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No Pegar A Los Niños


Enviado por   •  20 de Junio de 2014  •  1.462 Palabras (6 Páginas)  •  200 Visitas

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Hay leyendas que fusionan poesía y enseñanza, y así perviven al paso de los siglos. Es el caso de esta leyenda de los antiguos pobladores del Gran Chaco, que lleva muchos años junto a mí. En 1991 escribí una primera adaptación para teatro, y al año siguiente la adapté de nuevo para televisión. Y hoy, 21 años después, la traigo a Titerenet. ¿Por qué no se debe pegar a los niños?, esta bella historia nos lo cuenta.

Recomendada a partir de los 5 años.

Por qué no se debe pegar a los niños

Autor de esta adaptación: José Luis García

(Dos casas, cada una en un extremo de la escena. La de la derecha, que llamaremos B, tiene la puerta cerrada; y en la otra, A, se ve una ventana con una cortina. Entre ambas viviendas, una piedra. De A sale el ruido de una fiesta).

(La Madre sale de la casa B y justo en ese momento la Amiga asoma por la ventana de A).

AMIGA.-

¿Vienes a la fiesta?

MADRE.-

Sí, señora. Estoy harta de que mi marido pase todo el tiempo fuera del pueblo; harta de estar todo el día trabajando; harta de no haber probado nunca la cerveza de maíz.

AMIGA.-

Y no tendrás que preocuparte por tus hijos. Si dejas la puerta bien cerrada, no podrá pasarles nada.

MADRE.-

Eso es, una puerta cerrada no es una puerta abierta.

AMIGA.-

Entra a la fiesta.

(La Madre entra en la casa A y la Amiga abandona la ventana. Durante un rato no vemos a nadie, sólo se escucha el ruido de la fiesta, que aumenta de volumen).

(La Madre asoma por fin por la ventana de A, lleva un vaso en la mano).

MADRE.-

(Está ligeramente bebida. De vez en cuando, el hipo la sobresalta).

¡Qué mareo más tonto me ha entrado!, ¡será posible! Voy a ver si tomando un poco más de cerveza se me pasa, ¡será posible!

(Desaparece de la ventana hacia el interior de la casa).

(Vemos cómo se mueve la puerta de la casa B y al poco rato asoma la cabeza de la Niña, que observa; luego sale la Niña de la casa).

NIÑA.-

¡Puertas a mí!

(Camina unos pasos).

Creo que nadie me ha visto.

(Se acerca hacia la casa en la que se celebra la fiesta).

Me voy a enterar por qué mi madre me ha encerrado. Nunca lo había hecho.

(Llega con sigilo hasta la ventana y se asoma por ella. Observa lo que ocurre en su interior).

Ahí está mi madre. ¿Qué hace?

(Se retira de la ventana)

Creo que me ha visto.

(Se aleja de la ventana y se esconde detrás de la piedra que está entre las dos viviendas).

MADRE.-

(Que se asoma por la ventana, después de manotear las cortinas. De vez en cuando, el hipo la sobresalta).

Esto es muy raro, cuanta más cerveza bebo, más mareo tengo; no lo entiendo.

(Mira hacia la piedra).

¡Será posible!, ¿qué estoy viendo?

(Se aleja de la ventana y dejamos de verla. Al poco rato sale desde la casa A. Tararea una canción popular, podría ser “La Cucaracha”, y se acerca hasta la piedra, en la que sigue escondida la Niña).

MADRE.-

Vaya, no recuerdo para qué había salido.

(Apoya una mano sobre la piedra y la desliza por ella hasta tocar la cabeza de la Niña).

Ay, madre; ¡una piedra peluda!

(Retira la mano y observa, hasta que descubre a la Niña escondida).

Pero, si ésta es mi hija; ¡será posible!

(A la Niña).

¡Levántate de ahí!, ¡será posible!

(La Niña se levanta, cabizbaja).

¿No te dije que no salieras de la casa?

(La Madre se acerca aún más a la Niña).

No me mires así y respóndeme.

(Silencio).

¡Mira que te doy un cachetón!, ¡será posible!

(La Niña no dice nada. La Madre le da un cachetón en la cara, ligero).

Y ahora entra en la casa.

(La Niña se dirige en silencio hasta la casa).

(La Madre la observa).

¿Cómo es que ahora tengo dos hijas en vez de una?

(Ríe bajito, como para sí misma).

(La Niña entra en la casa y la Madre cierra la puerta).

Muy bien, sí señor. Ahora cierro la cervecita y me voy a tomar otra puertita. A ver si se me pasa el mareo éste; ¡será posible!

(Se acerca hasta la casa en la que se celebra la fiesta).

¡Comadre!, ¿me pone otro poquito de cerveza?

(Entra en la casa y dejamos de verla).

(La Niña vuelve a salir de la casa en la que estaba encerrada).

NIÑA.-

Si mi madre cree que me va a dejar encerrada, lo tiene claro. Esto es una injusticia. Los mayores siempre tienen que tener la razón.

(Se acerca muy enfadada hasta la piedra).

Me quedo fuera, y si vuelve mi madre y me vuelve a pegar, me da igual. Esto es una injusticia.

(La Niña se sienta junto a la piedra).

(Asoma un Niño desde la casa por la que antes salió la Niña).

NIÑO.-

...

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