Pedagogía Progresista

La vocación de la escuela es facilitar el aprendizaje. No hay duda, y todo el mundo lo acepta.Pero no es suficiente: el consenso es inútil sin el enunciado de los medios a utilizar.Philippe Meirieu prosigue en esta obra la reflexión iniciada en La escuela, modo de empleo, centrándose esta vez específicamente en el acto de aprender. Denuncia cualquier planteamiento ilusorio y aporta ideas para que el enseñante pueda elaborar, regular y evaluar su actividad. Aborda a la vez la relación pedagógica, la racionalización didáctica y las estrategias individuales de aprendizaje. Muestra cómo dirigir la atención hacia estas tres dimensiones y así permite mantener ?el equilibrio ecológico del sistema de enseñanza?. Situándose más allá del enfrentamiento entre teoría y práctica, esta obra constituye una referencia para todos los profesionales de la enseñanza.

Es una realidad sumamente sensible que en la actualidad, las distintas sociedades del mundo se encuentran ante constantes transformaciones rápidas de cambios globales a nivel tecnológico, económico y social por excelencia.

El universo que habitamos es cada día más diverso, híbrido, más mezclado, lo cual es muy positivo en todos los sentidos; nos encontramos frente a la cultura de lo diverso, de lo heterogéneo, de lo múltiple. Estamos inmersos y somos actores directos de un paradigma globalizado en el más extenso sentido de la afirmación, estamos frente a una comunicación sin límite alguno por medio de internet. Hoy no formamos parte de “una realidad” sino de muchas y estereotipadas, sustantividades realidades verificables, a las cuales tenemos que ajustarnos necesariamente por ser parte esencial de las mismas, de estas nuevas y cambiantes vicisitudes.

Es entonces frente a esta paradigmática realidad que Meirieu precisamente en este su trabajo “Aprender, sí. Pero ¿cómo?”, destaca el tan intrincado trabajo de los docentes ante el enorme desafío del aprendizaje, y la tremenda relevancia que tiene en este sentido la institución educativa propiamente dicha. Por ello el autor explica que no es suficiente establecer lineamientos estrictos, es decir plantearse objetivos para proyectar la enseñanza, sino que también y necesariamente hay que generar problematizaciones que estimulen el espíritu crítico de los aprendientes, pues este tipo de estimulación provoca consecuencias altamente favorables en los resultados académicos de los sujetos pedagógicos.

En esta obra Meirieu señala algunos conceptos fundamentales indiscutibles, referidos a las didácticas generales y específicas que deberían aplicarse hoy día, en los sistemas educativos de las distintas sociedades del mundo, partiendo de la base de que la naturaleza humana es una, y de que las inteligencias deben ser motivadas por dispositivos didácticos creativos, motivadores y enigmáticos, pensados para extraer el máximo potencial de los educandos; por eso es que el autor reafirma en cada concepto la importancia de la docencia, del ser docente con todos los compromisos y desafíos que la profesión implica.

Al referirse a nociones como por ejemplo “situación problema”, “obstáculo”, el autor expone que para que el estudiante aprenda, es necesario que garanticemos que en ese aprendizaje esté presente un problema que el aprendiz deba descifrar, y además para la resolución de dichos cometidos deben sí o sí estar presentes dificultades que el educando debe enfrentar y buscar solución, es en este punto de inflexión donde la actuación del docente juega su papel preponderante, su rol especial, único, pues el enseñante debe brindar al aprendiz los recursos pertinentes para que este acceda a la resolución del problema, ya que como nos plantea Meirieu es la resolución de ese obstáculo precisamente lo que trae como consecuencia directa y objetiva, la transgresión cultural, la adquisición de nuevos conocimientos.

Una de las modalidades de aprendizaje abordada en esta obra es la deducción (para Piaget: razonamiento hipotético deductivo), el cual entraña o significa una lógica formal donde el sujeto se cuestiona sobre las conclusiones de un problema, de un hecho, vale decir que el aprendiente se comporta reflexivamente ante un hecho dado y lo resuelve por ese mecanismo.

Un signo muy utilizado actualmente por quienes se encuentran enfrentados a la problemática educativa actual es el signo lingüístico “creatividad”; Meirieu hace referencia a la creatividad como técnica mental neurálgica, ya que constituye una manera de exteriorización, de manifestación, de descontextualización, en palabras de Meirieu, en el cual el aprendiente compromete todo su potencial imaginativo para agilizar en gran medida su pensamiento creativo análogamente como un modo informal podría significarse, de desenrollar distintos problemas o situaciones problema.

Este autor francés resalta la importancia de las acciones mentales (operaciones) como estructuras de aprendizaje, considerando solamente el perfil cognitivo de las ideas piagetianas, pero subraya la enorme importancia que de los conocimientos previos del alumno debe tenerse a la hora de elaborar (el docente) el dispositivo didáctico.

Dispositivo es uno de los términos que el autor enfatiza en este libro, porque es sustantivo

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