Los valores en el aula

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En los últimos años, situaciones como el acoso y violencia escolar, la discriminación por motivos de origen étnico, de clase social, de credo religioso, de ideología, preferencia sexual o género, entre otras, no se han podido erradicar del todo en nuestra sociedad y una forma de combatir éstas problemáticas es a través de una educación en valores, pero ¿Qué son los valores? Y ¿Qué papel juega la educación en torno a ellos?

Primeramente es necesario apropiarse del término central que, Según Latapi (2000) Valor “es el orden del uso responsable de la libertad… una toma de posición que percibimos como obligatoria para nosotros mismos en virtud de nuestra dignidad humana”. De acuerdo con lo anterior y agregando interpretaciones personales, los valores son virtudes que dignifican o cualidades que confieren un grado de estima. El nivel de importancia del valor es primeramente asignado por cada persona y después por los juicios sociales. Los valores existen en el marco de una totalidad social, donde coexisten actitudes que reflejan los intereses de las diferentes clases sociales. Los valores dominantes, son los que reflejan los intereses de las clases dominantes.

Durante las prácticas profesionales del sexto semestre en la escuela “Miguel Hidalgo” del municipio de Monte Escobedo del estado de Zacatecas en el grado de sexto grupo “B” se logró detectar que en los alumnos existe falta de valores entre ellos como intolerancia, discriminación, enemistad e irrespeto. Es común escuchar agresiones verbales entre los alumnos y aunque pocas veces se presenta, también ha habido ocasiones en las que termina en agresiones físicas moderadas (aventones, lanzarse objetos y golpes) y en escasas ocasiones termina en agresiones físicas violentas. De la misma manera,  y en menor escala también se detectan la falta de valores ante sus docentes, en diferente medida dependiendo de la actividad,  se presenta la falta de respeto, irresponsabilidad, deshonestidad, improductividad e impuntualidad por mencionar algunos.

A través de la observación y de la relación con el grupo se puede percibir que los alumnos moderan sus acciones en base a las consecuencias positivas o negativas de sus actos y no precisamente en valores inculcados.

En cualquier centro educativo la forma de enseñar de los profesores debe estar apegada a las exigencias reales de la sociedad, de integrar en sus planeaciones los elementos que le permitan actualizar el conocimiento de acuerdo al contexto en el que se encuentren para dar más atractivo a sus clases, que generen más interés, y sobre todo que intente hacer de la educación convencional una educación sistémica, de la misma manera, todo proceso educativo busca que el alumno desarrolle su personalidad libremente y aunque el aprendizaje de los valores es una tarea que puede estar o no dentro del currículo, siempre va a ser inerte la educación a la formación en valores. Por tal motivo el interés en la transmisión de conocimientos, actitudes y aptitudes que contribuyan a la transformación de cada individuo a ser cada vez mejor puesto que estas características también son determinantes para que el aprendizaje se dé de la mejor manera.

Si bien, se reconoce que la cuna de los valores es el núcleo familiar, cabe destacar que la escuela es un reforzador potencial y crucial para que se interioricen los valores y se lleven a la práctica ya que después de la familia, la escuela es el primer contacto con la sociedad: “Es la primer institución pública a la que es enviado el niño no como miembro de su familia sino un individuo como una emergente identidad propia” (Kohlberg, 1987). En otras palabras, el alumno se integra a un grupo donde no adquiere el papel protagónico que se le ha otorgado en la familia sino que pasa a formar parte de un conjunto.

En primer instancia es importante reconocer como docente que los alumnos llegan a la escuela con una formación previa que puede no empatar con la que se pretendía desarrollar en el aula, esto se produce por lo mencionado párrafos anteriores: los valores toman tanto significado como importancia de manera personal y no necesariamente son compatibles con los propios. Sin embargo refiriéndonos nuevamente a Kohlberg (1987) “La escuela, como gobierno, es una institución con la función básica de mantener y transmitir los valores consensuados por la sociedad”. Si bien, el docente no debe imponer sus propios valores, es imprescindible que se fomenten los valores de estima que empaten con la integración plena en la sociedad.

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