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PROYECTO DE INVESTIGACIÓN PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA


Enviado por   •  19 de Abril de 2017  •  Tareas  •  10.402 Palabras (42 Páginas)  •  263 Visitas

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CENTRO DE ESTUDIOS UNIVERSITARIOS

DIVISIÓN DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS

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PROYECTO DE INVESTIGACIÓN PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

        

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PRESENTA

JORGE HUMBERTO DECANINI SALINAS

MONTERREY, NUEVO LEÓN; ABRIL 2016


Capítulo 1

Planteamiento del Problema

1.1 Antecedentes del Problema

La violencia, agresividad, egoísmo, oportunismo; son elementos que conforman la personalidad humana, mismos que le han permitido evolucionar, preservando la especie al poner su supervivencia por encima de la de otros. Son características presentes en cada ser humano y que, cuando se encuentran en una cantidad normal, ayudan a una adecuada supervivencia de la especie, así como al subsecuente goce de la misma pues pone énfasis en el beneficio propio. Freud (1940) comenta que “el genuino propósito vital del individuo consiste en satisfacer sus necesidades congénitas”. (p.5). Freud pone en relieve el concepto del egoísmo en la base de la pulsión de vida.

La conducta violenta ha sido un factor determinante en el desarrollo evolutivo del ser humano, quien ha idolatrado a aquellos individuos que presentaban las características violentas en cantidades desmedidas, mismas que les permitieron expandir sus territorios, conquistar a aquellos más débiles e imponer un orden particular. Esta recompensa, física y psicológica de la conducta violenta, sirvió como reforzador de la misma, perpetuándola e incrementando su incidencia.

La operación del reforzamiento es definido como la presentación de cierto tipo de estímulo en una relación temporal con un estímulo o una respuesta. Un estímulo reforzante es definido así cuando tiene el poder de producir cambios en el resultado (Skinner, 1938, p 62).  

Esta conducta reforzada podría haber degenerado en actitudes extremas que se identifican entre los Trastornos de la Personalidad del DSM-IV. “Un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, manifestada en áreas de la cognición, afectividad, actividad interpersonal y control de impulsos” (Pichot, P. Aliño, J. J. L. I., & Miyar, M. V. 1995, p. 649).

Numerosos estudios sociológicos y criminológicos han tratado de encontrar alguna explicación a las acciones antisociales, amorales y nocivas de ciertos individuos que niegan su adaptación a las normas o a quienes les ha sido imposible lograrlo. Zimbardo (2008) dice: existe el poder de crear el mal a partir del bien”. (p. 17). La búsqueda del origen del mal puede llevarnos así al mismo concepto de lo que es justo, correcto y bondadoso. Siendo la maldad lo opuesto a la bondad, el origen de uno podría ser el mismo que el del otro.

Es ampliamente reconocida la influencia del ambiente en la conducta malvada, desviada o amoral. Zimbardo (2008) dice que “el poder sutil pero penetrante de una multitud de variables situacionales puede imponerse a la voluntad de resistirse a esta instancia” (p. 19). El ambiente entonces es un factor crucial en el desarrollo de esta conducta, las recompensas y reacciones de quienes presencian el accionar de la conducta hacen la función de reforzadores. Tomando como base la relación dicotómica entre la bondad y la maldad, pues es posible inferir que una depende de otra en tanto su calidad y cantidad, entonces ¿son los factores ambientales y los reforzadores también relevantes en la configuración de la conducta bondadosa?

La conducta bondadosa entonces estaría directamente ligada a la conducta violenta, con la que compartiría el mismo origen. Serían las diferentes situaciones ambientales las que llevarían al individuo a decantarse por uno u otro extremo. Ahora bien: ¿qué es bueno y qué es malo?

Hobbes (2014) dice “los hombres no miden solamente a los demás hombres, sino a todas las cosas, por sí mismos” (p. 9). Aquí el filósofo indica que todo concepto es subjetivo, las acciones y conductas son medidas de forma diferente por cada individuo. Sin embargo existe un consenso social de lo que es correcto o incorrecto. Son las leyes del Estado, los mandamientos de la Biblia, las reglas del Rey. Todas imposiciones que indican aquellas conductas permitidas y las diferencian de las que no lo son.

Hobbes consideraba que el estado natural del hombre lo lleva a buscar su propia conservación. Su naturaleza es malvada y es el propio ser humano quien rechaza ese instinto y lo lleva a un supuesto orden y civilidad. Freud concordaba con el instinto egoísta del hombre pues consideraba que el hombre buscaba el placer y la descarga pulsional.

Un importante porcentaje de la población no se preocupa por saturar los servicios de urgencia aunque su dolencia no entrañe peligro alguno. Tampoco duda en arrojar un chicle al suelo sin contemplar el coste añadido que tiene la limpieza del pavimento. Este tipo de comportamientos son el resultado de una falta de educación ciudadana colectiva que nos conduce a un uso irresponsable de nuestra libertad y de nuestros derechos (Méndez, 2012, p. 15).  

Así pues el ser humano pareciera tener un instinto destructivo, egocéntrico y hedonista que, mediante un raciocinio impuesto, tanto externamente como internalizado, ha logrado mermar dicho instinto y generar una amplia gama de emociones que se convirtieron en elementos de la conducta bondadosa. “Todo aquello que no podemos reconocer nos genera estrés. Para evitar esa desagradable sensación contamos con <>. No se razonan y permiten que el individuo afronte ciertos acontecimientos sin que lo desestabilicen” (Méndez, 2012, p. 25).

La conducta bondadosa se convertiría así en la verdadera desviación, una afrenta contra los instintos, contra la pulsión de vida, contra la auto conservación, volviéndose un Trastorno de la Personalidad. La bondad, aquella que es extrema, que atenta contra la propia integridad del sujeto bondadoso, sería en sí misma una anomalía que revela un funcionamiento inadecuado de la psique.

Siendo reconocida la relevancia de la conducta violenta y su impacto en la sociedad actual, han sido múltiples los estudios acerca de sus causas. Si la conducta bondadosa cuenta con un mismo origen que su contraparte, entonces sería posible descifrar las causas ambientales que llevan al individuo a su desarrollo positivo, permitiendo generar así nuevas personas cuyo comportamiento altruista y desinteresado sirva en beneficio de la sociedad.

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