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La Depresion En Adolescentes


Enviado por   •  27 de Mayo de 2015  •  1.905 Palabras (8 Páginas)  •  339 Visitas

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OBJETIVO GENERAL

 Investigar un tratamiento indicado para la depresión en adolescentes.

OBJETIVOS ESPECíFICOS

 Conocer el origen de la depresión en adolescentes.

 Determinar los síntomas que puede presentar una persona con depresión.

 Concientizar a través de sugerencias a personas que padecen depresión.

IV. MARCO TEÓRICO

La depresión no es tristeza. La tristeza es una emoción básica natural en todo el mundo, y la depresión es una entidad clínica, un trastorno emocional. La tristeza es solo un síntoma de la depresión.

La depresión es una enfermedad común, pues cualquier persona puede tener en algún momento de su vida una depresión. Aunque la mayoría de la gente experimenta tristeza de vez en cuando, en el caso de las personas con depresión este sentimiento no desaparece y se acompaña de otros síntomas que provocan malestar o dificultades para desarrollar su vida cotidiana.

El desconocimiento sobre la depresión en la adolescencia y la falta de comunicación abierta sobre este tema hace que la gente joven que necesita tratamiento no busque ayuda.

De forma general hay dos grande tipos de depresión: La endógena, que es la de causas biológicas y luego la depresión reactiva, que es la más frecuente y no suele ser tan grave como la primera, ésta se desencadena a partir de situaciones de la vida estresantes, como por ejemplo tras una ruptura de pareja.

Una persona con depresión puede presentar cualquiera de estos tipos. La depresión severa se manifiesta por una combinación de síntomas que interfieren en la capacidad de las personas para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que, en circunstancias normales, deberían resultar placenteras. La distimia es otro tipo de depresión reactiva que se caracteriza por un estado de ánimo triste o desanimado, la persona con este trastorno puede tener pérdida de interés y aumento de la autocrítica, viéndose a sí mismo como poco interesante o inútil. Después de los dos primeros años de trastorno distímico, pueden sobreañadirse al trastorno distímico, episodios depresivos mayores. En estos casos (depresión doble) se diagnostica tanto el trastorno depresivo severo, como el trastorno distímico.

El desorden bipolar es el tercer tipo. También se denomina enfermedad maniaco-depresiva. La prevalencia de esta patología no es tan alta como la dos anteriores. Se caracteriza por cambio de humor. Estado de ánimo muy alto se ven sucedidos por otros muy bajos. En el ciclo maniaco, pueden sentirse hiperactivos y con demasiada energía. A veces la manía afecta al pensamiento, el juicio y el comportamiento social de la persona.

Otro tipo de depresión se da alrededor del diez o quince por ciento de las nueva madres, estas lloran constantemente, se sienten terriblemente ansiosas, no pueden dormir e, incluso no son capaces de tomar decisiones sencillas. Es lo que se conoce como depresión post-parto. La depresión post-parto es un problema que sufren las madres, se cree que este tipo de depresión se origina cuando las madres embarazadas pierden bruscamente el nivel de endorfinas, que es una molécula humana que hace que el cuerpo se sienta bien, y al perder esta molécula a la hora del parto, produce todos estos síntomas mencionados.

Existe otro tipo de depresión como un subtipo del trastorno depresivo severo llamada depresión atípica y se caracteriza por la reactividad del estado de ánimo (por ejemplo, el estado de ánimo mejora en respuesta a los acontecimientos positivos, reales o potenciales); también la persona puede tener un aumento significativo de peso o aumento del apetito, hipersomnia (dormir demasiado), abatimiento y una gran sensibilidad al rechazo interpersonal que provoca un deterioro social o laboral significativo.

Una persona con depresión “No es la misma de antes”

En cuanto a la esfera afectiva se produce tristeza, tendencia al llanto, deseo de muerte, apatía, ansiedad, irritabilidad, dificultad para disfrutar de las situaciones placenteras. También se ve afectada la esfera cognitiva y de pensamiento con menor capacidad de concentración y memoria, pensamientos negativos en general sobre sí mismo, su futuro, el mundo, llegando incluso a las ideas de suicidio.

La conducta también cambia: abandono de actividades placenteras (ni siquiera nos apetece hacer lo que nos gusta), la persona está menos habladora y se puede llegar incluso a los intentos de suicidio y en cuanto a los síntomas físicos, se produce insomnio, menor alimentación, aunque algunas personas engordan porque comer los reconforta. También puede perder el deseo sexual.

Un ejemplo para que todo el mundo pueda entender la diferencia entre una “Mala racha” y una depresión es el siguiente caso: ante una ruptura de pareja sería normal estar triste, algo irritable, dormir mal, tener menos interés por las cosas… pero el funcionamiento habitual de esa persona se conservaría y con algo de tiempo su estado iría volviendo a la normalidad. Sin embargo, si hablamos de una depresión, esa misma persona además desarrollaría una buena parte de todos estos síntomas que hemos dado y a los ojos de sus cercanos sería una persona distinta y le verían “cambiado”, diferente.

Es poco frecuente que la depresión se deba a una causa solamente. Generalmente, varias causas se combinan para desencadenar la enfermedad. Por ejemplo, puede sentirse decaído después de una enfermedad y luego pasar por un suceso estresante en su vida como la muerte de un ser querido, que le lleva a la depresión.

Las investigaciones han demostrado que existe una relación entre la depresión y un desequilibrio de las sustancia químicas del cerebro, denominadas neurotransmisores. Si está deprimido, tendrá un nivel más bajo de determinados neurotransmisores, como la serotonina, que las personas sin depresión.

Todavía no se sabe muy bien si el desequilibrio químico cerebral se debe a la depresión si es la causa de ella. Determinados genes parecen aumentar la probabilidad de tener depresión y estos genes se trasmiten de padres a hijos. Por lo tanto, si tiene antecedentes familiares de depresión será más probable que la padezca.

Otras causas de la depresión son el abuso del alcohol, las drogas y tomar determinados tipos de medicamentos con recetas.

Toda persona con depresión, como ya hemos visto, se ve afectado en su vida cotidiana, “normal”, trayendo profundas alteraciones en su rutina diaria, sin embargo, la persona con depresión no es la única que afronta las consecuencias de este trastorno, también la familia.

La familia de la persona con depresión puede sentirse avergonzado y evitar los contactos con los amigos o las reuniones sociales, puede haber más discusiones entre los familiares; especialmente sobre con tratar al enfermo y esto provoca frustración e incluso un deseo de incapacidad de parte de los padres, por cómo cambiar las cosas o al enfermo. También los padres del enfermo llegan a sentirse culpables de la depresión.

Puede consentirse más al enfermo para evitar empeorar al enfermo, o al contrario pueden encontrarse resentidos con él por cómo está afectando a la familia, otros quieren llamar la atención que creen que no están recibiendo. Las consecuencias pueden variar para cada familia que vive con una persona con depresión.

Cuando una persona empieza a presentar síntomas de la depresión, y a pesar de los esfuerzos personales y el apoyo de su entorno, hay que pensar que podemos tener una depresión. También cuando la persona se ve invadida por un sentimiento de abatimiento o incapacidad de salir adelante por sí misma.

Si la persona cree que tiene depresión debe acudir a un médico o en última instancia por el especialista psiquiatra o por psicólogo. En el caso de comenzar un tratamiento es recomendado acudir a un psiquiatra y aun psicólogo ¿Por qué?, porque el psiquiatra, es decir el médico especialista en psiquiatría tiene una formación muy especializada en la identificación y tratamiento de los diferentes síntomas clínicos o trastornos psiquiátricos. Nadie mejor que un psiquiatra para poder diagnosticar una depresión y poder diferenciarle de un trastorno de ansiedad, un trastorno psicótico, etc. Además, por su formación médica, puede prescribir tratamientos con fármacos, con capacidad para valorar efectos adversos, contraindicaciones y cualquier situación médica que la persona pueda tener.

Para un tratamiento adecuado es recomendable tratar a las personas con depresiones leves solo con psicoterapia, mientras que las depresiones moderadas o graves es necesario tratamiento con antidepresivos.

El tratamiento con antidepresivos, se utiliza para restituir el nivel normal de neurotransmisores. Los antidepresivos comienzan a producir una mejoría pasada dos a tres semanas, habitualmente. Un error muy común es pensar que una vez mejor se pueden dejar de tomar, porque ya no hacen falta. Esto es un gran error. Se ha demostrado que en general, tras un primer episodio de depresión debe mantenerse el tratamiento unos ocho meses a partir de que el paciente esté libre de síntomas, porque si se abandona antes, el riesgo de recaídas a medio largo plazo es mucho mayor; y si hablamos de un segundo a tercer episodio, el tiempo de mantenimiento debe ser aún más largo.

El psicólogo es recomendado para realizar psicoterapias, aunque también el psiquiatra está preparado, el psicólogo en general tiene más experiencia en el trabajo sobre este tipo de aspecto. Digamos que el psiquiatra aborda los aspectos más clínicos y psicoterapéuticos iniciales, y el psicólogo complementa y profundiza en ese trabajo.

La psicoterapia es un intercambio verbal entre el terapeuta y el paciente. Casi todos los adolescentes con depresión se benefician de algún tipo de psicoterapia. La psicoterapia es un buen espacio para hablar de sus sentimientos y preocupaciones y aprender formas de manejarlos. En la psicoterapias se les enseña a las personas deprimidas formas de combatir los pensamientos negativos, esto con el propósito de hacerlos conscientes de sus síntomas y les ayuda a conocer qué es lo que hace empeorar su depresión. El apoyo de la familia o los profesores pueden ayudar con los problemas escolares o unirse a un grupo de apoyo de personas que están experimentando problemas como el suyo también puede ayudar.

Algunas veces las personas con depresión grave o que están en riesgo de suicidio pueden requerir hospitalización para recibir tratamiento.

Siempre que se comience un tratamiento, este debe estar acompañado por una adecuada actitud, ósea una actitud activa, en cuanto a hacer un esfuerzo por retomar su vida, sus hábitos normales de vida; porque un problema añadido de la depresión es que las persona después de meses o años deprimida adquiere una serie de “malos hábitos” (tender a quedarse en casa sin hacer nada, o abandonar los buenos hábitos que podía tener antes). La persona deprimida debe plantearse qué está ocurriendo en su vida para que haya sufrido este problema. Este es un punto clave, porque si no se modifican estos aspectos puede no recuperarse del todo o producirse una recaída en el futuro.

V. CONCLUSIONES

La depresión es una enfermedad que puede ser tratada si se conocen los síntomas ya presentados, las buenas relaciones con los amigos y familia son una parte significativa de la recuperación. La falta de comunicación abierta sobre este tema hace que la gente joven que necesita tratamiento no busque ayuda. Los tratamientos garantizan una mejoría en la persona con este trastorno, pero la erradicación de la enfermedad es rotundamente imposible; ¿Podríamos erradicar las enfermedades del hígado, por ejemplo? Está claro que no. Pues lo mismo ocurre con los trastornos relacionados con el cerebro. No somos perfectos; simplemente humanos.

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