ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Entrevista Psicologica

robsterinside23 de Octubre de 2012

2.627 Palabras (11 Páginas)2.374 Visitas

Página 1 de 11

Introducción

Este ensayo tiene como objetivo realizar un análisis de las técnicas presentadas por la Dra. Díaz Portillo, sin intenciones de rechazar las propuestas leídas, sino comparándolas con la efectividad y objetividad de otras técnicas psicoterapéuticas y las posturas y concepciones de otros autores. La entrevista es en gran medida el instrumento más empleado en la psicología clínica, tiene una función vitalmente importante dentro de muchas formas de tratamiento psicológico y es el componente principal de evaluación clínica que precede y acompaña a la evaluación psicológica.

Comencemos por definir el concepto de entrevista. Se puede decir que la entrevista una conversación que tiene un propósito o meta. El Diccionario de la Real Academia Española define a la entrevista como:

“Visita, concurrencia y conferencia de dos o más personas en lugar determinado, para tratar o resolver un negocio, una conversación con una o varias personas con un fin determinado.”

Citando a Díaz Portillo:

“La entrevista es el medio para lograr el esclarecimiento de los conflictos psíquicos del entrevistado, el entrevistador durante su escucha encontrará relaciones que le parezcan significativas entre el relato del paciente y sus síntomas, el desarrollo de sus afectos y sus dificultades en las relaciones con el entrevistador mismo o con otras personas.”

La mayoría de los autores consideran a la entrevista como una de las principales técnicas para obtener datos y tomar decisiones. Y efectivamente, la entrevista de evaluación es la más básica y la más funcional de las técnicas que emplea el psicólogo clínico. En manos de un profesional hábil, su amplio rango de aplicación y su capacidad de adaptación la hacen uno de los principales instrumentos para la toma de decisiones, comprensión y predicción en el campo de la psicología clínica. Debido a estas características, podemos inferir que la utilidad de la entrevista no puede ser mayor que la habilidad y sensibilidad del psicólogo que la utiliza.

A lo largo del primer capítulo, Díaz Portillo nos proporciona el significado exacto de conceptos indispensables para poder comprender los objetivos y el alcance de la entrevista, a demás de contextualizar toda aquella aproximación a cualquier fenómeno psicológico. Algunos de estos términos están relacionados directamente con el enfoque psicodinámico. El ello, el súper yo y el yo (elementos que conforman la estructura psíquica), las etapas psicosexuales del desarrollo, la conciencia, el síntoma, entre otros.

La autora hace hincapié en que para entender el principio psicodinámico es necesario reconocer los mecanismos de defensa, dentro de los cuales se encuentran: la proyección, la regresión, la introyección, el aislamiento, la sublimación entre otros. Según Díaz Portillo debemos de conocerlos a profundidad, ya que si no los identificamos de manera adecuada, se imposibilita el diagnóstico. El enfoque psicodinámico emana directamente del proceso de la entrevista y se define de la siguiente manera según Díaz Portillo:

“El punto de vista psicodinámico considera a los fenómenos psíquicos como la resultante de un conflicto entre fuerzas psíquicas opuestas. Este enfoque implica la existencia de una estructura psíquica de la que emanan y en la que se controlan, canalizan y dirigen aquellas fuerzas.”

En consecuencia la entrevista psicodinámica, según esta postura, busca investigar los conflictos psíquicos que ocupan la vida afectiva del entrevistado, apoyándose en la técnica psicoanalítica para lograr un diagnóstico tentativo. Sin embargo, el proceso de la entrevista psicodinámica debe de tomar en cuenta varios fenómenos como la transferencia, la duración de las sesiones, etc. En la entrevista la figura del entrevistador ocupa una posición vital. La autora menciona que el entrevistar:

“implica la imprescindible necesidad de ponernos en el lugar del otro, de identificarnos con él para entenderlo. Pero identificarse, con un desconocido y más aún si éste es un enfermo mental, despierta diversas ansiedades que, naturalmente, tratamos de contrarrestar a través de nuestros mecanismos defensivos habituales.”

Por lo tanto es imperativo que el observador se integre al proceso de una manera objetiva, fungiendo como una variable más de campo ajena a los conflictos psíquicos del entrevistado. La objetividad tiene como obstáculo la transferencia que se crea entre el entrevistado y el entrevistador. Según Chemama y Vandermersch la transferencia es un:

“Lazo que se instaura de manera automática y actual y reactualiza los significantes que han soportado sus demandas de amor [del sujeto] en la infancia, y que da testimonio de que la organización subjetiva del individuo está comandada por un objeto.”

Por medio de este fenómeno podemos interpretar que los valores de apego asignados dentro del conflicto del entrevistado resurgen y se manifiestan en la relación establecida entre éste y el entrevistador. Surgen nuevas manifestaciones psíquicas esta vez pertenecientes a las relaciones personales del psicólogo clínico y de su paciente, y que esas nuevas manifestaciones, pueden complicar la tarea del terapeuta. Por lo anterior la relación entre el entrevistador y el entrevistado se acerca de manera inevitable a lo inadecuado, ya que si la trasferencia es un proceso permanente y natural en el cual se repiten los afectos del paciente entonces podemos suponer que ya se encuentra presente desde la primera entrevista, y se irá desarrollando cada vez más hasta dar paso a la llamada neurosis de trasferencia. Según Freud, esta neurosis de transferencia viene a sustituir aquella neurosis original:

“Todas estas dolorosas situaciones afectivas y todos estos sucesos indeseados son resucitados con gran habilidad y repetidos por los neuróticos en la transferencia. El enfermo tiende entonces a la interrupción de la cura, aún no terminada, y sabe crearse de nuevo la impresión de desprecio, obligando al médico a dirigirle duras palabras y a tratarle con frialdad.

Halla los objetos apropiados para sus celos y sustituye el ansiado niño de la época primitiva por el propósito o promesa de un gran regalo, que en la mayoría de los casos llega a ser tan real como aquel.”

En base a esto nos es posible inferir que si la trasferencia con el entrevistador desarrolla una neurosis en el paciente, pero ésta neurosis a su vez posibilita la cura, entonces el entrevistador no puede abandonar a su paciente, pues esto llevaría a la ruptura del vínculo trasferencial e imposibilitaría la cura. Para Freud, la neurosis de transferencia está íntimamente relacionada con la noción de repetición. Entonces el paciente repite lo reprimido, en relación al entrevistador. Citando nuevamente a Freud:

“"El enfermo no puede recordar todo lo que hay en él de reprimido, acaso justamente lo esencial...se ve forzado a repetir lo reprimido. Esta reproducción tiene siempre por contenido un fragmento de la vida sexual infantil, y por tanto del complejo de Edipo y sus ramificaciones; y regularmente se juega (se escenifica) en el terreno de la transferencia, esto es, en relación con el médico. Cuando en el tratamiento las cosas se han llevado hasta este punto, puede decirse que la anterior neurosis ha sido sustituida por una nueva, una neurosis de transferencia.".”

Este es un aspecto importante a cuidar dentro del proceso de la entrevista, ponernos en los zapatos del otro podría parecer una postura muy humana, sin embargo en relación a los fines prácticos y objetivos de una entrevista, resulta inadecuada y disfuncional.

En cuanto al manejo de actitudes de resistencia por parte del paciente, la autora menciona que el entrevistador debe poseer las habilidades necesarias para llegar a la información clave del paciente, debe ser capaz de vencer las resistencias que el paciente de manera conciente, o no, estará manifestando.

Estas resistencias por ejemplo se presentan en el caso de los hijos, que de cierto modo son sometidos por los padres a tomar terapia. Así cuando el paciente se niega a revelar información, el entrevistador debe acudir a los padres o amigos que le puedan confirmar a detalle, o, siendo hábil con el manejo de sus recursos, encontrar una alternativa que le permita entablar un intercambio de información con el paciente. La mayoría de las veces el entrevistado, aun cuando desee compartir información y a pesar de estar conciente de su necesidad de atención psicológica, se rehúsa a proporcionarla ya que puede estar experimentando situaciones

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (17 Kb)
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com