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Realidad Y Juego Winnicot

aleesquivel22 de Octubre de 2012

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REALIDAD Y JUEGO WINNICOTT

El presente ensayo tiene por objetivo analizar y exponer la teoría del objeto y los fenómenos transicionales de Donald Winnicott en relación con el juego. Aborda ampliamente el tema del juego y la posibilidad de que a través del mismo, el niño o la persona reflejan situaciones familiares, gustos y personalidad, entre otros.

Para empezar abordare lo que el autor planteo en su primer capítulo de este libro y para eso es necesario comenzar explicando el papel que la teoría de las relaciones objetales concede a la “madre”. En este sentido, Winnicott afirma que el bebé no puede adaptarse solo al entorno, necesita de un “ambiente facilitador” producido por la madre, quien tiene un papel privilegiado en la constitución psíquica del niño.

A este rol facilitador Winnicott la denomina “la madre suficientemente buena” pues ella será capaz de ilusionar al bebé, ya que realizará una adaptación activa a las necesidades del niño, que irá disminuyendo gradualmente, y luego tendrá que desilusionarlo al no satisfacer todas las necesidades del niño inmediatamente. Como consecuencia de esto, la habilidad del niño para explicarse el fracaso de la adaptación aumentará, permitiéndole tolerar la frustración.

Entre los medios con que cuenta el bebé para enfrentar ese retiro materno se consideran los siguientes: su experiencia; una creciente percepción del proceso; el comienzo de la actividad mental; la utilización de satisfacciones auto eróticas; el recuerdo, las fantasías, los sueños, la integración de pasado, presente y futuro.”

La madre suficientemente buena se encuentra entre dos extremos que afectarán el desarrollo psíquico del niño

Según la concepción de Winnicott, el ser humano tiene la posibilidad de transitar desde la dependencia absoluta del medio ambiente a una independencia relativa, desde la subjetividad total no organizada a un mundo compartido. Esto implica que en el recorrido se deberá aceptar la existencia de un mundo que no sea el propio yo, es decir, el mundo no-yo.

Winnicott se formula algunas preguntas centrales: ¿qué tipo de vinculación establecerá el sujeto en el tiempo entre la subjetividad y el mundo externo, entre la fantasía y la realidad?, ¿cómo transcurre el hiato entre la subjetividad y la objetividad?

Su hipótesis es que lo hace a través de la constitución de un tercer espacio virtual, un área intermedia de experiencia, en la que concurren participativamente tanto la realidad interna como la externa. Es un espacio ilusorio, el espacio transicional.

Winnicott describió que el bebé, en los estadios tempranos del desarrollo humano, se vincula con el mundo externo a partir de sí mismo, de sus propios gestos, de su creatividad primaria, siempre y cuando sea sostenido por el otro en una relación de dependencia que el sujeto ignora, de tal forma que lo exime de reconocer o de negar la situación de dependencia.

El tipo de vinculación que establece desde la subjetividad, que Winnicott la denominó "ilusión", le permite generar una continuidad entre sus propios gestos y el objeto externo.

Winnicott dice: "La fantasía es más primaria que la realidad, y el enriquecimiento de la fantasía con las riquezas del mundo depende de la experiencia de la ilusión."

Winnicott denominó "fenómenos y objetos transicionales" a los procesamientos psíquicos y a los objetos propios del área de ilusión, nombrando, entre ellos, a "un puñado de lana o la punta de un edredón, o una palabra o melodía, o una modalidad". La pauta de los mismos comienza a aparecer entre los cuatro y los seis meses de vida y pueden persistir durante la niñez.

El aporte de funciones que ocurren por la adaptación de la madre a las necesidades del self del bebé posibilita el espacio de ilusión del niño, zona virtual que se produce por una situación paradójica estructurante del psiquismo en la que el niño crea lo que ya está ahí.

Se introducen los términos , “objetos transicionales” y “fenómenos transicionales” para designar la zona intermedia de experiencia , entre el pulgar y el osito , entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto , el parloteo del bebe y la manera en que un niño mayor repite un repertorio de canciones mientras se prepara para dormir , se ubican en la zona intermedia , como fenómenos transicionales , junto con el uso que se hace de objetos que no forman parte del cuerpo del niño aunque todavía no se los reconozca del todo como pertenecientes a la realidad exterior.

De cada individuo que ha llegado a ser una unidad , con una membrana limitante , y un exterior y un interior , puede decirse que posee una realidad interna , un mundo interior ; la tercera parte de la vida de un ser humano , es una zona intermedia de experiencia a la cual contribuyen la realidad interior y la vida exterior .

Es habitual la referencia a la “prueba de la realidad” , y se establece una clara distinción entre la apercepción y la percepción ; existe un estado intermedio entre la incapacidad del bebe para reconocer y aceptar la realidad , y su creciente capacidad para ello ; la sustancia de la ilusión es lo que se permite al niño y lo que en la vida adulta es inherente del arte y la religión , pero puede convertirse en el sello de locura , cuando un adulto exige que los demás acepten una ilusión que no les pertenece . El enfoque tiene que ver con la primera posesión.

Winnicott afirmó que el objeto transicional no es ni el trozo de tela ni el oso de felpa que usa el niño, más que el objeto usado es el uso del objeto. Resume de este modo las cualidades especiales de la relación del bebe con el objeto transicional:

a) El bebe se arroga derechos sobre el objeto y estoy de acuerdo con esta toma de posesión

b) El bebe acaricia cariñosamente el objeto, también lo quiere con excitación y lo mutila

No hay olvido ni duelo por el objeto. El objeto pierde su significado y ello se debe a que los objetos transicionales adquieren un carácter difuso, se esparcen por todo el territorio intermedio que separa “la realidad psíquica interna” y el mundo externo tal como lo perciben dos personas en común, es decir que dichos fenómenos abarcan todo el campo de la cultura.

La primera posesión, se vincula en el tiempo con los fenómenos auto eróticos y la succión del puño y del pulgar, y más adelante con el primer animal o muñeca blandos y con los juguetes duros. Por otra parte tiene vinculación con el objeto exterior (el pecho materno) y con los objetos internos (el pecho mágicamente introyectado) pero es distinta de ellos. Los objetos y fenómenos transicionales pertenecen al reino de la ilusión que constituye la base de la iniciación de la experiencia. Esa primera etapa de desarrollo es posibilitada por la capacidad especial de la madre para adaptarse a las necesidades de su hijo, con lo cual le permite forjarse la ilusión de que lo que él cree existe en realidad. La zona intermedia de experiencia, no discutida respecto de su pertenencia a una realidad interna o exterior (compartida) , constituye la mayor parte de la experiencia del bebe , y se conserva a lo largo de la vida en las intensas experiencias que corresponden a las artes y la religión , a la vida imaginativa y a la labor científica creadora . Por lo general el objeto transicional del bebe se descarga poco a poco, en especial a medida que se desarrollan los intereses culturales. Es claro que lo transicional no es el objeto; este representa la transición del bebe, de un estado en que se encuentra fusionado a la madre a uno de relación con ella como algo exterior y separado.

"Es interesante examinar la relación que, con los objetos, tiene el individuo con el mundo autocreado de la fantasía". Curiosamente, para que algo devenga real tiene que partir de una ilusión. Si lo real es presentado sin la cobertura ilusoria, adquiere una cualidad fáctica, ajena al sujeto.

El concepto de ilusión es utilizado por Winnicott en el sentido de la superposición plausible de lo deseado y lo real de manera asumible y tolerable para el sujeto, no así en la dirección de engaño o delirio.

Por lo tanto, la sustancia con la que se construye el encuentro es la de la ilusión, por eso Winnicott dice: "La experiencia es un tráfico constante en ilusión, un reiterado acceso a la interacción entre la creatividad y lo que el mundo tiene para ofrecernos".

Por lo expuesto hasta ahora, puedo sostener que el psiquismo no se autoengendra, como tampoco es impreso desde el exterior, sino que se genera en el vinculante encuentro entre los potenciales heredados del sujeto y la subjetividad de los otros significativos del medio ambiente. Cada sujeto construye su tramado singular a partir de la vincularidad ilimitada del ámbito creativo.

Acerca de este encuentro donde se genera el objeto transicional, Winnicott escribe: "Puede decirse que se trata de un convenio entre nosotros y el bebé, en el sentido de que nunca le formularemos la pregunta: ¿Concebiste esto, o te fue presentado desde afuera?".

Pelento dice al respecto: "Este acuerdo, este convenio que implica algo del orden de lo simbólico (aunque el objeto transicional es pre-simbólico) va a indicar cierta dirección en la clínica: el analista debe aceptar la paradoja sin forzar al paciente a que corrija representaciones cuando no concuerdan con la realidad. Las así llamadas 'confrontaciones' no se deben formular".

Winnicott propone una tesis que daría cuenta cómo concibe el psicoanálisis o la psicoterapia (dice no distinguir ambos términos para los fines de la exposición) “La psicoterapia

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