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Psiquismo Fetal


Enviado por   •  2 de Mayo de 2013  •  3.635 Palabras (15 Páginas)  •  760 Visitas

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PSIQUISMO FETAL*

Por Chiappello María Beatriz

INTRODUCCIÓN

Como docente integrante de la Cátedra de Psicología Evolutiva hace tiempo venía preguntándome ¿qué sucede en la vida intrauterina con lo psíquico? ¿hay psiquismo antes del nacimiento?. La psicología evolutiva ¿no debe partir desde la concepción, planteando la existencia del psiquismo embrionario–fetal?

Es así que motivada por el interés de aproximarme al conocimiento del Psiquismo fetal, comencé a investigar la bibliografía psicoanalítica referente al mismo, encontrando que era un tema poco investigado en profundidad y que salvo excepciones, los autores sitúan el inicio de lo psíquico a partir del nacimiento.

Rescato dentro de la literatura psicoanalítica a nivel internacional, los desarrollos acerca de la vida intrauterina realizados por Ferenczi; Fodor, R; Bion, W; actuales estudiosos de Bion como Biancheri, E; Bronsteim, D; estadounidenses como Michael, Paul; Osterwell Ph D, Erna; franceses como Soulé, Michel; This, Bernard; Bouchart, Anne.

Dentro de la escuela psicoanalítica argentina podría señalar como más relevantes, los escritos de Rascovsky, A.; Pichon Riviére, E.; Chiozza, Luis.

Frente a la brevedad del presente trabajo, me limitaré a la investigación bibliográfica que realicé sobre los autores argentinos citados, aunque Quiroga Ana; Fontana A. y quizás otros también estudiaron esta temática.

PSIQUISMO FETAL

Según A. RASCOVSKY, para introducirse al estudio del psiquismo fetal se debe, primero, aceptar y elaborar el trauma de nacimiento con su angustia concomitante. La dificultad para superar la enorme angustia producida por el trauma de nacimiento, es la razón más explicativa para comprender la resistencia y la amnesia frente al conocimiento de la existencia de un psiquismo prenatal, que es una fase del desarrollo donde se dan las primeras relaciones de objeto entre el yo y las protofantasías heredadas que coexisten en el Ello.

Rascovsky admite la existencia de un yo y un Ello durante la vida fetal y afirma que entre ambas instancias psíquicas se establece una intensa relación ya que hay una completa permeabilidad entre ambas, y es esa permeabilidad la que permite el desarrollo del yo fetal. Éste realiza una labor muy compleja que es la de construir su cuerpo reproduciendo las representaciones existentes en el Ello (protofantasías heredadas filogenéticamente) y su función esencial es la de establecer las primeras relaciones con las protofantasías heredadas. Para poder llevar a cabo la tarea de crecer, el feto utiliza los modelos correspondientes almacenados en el Ello y está totalmente dedicado a reproducir en el Yo la herencia filogenética depositada en él.

La resistencia a aceptar la existencia de este psiquismo es tal, que se ha llegado a la negación de las representaciones heredadas endopsíquicas, que son las que constituyen los objetos propios del yo fetal y que están situadas en el Ello, éste “constituye el primitivo ambiente del yo donde se desenvuelve la herencia”. (Freud, 1923).

Para la comprensión del psiquismo fetal, se debe admitir –entonces– la existencia de objetos internos prenatales heredados. El yo fetal está íntimamente conectado con esos objetos arcaicos y atribuye a ellos las realizaciones que se producen en el transcurso de su desarrollo evolutivo intrauterino. Durante el período embrionario–fetal hay inexistencia de objetos externos reales, lo que permite que el yo fetal establezca relaciones con sus objetos internos heredados, porque todo contacto con la realidad externa es llevado a cabo por la madre mediante el suministro incondicional del cordón umbilical. El proceso de integración del yo comenzaría en este período fetal a través de las identificaciones primarias.

Es en lo post–natal (estadio oral–digestivo, según el autor), cuando el yo establece definitivamente relaciones con los objetos externos. Cuando se interrumpe el suministro continuo de alimento, oxígeno, etc. recibido a través del cordón umbilical, la frustración provocada por dicha interrupción incrementa los instintos de muerte, siendo –además– el motor que fuerza y obliga al yo a salir en búsqueda de esos suministros, en el mundo externo. Éstos antes eran función de la madre, ya que ella respira, come, termorregula para el feto permitiéndole así una intensa relación con los objetos innatos ideales.

Además, sostiene este autor que, para vencer la resistencia a aceptar la existencia de un yo fetal, hay que actuar sobre la represión primaria que se establece en el nacimiento por lo traumático de esa situación, generando un gran monto de ansiedad. Éste es el momento en que dicha ansiedad alcanza la mayor intensidad desarrollada en el curso de la vida. Esta represión primaria implica la represión de la visión interior primitiva de los objetos internos heredados (objetos prenatales), que constituyen réplicas de objetos externos arcaicos registrados filogenéticamente.

Sintetizando el yo prenatal:

Es esencialmente un órgano perceptor. Debe poseer un instrumento perceptor visual para captar las representaciones internas.

Es permeable a los contenidos del Ello porque no se ha establecido aún la represión primaria, y ese libre flujo entre Ello y yo es comparable al del suministro físico existente a través del cordón umbilical. Así reproduce las imágenes del Ello y se convierte en su doble (duplicación de los aspectos parciales del Ello).

Se desarrolla a expensas de su primitivo ambiente que es el Ello. Hasta que se organice se siente en unidad con él y corresponde a una condición ideal, se constituye en un yo ideal; lo que explicaría que en las fantasías de “retorno al útero”, el sujeto busca adquirir nuevamente ese “estado ideal de su yo”.

Encuentra en el Ello sus patrones de identificación, o sea, su ideal del yo.

Está integrado por los objetos internos bidimensionales ideales.

Ese yo fetal, afirma Rascovsky, mantiene una unidad, coherencia e integridad hasta el nacimiento; donde se desestructura con el impacto del trauma del nacimiento, que provoca la disociación del yo. Una parte va en búsqueda de la realidad exterior y la otra, se integra al ideal del yo con los aspectos sádicos, frustrantes y censores del Superyó.

Con la disociación que experimenta el yo para adaptarse a la realidad exterior (momento en que el ideal del yo adquiere características sádicas del Superyó), se interrumpe la libre conexión y la unidad con las fantasías inconscientes (Ello),

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