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Pena De Muerte


Enviado por   •  20 de Febrero de 2015  •  2.503 Palabras (11 Páginas)  •  329 Visitas

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INVESTIGACIÓN A FAVOR DE LA PENA DE MUERTE

Introducción

La pena de muerte es un tema muy polémico debido a que abarca varios aspectos como: el filosófico, el ético, el religioso, el político, el comparativo, el biológico, el criminológico, el jurídico, el estadístico, de control social, etc.

Existen distintos países en el mundo que rechazan la pena de muerte por que se considera una medida cruel e inhumana, pero existen otros países que si bien lo sigue viendo cómo una práctica cruel menciona que se lleva a cabo por motivos de necesidad.

En varios países del mundo cómo en Irán la pena de muerte se utiliza para prevenir los delitos de homicidio calificado y violación sexual; en Nigeria se utiliza para el tráfico de drogas y el adulterio, en China para el terrorismo y la corrupción económica y por último Afganistán para el adulterio.

La pena de muerte se abolió de la Constitución federal mexicana de forma definitiva apenas el 9 de diciembre del 2005. Pero el tema no ha quedado ahí y ésta medida sigue teniendo partidarios. En el 2008 el Partido Verde Ecologista presentó una iniciativa para legalizar la pena de muerte aplicable a secuestradores que asesinarán a sus víctimas, y también a los policías y ministerios públicos que hubieran participado en el delito. Y de nuevo en 2012, el gobernador del Estado de Chihuahua propuso algo similar, considerando “la emergencia que vive la nación en materia de seguridad”.

Investigación…

La pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte a un condenado por parte del Estado, como castigo por un delito establecido en la legislación; los delitos por los cuales se aplica esta sanción suelen denominarse «delitos capitales.

PENA DE MUERTE EN MÉXICO

El controvertido tema —debe subrayarse— no es estrictamente jurídico; es mucho más amplio, abarca otras muchas ramas del conocimiento: está estrechamente vinculado con la filosofía, la ética, la criminología y, si queremos ver el problema en toda su amplitud, hasta con la sociología.

Puntos de vista del pensamiento (retencionista) en favor de la pena de muerte.

A) El argumento más fuerte aducido por quienes defienden la instauración de la pena de muerte es el relativo a que esta pena tiene, por su ejemplaridad, un alto valor disuasivo e inhibitorio; por tanto, tiene una gran fuerza preventiva, es decir, con esta pena se evita la comisión de nuevos delitos.

En contra de esta idea, desde el siglo XVIII, Beccaria señalaba: “No es lo intenso de la pena quien hace el mayor efecto sobre el ánimo de los hombres, sino su extensión, porque a nuestra sensibilidad mueven con más facilidad y permanencia las continuas, aunque pequeñas impresiones, que una u otra pasajera, y poco durable, aunque fuerte”, y agregaba más adelante: “No es la crueldad de las penas uno de los más grandes frenos de los delitos sino la infalibilidad de ellas”.

Estas razones tan antiguas, adversas a las penas crueles y, específicamente, de la pena de muerte, en la actualidad están plenamente corroboradas con datos estadísticos en cuanto que definitivamente su presencia en la ley no inhibe al delincuente. Raúl Zaffaroni, a este respecto, afirma que...el remanido argumento de la eficacia disuasiva de la llamada “pena de muerte” está demostrado, por todos los estudios criminológicos realizados, que es absolutamente falso. Se trata de un argumento político, empleado por quienes carecen del más mínimo conocimiento del problema criminal. No hay país del mundo donde la conminación de la muerte haya tenido eficacia alguna sobre el desarrollo de su criminalidad, salvo que se haya prodigado de tal forma que repugne a la más elemental consideración de la dignidad humana.

En los países que han abolido esta pena no ha sobrevenido, como consecuencia, aumento en la criminalidad.

En Estados Unidos, uno de los países más aferrados a la pena de muerte, el criminólogo Thorsten Sellin, profesor de la Universidad de Pennsylvania, hizo una investigación en varios estados de la Unión Americana, unos con pena de muerte y otros sin ella, para saber dónde se cometían más homicidios en un mismo lapso, y constató que entre unos y otros no hubo diferencia (estadística) significativa.

Tampoco hay cambios considerables en los estados que la han abolido y posteriormente la han reimplantado.

Se tiene constancia de que Edmun Brown, que fue gobernador del estado de California, manifestó que “la pena de muerte ha constituido un grave fracaso, porque a pesar de su horror y su incivilidad, ni ha protegido al inocente ni ha detenido la mano de los criminales. Sólo ha servido para ejecutar a los débiles, a los pobres, a los ignorantes y a miembros de minorías raciales”.

Por otra parte, afirman múltiples criminólogos que el delincuente, al realizar su conducta delictiva, no piensa en las consecuencias legales del crimen, porque en su mente impera la idea de que no será descubierto, o de que no será capturado. Además, el delincuente, en la mayoría de los casos, no se siente culpable al cometer el delito, siempre encuentra justificantes, se absuelve a sí mismo. Más aún, algunos delincuentes, como los que cometen homicidios por móviles políticos, desean que se les aplique la pena capital como “glorificación”.

Se dice, también, que la muerte de un delincuente, como consecuencia de la pena capital, genera piedad en muchos sectores de la sociedad. “El condenado a la pena de muerte, inicialmente es visto como el verdugo, y cuando se le va a ejecutar la sociedad lo mira como la víctima del Estado”.

En este sentido es contraproducente para la prevención general. Ante estos argumentos, es razonable afirmar quela pena de muerte no es una medida eficaz ni necesaria para prevenir la delincuencia.

B) Otro razonamiento, muy defendido, en favor de la pena de muerte es el referente a que su regulación es necesaria para la defensa de la sociedad. En otras palabras, la sociedad tiene derecho a defenderse de aquellas personas que lesionan la seguridad y la vida de las personas, aun cuando se trate de suprimir la vida del delincuente.

Este pensamiento es simplemente un deseo de venganza encubierto con un tinte de legalidad. La sociedad tiene derecho a que se le haga justicia, a que se le protejan sus intereses (bienes jurídicos), y las autoridades tienen el deber de garantizarle (a la sociedad) ese derecho, pero en esa actividad se hade actuar de manera racional y legítima; es decir, el legislador ha de imponer las penas menos graves, siempre y cuando respondan a una auténtica necesidad social. Jescheck, a este respecto, señala que “la pena de muerte, desde el punto de vista político-criminal, no es necesaria, pues no tiene una mayor eficacia intimidatoria que la prisión perpetua”.

Por otra parte, con la pena de prisión prolongada la sociedad queda protegida.

C) También suele argumentarse que la pena de muerte es más humanitaria que la cadena perpetua y cuesta menos a la sociedad que la cadena perpetua. A este respecto, como lo plantea, lo razona y lo prueba Enrique Díaz-Aranda, en la parte correspondiente de este trabajo, la pena de muerte tiene un costo muy alto.

D) Asimismo, se dice que la pena de muerte es una retribución justa, pues se paga mal por mal, y sus sostenedores se preguntan: ¿por qué respetar la vida de los delincuentes si ellos no respetaron la vida de su víctima?

Esta idea conduce a reinstalar la venganza privada, la ley del talión: ojo por ojo y diente por diente.

Por otra parte, hace necesario meditar, al menos, sobre dos cuestiones de diferente naturaleza: qué se entiende por “justa” y el valor que debe tener la vida en una sociedad civilizada.

Al razonar sobre la pena de muerte y el mal que causan los delincuentes a sus víctimas, los partidarios de esta pena aducen que al condenado a pena de muerte se le sentenció después de la realización de un proceso imparcial, durante el cual contó con todas las oportunidades para defenderse, disfrutó de todas las garantías que la Constitución le otorga y tuvo la posibilidad de agotar todos los recursos legales para demostrar su inocencia. A la víctima, en cambio, el delincuente, con su conducta agresiva, injusta y violenta, no le dio oportunidad para defenderse.

En relación con estas ideas podría afirmarse que ese juicio ejemplar del que se habla no existe en la realidad. Existen seres humanos que juzgan y suelen equivocarse; juicios irracionales diseñados al margen de las garantías constitucionales, juicios en los que hay privilegios, parcialidad, discriminaciones y, lo que es más grave, hay corrupción de manera muy generalizada. Además, en ocasiones entran en juego oscuros intereses políticos.

E) Se afirma, también, que la pena de muerte es útil. En relación con la utilidad de la pena de muerte, Voltaire, en su comentario al libro de Beccaria, decía: “un hombre ahorcado no es útil a nadie... su muerte es únicamente útil para el verdugo, que se paga para que mate a los hombres en público”, y agregaba: “Es evidente que veinte ladrones vigorosos, condenados a trabajar en las obras públicas todo el curso de sus vidas, son útiles al Estado”.

En la actualidad Barbero Santos manifiesta que “la fundamentación utilitaria de la pena de muerte conduce a la equiparación del hombre con un animal dañino”.

Este razonamiento de la utilidad de la pena está estrechamente vinculado con la prevención general y la prevención especial.

F) En esta misma línea de ideas, también se dice que la pena de muerte es justa. Esta manera de ver “lo justo” es absurda. La justicia no se basa en la ley del talión. Con esta idea de justicia sólo sería “justo aplicar la pena de muerte para el homicida, pero no se podría imponer en ningún otro caso, porque sería injusto y se podría llegar al absurdo de pensar que al violador habría que violarlo y al secuestrador, secuestrarlo. También es importante apuntar lo siguiente: si, como se pretende por los mortícolas (como les llama Elías Neuman), castigar con la muerte a los secuestradores significaría equiparar bienes jurídicos de diferente valor: la vida y la libertad deambulatoria unida a la seguridad personal y a la seguridad del patrimonio, y tratándose del violador se equipararía la vida y la libertad sexual. Como puede advertirse, estos argumentos son irracionales.

Los mexicanos, a favor de la pena de muerte (encuesta)…

Hace algunos días la atención estuvo puesta en la sentencia de Edgar Tamayo, último caso de aplicación de la pena de muerte a un mexicano en Estados Unidos. Lo cual inevitablemente nos hizo cuestionarnos sobre la situación de este tipo de sentencia en nuestro país.

En 2012 Defoe realizó un estudio para saber qué tan de acuerdo estaba la sociedad con la legalización de la pena de muerte en México. Los resultados muestran que los mexicanos apoyamos esta medida: 56% de los encuestados está a favor de la legalización, sólo 2 de cada 10 en contra y una proporción igual muestra una postura neutral (ni acuerdo ni desacuerdo).

Entre los que están de acuerdo con que se legalice la pena de muerte, pueden ser:

• Personas con estudios de nivel medio (Preparatoria, Bachillerato o Carreras Técnicas)

• Quienes cuentan con ingresos familiares bajos (de $3,001 a $6,000)

Las personas que tienden a estar en desacuerdo con que se legalice la pena de muerte en México son:

• Mujeres

• Personas de la Tercera Edad (más de 65 años)

• Y quienes no cuentan con estudios

Las postura neutral (ni acuerdo ni descuerdo) tiende a ser opción para las personas con ingresos familiares bajos (hasta $1,500).

Algunos de los argumentos en contra de la pena de muerte destacan la corrupción en México y los errores judiciales que generan el riesgo de que se condene a un inocente. Además, las diferencias socioeconómicas hacen que sólo algunos sujetos tengan la posibilidad de una defensa adecuada al contar con recursos para pagar por ella.

Los argumentos a favor aluden a la mejor rentabilidad económica de la pena de muerte, pues el Estado ni los ciudadanos deben costear el mantenimiento en las cárceles de los consignados por delitos graves; y también, el beneficio como medida preventiva ya que intenta disuadir a quienes deseen participar en actividades delictivas.

Al respecto de este último argumento, en la encuesta de Defoe se preguntó si los entrevistados consideraban que aplicar la pena capital ayudaría a reducir la tasa de violencia y homicidios: 6 de cada 10 personas respondieron afirmativamente; en cambio, sólo 3 de cada 10 consideran que no ayudaría.

Las personas que tienden a creer que la pena de muerte ayuda a reducir la tasa de violencia y homicidios son:

• Adultos jóvenes (26 a 35 años)

• Personas con estudios de nivel medio (hasta Preparatoria, Bachillerato o Carreras Técnicas).

En cambio, quienes no creen que la pena de muerte ayude a reducir la tasa de violencia y homicidios tienden a ser:

• Adultos mayores (más de 65 años)

• Personas con ingresos familiares medios (de más de $12,000).

Es importante tener presente este tema pues a nivel social y político no pierde relevancia, la situación de violencia y criminalidad que experimentamos en México puede volver a avivar las intenciones de su aplicación en nuestro país.

CONCLUSIÓN…

A favor…

Se piensa que la autoridades deben ser drásticas pero eso no hace que los familiares de la víctima recobren la persona asesinada. Al contrario, vivir con el odio puede multiplicar ese dolor. Hay veces que se nos presentan personas, las cuales son irremediables, ir rescatables, y es inútil aplicar en ellas ningún tipo de rehabilitación o enviarlos a cárcel. Es más económica la pena de muerte, que no mantener al preso encarcelado durante largos años. Si una persona mata a alguien, la tortura, viola o le realiza cualquier tipo de violación de sus derechos, esa persona también merece morir, ya que no bastara con penas privativas de libertad.

En contra…

Puede existir un posible error judicial. Hay informes que dicen que algunos condenados en algunos países resultaron ser inocentes. Y aunque no sean inocentes, es posible la rehabilitación del condenado. No es fácil que una persona violenta cambie pero es posible. Donde hay pena de muerte no hay menos crímenes que en los estados donde no existe. Y es que, en la mayoría de los casos, los crímenes no son premeditados sino que son el resultado de un robo u otra acción delictiva que sale mal y acaba en asesinato, la pena de muerte no va a evitar estas muertes. Por muy grande que sea el nivel de degradación de una persona esta nunca pierde el derecho fundamental a la vida ya que este es uno de los derechos humanos.

Bibliografías…

perlaporras.blogspot.com/.../argumentos-favor-de-la-pena-de-muerte.ht...

www.animalpolitico.com/.../los-mexicanos-favor-de-la-pena-de-muerte-e...

Tratado de los delitos y de las penas, precedido de unas noticias sobre Beccaria, 1a. ed. facsimilar, México, Porrúa, 1982, p. 126.

30 Derecho penal y criminología, Bogotá, Temis, 1986, pp. 206 y 210.

31 Pena de muerte (El ocaso de un mito), Buenos Aires, De palma, 1985, p. 16.

32 “Presentación”, en Pena de muerte (El ocaso de un mito), cit., nota anterior, p. XX.

Fernández Muñoz, Dolores (coord.), “Pena de muerte”, Me moría del coloquio internacional La Pena de Muerte, un Enfoque Pluridisciplinario, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Comisión Nacional de Derechos Humanos, 1993. pp. 113 y 114.

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