La terapia narrativa
Enviado por jesoct • 20 de Septiembre de 2012 • Informes • 3.750 Palabras (15 Páginas) • 641 Visitas
preguntando
«¿Qué ha mejorado desde que nos vimos la última vez?» Desde ahí se contribuye
a crear una expectativa de cambio y a establecer el tono de las sesiones, en las
que hay un gran interés por conocer y aprovechar lo que el cliente ya está haciendo
para mejorar su situación.
La terapia narrativa
La Terapia Narrativa fue creada por Michael White, trabajador social australiano,
y David Epston, antropólogo de origen canadiense residente en Nueva Zelanda.
Empezaron a trabajar juntos a principios de los años 80´s y a partir de entonces han
desarrollado un modelo terapéutico que ha ganado adeptos en el mundo entero.
Vale la pena aclarar que aunque varios autores hablan de la Terapia Narrativa
como una Terapia Posmoderna, Michael White no está de acuerdo con esta categorización.
Le parece que el término «posmoderno» es tan amplio que carece de precisión
y no dice mucho. Prefiere, en cambio, hablar de su modelo terapéutico como
«Postestructuralista». Contrasta el enfoque narrativo con la mayoría de las teorías
de la personalidad y escuelas de terapia, que provienen de una tradición estructuralista.
Las descripciones estructuralistas de la experiencia humana parten de la idea
de que existen estructuras subyacentes que no podemos observar, sino que sólo
podemos ver sus manifestaciones externas o superficiales. Adoptando una postura
postestructuralista de White (2000) propone que en la terapia no es muy útil pensar
en términos de profundo y superficial. Prefiere pensar siguiendo la metáfora propuesta
por Gilbert Ryle y Clifford Geertz (Morgan, A., 2000) de descripciones ricas,
densas o gruesas (del inglés «thick descriptions») y descripciones frágiles, simples o
delgadas («thin descriptions»). Una historia densa está llena de detalles, se conecta
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con otras y sobretodo, proviene de las personas para quienes esa historia es relevante.
Una historia «delgada» generalmente proviene de observadores de fuera, no
de las personas que la están viviendo y difícilmente tiene lugar para la complejidad
y las contradicciones de su experiencia. Cuanto más «densa» sea una historia, más
posibilidades abrirá para la persona que la vive.
White y Epston (1989) creen que la gente se enfrenta a dificultades cuando vive
con «historias dominantes» que están «saturadas de problemas». Estas historias
dominantes son restrictivas, no abarcan partes importantes de la experiencia de las
personas y/o las llevan a llegar a conclusiones negativas sobre su identidad. Estos
autores, influidos por las ideas de Michel Foucault le ponen especial atención a los
«discursos dominantes y el ejercicio del poder en la sociedad. Proponen que éstos
tienen un impacto en las historias que las personas crean sobre sí mismas y que es
importante «deconstruirlos». Morgan define la deconstrucción en la Terapia Narrativa
como el «desarmar» o revisar cuidadosamente las creencias y prácticas de la cultura
que están fortaleciendo al problema y a la historia dominante (Morgan, 2000).
La terapia narrativa ha desarrollado un estilo de trabajo claro que consta de diferentes
prácticas o tipos de conversación entre clientes y terapeutas. Estas incluyen
las conversaciones externalizantes, la identificación de «acontecimientos excepcionales
» (unique outcomes), el uso de preguntas del «Panorama de la Acción» y el
«Panorama de la Identidad», el trabajo con equipos de «Testigos Externos» y el uso
de documentos terapéuticos.
Las conversaciones exteriorizadas. Una de las características que distinguen a la
Terapia Narrativa es la manera en la que se habla de los problemas. Éstos no son
vistos como síntomas o como manifestaciones de alguna deficiencia del cliente.
Más bien, se piensa en los problemas como algo separado del cliente, algo externo
a él o ella pero que está afectando su vida. Freedman y Combs (1996) enfatizan
que la exteriorización es más importante como una actitud que como una técnica.
Señalan, siguiendo a Epston (1993), que nuestra forma común de ver a los problemas
como síntomas sólo ha existido recientemente en términos históricos y que se
puede pensar en las dificultades de muchas maneras diferentes.
Cuando la gente empieza a hablar de sus problemas como entidades separadas,
como algo que está afuera, siente una diferencia casi inmediata. Con frecuencia
reportan que externalizar los problemas les ayuda a ponerlos en perspectiva, a sentirse
menos culpables y a sentir que pueden hacer algo para solucionarlos.
Alice Morgan (2000) explica que las conversaciones exteriorizadas constan de
los siguientes pasos: nombrar al problema, explorar los efectos del problema sobre
la vida de la
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