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La Educación Prohibida

elianalisio26 de Abril de 2014

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Consignas

• En función de la película “La Educación Prohibida” analizar:

• La función del sistema educativo desde los procesos de aprendizaje.

• Práctica de los docentes desde los procesos de enseñanza.

• ¿Cómo en la escuela se construyen o desconstruyen espacios para el tratamiento de la diferencia?

• Las prácticas docentes desde la diversidad y sus representaciones acerca de ello.

• La relación entre los sujetos al interior de los grupos escolares desde lo diverso y sus efectos.

• La construcción de espacios multiculturales en la institución escolar a partir de representaciones estigmatizantes. ¿Cómo quedaría planteada la relación nosotros-otros?

• El papel de la escuela como democratizadora de las relaciones sociales (límites, fronteras, territorios e imaginarios).

• Plantear posibles salidas a la crisis que se plantea en la película.

• Opinión personal sobre la cursada.

“Esta película (y este trabajo) es una invitación a encontrarnos con la educación más allá de los muros de la escuela que todos conocemos; una invitación a pensar otras formas de aprendizajes, a conversar y debatir sobre nuestras prácticas escolares y educativas. (…) Encontrarnos con otros, conocer y explorar sus experiencias, intercambiar ideas y llevarlas a nuestra realidad, (…) es nuestra propuesta. Y empieza hoy mismo.”

La Educación Prohibida.

• La función del sistema educativo desde los procesos de aprendizaje.

• Práctica de los docentes desde los procesos de enseñanza.

La educación laica, gratuita y obligatoria fue inventada en algún momento, antes no existía. En Atenas, no había escuelas sino academias (como la de Platón) que eran espacios de reflexión, conversación, y experimentación libre. La instrucción obligatoria era cosa de esclavos. En Esparta, por ejemplo, la educación era una instrucción militar, donde el estado se deshacía de quienes no llegaban a los niveles esperados. Había clases obligatorias, fuertes castigos y entrenamientos mediante el dolor y el sufrimiento. Antiguamente, la educación estuvo en manos de la iglesia católica (en occidente). Pero recién en el siglo XVIII, en Prusia, fue donde se creó el concepto de educación Publica, Laica y Gratuita.

Con el fin de evitar las revoluciones, en Francia, los monarcas incluyeron principios de la ilustración para satisfacer al pueblo, manteniendo el régimen absolutista.

La escuela prusiana se basaba en la división de clases y castas, fomentaba la disciplina, la obediencia y el régimen autoritario. Estos buscaban un pueblo dócil, obediente y que se pudieran preparar para la guerra de aquellas épocas.

Las novedades del sistema educativo se expandieron y llegaron desde América y Europa a Prusia para poder capacitarse. Con el discurso de “educación para todos” se extendió por todo el mundo, elevando la bandera de la igualdad, cuando la esencia del sistema venía del “despotismo”: perpetuando el modelo elitista y la división de clases.

En la actualidad, cada vez son menos las escuelas con alumnado homogéneo, que respondan en su totalidad a las características con que se asocio tradicionalmente a “la escuela del barrio” o a “la escuela elitista”. En algunas escuelas se trata de mantener el “tipo de alumnado histórico” en el turno mañana y en el de la tarde ubicar los casos en situación de pobreza o “problemáticos”.

En condiciones de desigualdad social las posibilidades de acceder a una oferta supuestamente uniforme no van a ser las mismas para todos. Se ha planteado así que “… Para garantizar equidad educativa en sociedades donde los puntos de partida de la población escolar no son iguales se requieren diferentes “ecualizadores”, es decir un sistema educativo diferenciado en el sentido de brindar mejores oportunidades de educación a quienes peores puntos de partida…” (Braslavsky C.: 1985).

Las tendencias en la política educativa, a partir de la sanción de la Ley Federal de educación (1993), contribuyen a agravar la crisis de la escuela, sobre todo en la forma en que se pretende incorporar la diversidad y el abandono del paradigma homogeneizador, así como también el avance de un discurso educativo enmarcado en criterios descontextualizados de calidad, eficiencia, excelencia, competitividad y resultados.

Desde este discurso se afirma un modelo de la autonomía institucional. El perfil de cada institución, de acuerdo a las características de la población que atiende, se va afirmando a través de su proyecto. En este caso, el riesgo reside en la consolidación de las diferencias.

Tal heterogeneidad existió desde la organización del sistema educativo en el siglo XIX; pensemos en las escuelas argentinas con numerosos niños, hijos de extranjeros, que empezaban a conocer el idioma del país en la escuela porque en sus casas se hablaba el idioma del país de origen de sus padres.

El modelo de producción industrial y el de cadena de montaje era perfecta para la escuela ya que la educación de un niño era comparable con la producción de un producto: pasos determinados en un orden específico, separados por generaciones y grados escolares, implementando contenidos curriculares pensados por un experto. En este caso, los educadores no son los que proponen contenidos, sino que lo hacen administrativos. El docente sólo enseña algo impuesto por otros que no son pedagogos. La educación de hoy es administrativa: alumnos que llegan, profesores que dan clase, y el ciclo se repite.

En los últimos siglos, las escuelas fueron creadas a imagen y semejanza de las prisiones y las fábricas priorizando el cumplimiento de reglas y el orden social como si fuese una fábrica de ciudadanos obedientes, consumistas y eficaces; donde de a poco las personas se convierten en números y estadísticas, deshumanizándonos a todos. Somos considerados grupos homogéneos, con contenidos homogéneos y resultados parejos, aunque no todos sepamos lo mismo. De este modo, la escuela no atiende a las necesidades individuales, porque la escuela instruye. Por eso, el sistema educativo es un sistema de exclusión social porque selecciona a las personas que pasarán a la universidad para formar parte de una elite, mientras que el resto tendrá un lugar más precario.

En el siglo XIX el sistema basó la inclusión al estado nacional y al modelo de sociedad en la exclusión de las características culturales originarias. En la escuela común (institución formadora de generaciones de ciudadanos con sentido de pertenencia a una nación) se proponía una oferta uniforme, con un mismo currículum, docente de formación similar y reglamentaciones uniformes para igualar a través de un camino único.

De este modo, nos encontramos ante una tensión permanente en el ámbito escolar entre la orientación homogeneizante y la realidad de la heterogeneidad social y cultural de los alumnos y los docentes que pueblan las escuelas.

La práctica de los docentes desde los procesos de enseñanza según la película, muestran que los docentes están centrados en los contenidos, en los conocimientos formales que deben transmitir a los alumnos; Focalizan su trabajo en algunas áreas, El docente se siente poseedor del conocimiento y piensan que la única manera de educar es decirle al otro lo que debe hacer y cómo hacerlo. Se considera que dentro de las instituciones se debe ejercer una disciplina autoritaria, donde las reglas son establecidas por una autoridad que controla. Por ejemplo la escena de la película cuando el profesor dice: “esto lo tienen que saber así como esta”; “porque es así”; “cállese, usted nunca sabe nada”.

• ¿Cómo en la escuela se construyen o desconstruyen espacios para el tratamiento de la diferencia?

Ser diferente en la escuela alude a variadas experiencias que llevan a sentirse “expuesto”, como señalado por un dedo invisible, que orienta las miradas de los demás hacia los diversos. Esta marca condiciona la mirada técnica de los docentes y anticipa el modo que asumirán las relaciones grupales que se establezcan en la escuela.

Los docentes hacen referencia a la presencia de las diferentes nacionalidades en la escuela en términos de una “oleada inmigratoria”, más notable para el turno tarde.

Observamos también que niños provenientes de provincias argentinas, merecían el trato de diferente: “éste también es flojo, pero es de los nuestros”.

La escuela se fue transformando en un lugar estigmatizado. Los chicos del barrio de la escuela han dejado de asistir, a medida que los niños de los barrios llamados “marginales” comenzaron a utilizar este espacio.

Esto es producto de un cambio que fue dándose paulatinamente, en la relación entre escuela y barrio. Por ejemplo, en 1988, la escuela tenia una relación estrecha con el barrio: “todos se conocían y se sentían como en una familia; ahora, los chicos hacen de interpretes de los padres”.

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