Liderazgo

¿QUIÉN DEBE DECIDIR: EL LIDER O EL GRUPO?

La mayor parte de este punto se dedica al modo en que grupos e individuos pueden convertirse en ente que solucionan problemas con más eficacia. La solución de problemas no es otra cosa que el proceso empleado para establecer formas alternativas de acción que solucionan una fuente de tensión, una incertidumbre o una dificultad. Sin detenernos mucho en la manera en que solucionamos problemas, hemos observado nuestra tendencia a engañarnos a nosotros mismos, a limitar nuestra visión, a no considerar las consecuencias y a sabotearnos sin siquiera saberlo.

EL PAPEL DEL LÍDER.

Muchas decisiones escapan en forma natural del análisis minucioso del problema respecto del cual se han establecido metas claras, se han desarrollado y valorado sistemáticamente alternativas y se han medido las consecuencias posibles. Ahora bien, hay un modo de pensar en la toma de decisiones que es esencial tanto para el líder como para el participante. La pregunta decisiva que siempre está en la mente del líder es: “¿Debo tomar la decisión?, ¿puedo arriesgarme a dejársela al grupo?”. Los líderes se meten en problemas cuando no tienen deseos de definir los parámetros de su poder. Al no definir el alcance de su autoridad, pueden tomar cualquier decisión de forma arbitraria, o benévolamente dejársela al grupo si es que están dispuestos a adoptarla. El hecho de que no proporcionen una definición real de la forma en que se tomarán las decisiones crea un clima de incertidumbre, recelo y dependencia. No se dan cuenta de que los grupos tienden a ser cuidadosos (con frecuencia, en demasía) y, si se les da el tiempo necesario y los procedimientos efectivos para solucionar problemas, a menudo contribuirán de manera significativa a la solución eficaz de problemas y a la toma de la mejor decisión. Si las ideas del grupo son consultivas, esto debe ponerse muy en claro con un fundamento adecuado. Si la decisión para una acción final debe estar en las manos del grupo, entonces el método particular de toma de decisiones debe ser entendido y discutido. Esta determinación en la toma de cierta decisión debe expresarse antes de la solución del problema, ya que con frecuencia la gente pierde su racionalidad a medida que se amenazan los intereses creados.

LA SENCILLA REGLA DE LA MAYORÍA

El grupo solamente debe estar dispuesto a aceptar este enfoque cuando la decisión tenga relativamente pocas consecuencias y requiera una respuesta rápida. Todos sabemos que hay muchas formas de bloquear una decisión para que nunca se lleve a cabo. En teoría, las decisiones se toman para ejecutarlas. Si el 45 % del grupo no está de acuerdo con una decisión que tiene importancia para ellos o para la vida grupal u organizacional, entonces el dominio de la mayoría será percibido como medio de control y manipulación. Aun cuando se realice la decisión, la gran minoría puede tratar de desorganizar la situación o encontrar el medio para cambiarla. Finalmente, el dominio de la mayoría es una forma fácil de terminar con la discusión

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