in Parisian asylum, 1 876-1914”, Journal of S ocial History, xxvii:4,
1994, p. 799-818.
Andrés Ríos Molina, La locura durante la R evolución Mexicana. Los primeros años del Manicomio La
Castañeda, 1910-1920, tesis de doctorado en Historia, El Colegio de México, 2007.
La investigación que por primera vez señaló la importancia historiográfica de los locos es Roy Porter,
Historia social de la locura, Barcelona, Crítica, 1 989. En cuanto a la metodología para el abordaje de los
expedientes clínicos, resulta de suma utilidad Rafael Huertas García-Alejo, “Las historias clínicas como
fuente para la historia de la psiquiatría: posibles acercamientos metodológicos”, Frenia. Revista de Historia
de la Psiquiatría, i (2), 2001, p. 7-37.
Allan Beveridge, “Life in the asylum: patients’ letters from Morningside, 1 873-1908”, History of
Psychiatry, ix, 1 998, p. 431-469, y “Madness in Victorian Edinburgh: a study of patients admitted to the
Royal Edinburgh Asylum under Thomas Clouston, 1 873-1908. Part i”, History of Psychiatry, vi, 1 995,
p. 21-54 y 11 3-156.
Los intentos por analizar los expedientes clínicos en el contexto mexicano aparecen en las obras
de Cristina Rivera Garza de 2002 y 2001 (véase nota 3) y Alberto Carvajal, “Mujeres sin historia. Del
Hospital de La Canoa al Manicomio La Castañeda”, Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales,
51, 2001, p. 31-55.
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cada caso. Por lo tanto, y para tales efectos, utilizo un modelo de análisis a partir
de las herramientas básicas de la estadística en busca de argumentos que se puedan
hacer extensivos a ciertos sectores de la población y, a su vez, nos permitan
ubicar la relevancia de los casos particulares que por estar mejor documentados
nos ayudan a reconstruir extensas e interesantes biografías.
Este método lo aplicamos para el análisis de 6 623 expedientes clínicos pertenecientes
a quienes ingresaron a La Castañeda entre 1 910 y 1 920. Esta investigación
me acercó a dos tipos de conclusiones que a continuación expondré:
a) resultados puntuales que nos permiten comprender la dinámica del manicomio
durante la Revolución y b) argumentos generales que funcionan como guía analítica
para los posteriores años de la institución psiquiátrica.
Antecedentes: los locos en la R evolución
La primera década de vida del Manicomio coincidió con la Revolución. Hay dos
características que marcaron la diferencia entre esta década y los años posteriores.
En primer lugar, fueron pocos los pacientes que en aquellos días ingresaron:
construido para 1 200 enfermos, albergó un promedio de 550. Y en segundo, con
excepción de la segunda mitad de 1 915, cuando se redujeron considerablemente
las raciones de comida, no hay registro documental de hacinamiento, insalubridad
y carencia de elementos básicos como camas o ropa que fueron la constante
después de 1 920. Además, el Manicomio continuó siendo una notable fuente
de empleo en medio de la crisis. Por ejemplo, en 1 915 contaba con 355 empleados
y a todos se les pagaba cumplidamente. De manera que fue una década signada
por el descenso demográfico y, si la comparamos con los posteriores años, se vivió
cierto “apogeo” en La Castañeda. Sin embargo, la lectura minuciosa de los expedientes
nos puso de manifiesto que durante la década en cuestión no hubo una
relación homogénea por parte de la sociedad capitalina para con el manicomio.
En dicho periodo hubo cuatro formas de relación diferentes que coincidieron con
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