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MODIFICACION DE CONDUCTA Y DAÑO CEREBRAL


Enviado por   •  25 de Enero de 2016  •  Tareas  •  1.274 Palabras (6 Páginas)  •  232 Visitas

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MODIFICACION DE CONDUCTA Y DAÑO CEREBRAL

La rehabilitación de los pacientes con daño cerebral ha experimentado un notable avance, evolucionando desde modelos donde se primaban  los aspectos médicos y de rehabilitación motora, a los actuales modelos que abogan por un abordaje integral y multidisciplinar, considerando igualmente prioritario el tratamiento de problemas cognitivos, comportamentales, social y de integración que afectan a estos pacientes.

La modificación de conducta ha desarrollado desde sus comienzos en los años 50 una diversidad de técnicas terapéuticas, además de un marco teórico útil para su aplicación  a un gran número de problemas; su campo de aplicación estuvo centrado  en el ámbito de la psicología clínica fundamentalmente.

En la actualidad se ha ido dando mayor relevancia a problemas cognitivos y comportamentales que son gravemente determinantes para la adaptación del paciente afectados por una lesión cerebral. Se han ido desarrollando técnicas de modificación de conducta para el abordaje de problemas habituales en estos pacientes, ya que han puesto de manifiesto un gran potencial en las estrategias para expandir las posibilidades, siguiendo una tendencia de crecimiento.

Déficits Ejecutivos

Las lesiones de estructuras cerebrales prefrontales dan lugar a cuadros neuropsicológicos diversos, menos apreciables que los efectos de otras lesiones neurológicas dada la menos implicación de aspectos motores; los afectados de estas lesiones no sufren en ocasiones deficiencias en otros aspectos neuropsicológicos primarios. Estas zonas de desarrollo tardío ontogénica y filogenéticamente son las más consideradas y especificas del ser humano.

[pic 1]

Lezak (1987), considera que el déficit fundamental en estos pacientes es la alteración de las funciones ejecutivas, las cuales define como las capacidades mentales esenciales para la realización  de una conducta eficaz creativa y aceptada socialmente.

Montgomery (1995), argumenta sobre un aspecto de interés reflejado en el desempeño de las diferentes tareas y situaciones de los pacientes afectados por el llamado síndrome disejecutivo que puede llegar a mostrar  una gran varialidad, viéndose potenciados los déficits por su interacción con otros factores personales: pensamientos negativos, tensión al despertar, fatiga, síntomas físicos y situacional: demandas que requieren atención compleja, demandas de procesamiento rápido y distracciones externas.

Alderman y cols. (1995) cuestionan la utilización de algunas de estas técnicas tradicionales ya que los pacientes que padecen un síndrome disejecutivo presentan características especificas por su propia disfunción cognitiva; pueden tener grandes dificultades para utilizar las habilidades especificas preservadas, monitorizar la ejecución y aprovechar el feedback para el control de la conducta.

[pic 2]

Becker y Vakil (1993) presentan dos casos por lesión cerebral frontal con déficits ejecutivos con un modelo terapéutico en las siguientes fases:

[pic 3]

Sholberg y Mateer (1989) presentan un programa de rehabilitación para síndrome disejecutivo, centrado en tres tareas:

  1. La selección y ejecución de planes cognitivos
  2. El manejo del tiempo
  3. La autorregulación

Problemas comportamentales

Las personas que han sufrido un traumatismo craneoencefálico tienen manifestaciones más frecuentes con la irritabilidad y agresividad, desinhibición social, desinhibición sexual, impulsividad, apatía o dependencia. Las conductas agresivas son las más disruptivas. Hay diferentes causas que favorecen a su persistencia, como: reconocimiento de los propios déficits, frustraciones derivadas de del enfrentamiento con la incapacidad para realizar actividades cotidianas. El dolor es otra causa.

El comportamiento agresivo también se relaciona con causas fisiológicas; como las lesiones que afectan las estructuras límbicas (este que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales; relacionado con la memoria, atención, instintos sexuales, emociones –placer, miedo, agresividad- personalidad y la conducta). En este caso, en el que los comportamientos agresivos tengan un origen orgánico, son susceptibles de modificación a través del aprendizaje.

Entrenamiento en habilidades de comunicación

Los pacientes con daño cerebral sufren con frecuencia un deterioro en su integración social y profesional que solo parcialmente se explican por las consecuencias directas de las secuelas físicas y cognitivas que padecen. Estos presentan un deterioro  específico de su capacidad racional que ha sido relegado con frecuencia entre objetivos de los modelos clásicos de rehabilitación.

[pic 4]

Marshall (1989) señala la incidencia que los déficits cognitivos tienen en el uso del lenguaje: “pragmática” utilizando aspectos verbales, comunicación social, conductas no verbales (distancia, contacto ocular, expresión facial), alternancia de actitudes de habla y escucha y contextualización adecuada.

Kolko y Milan (1985) por su parte utiliza técnicas como gestos, postura, fluencia del habla, atención personal, feedback, contenido positivo del discurso, trabajando con escenarios identificados como problemáticos en los pacientes.

Carlson y Buckwald (1993) se centran en entrenamientos grupales en habilidades sociales en tres fases:

  1. Educación y aprendizaje de respuestas adecuadas
  2. Entrenamiento de comportamientos en situaciones simuladas
  3. Ejecución de la automonitorización de los diversos trabajos de discurso y comportamiento social.

Problemas de memoria

Entre en 36% y el 70% tienen dificultades de esta naturaleza. Baddeley-Hitch (1974) describe tres subsistemas:

  1. El bucle articulatorio (que permite el mantenimiento activo de información verbal)
  2. La agenda visuoespacial (que permite la creación, mantenimiento y manipulación de imágenes visuales.
  3. El sistema ejecutivo central (sistema atencional por medio del cual se llevan a cabo tareas cognitivas en las que interviene la memoria de trabajo y que regula las operaciones de selección de estrategias y control).

La memoria mantiene los siguientes procesos: atención, codificación, almacenamiento, consolidación y recuperación.

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